The Dark Sky

Capítulo 11 ~ ¿Un Día Felíz?

Era un día cualquiera de domingo, ya habían pasado 4 días de aquel suceso en el callejón y casi una semana de lo ocurrido con Yuko. Emely seguía vagando por las calles sin encontrar donde quedarse.

El calor y el hambre eran insoportables hasta que no pudo más. Se sentó con sus piernas sobresaliendo del puente y cerro los ojos esperando el despertar y no estar sufriendo más. De repente una mano tocó su hombro con suavidad.

— Emely — Dijo una voz juvenil.

Los ojos de Emely se abrieron de golpe al oír aquella voz tan familiar y se llenaron de lágrimas.

— Ha-Hanabi — Susurro.

El chico se acercó y se sentó junto a ella, ambos mirando hacía el pequeño riachuelo que había abajo.

— ¿Qué haces aquí? — Dijo Emely.

— Te dije que aquí vengo cuando busco escapar de mi realidad — Respondió con seriedad — Además prometí que siempre estaría ahí para ti — Agregó.

— Pero... yo te lastimé y también asesine a Yuko — Dijo cabizbaja.

— Sí, puede que Yuko lo merecía, pero no creo que seas una asesina — Dijo el joven.

— No lo crees — Dijo Emely mientras lo veía con sus ojos llenos de lágrimas.

— No. De hecho eres una persona noble y muy buena que fue dañada por esa ella — Dijo mientras miraba al agua.

Emely sólo sonrió.

— ¿Tienes hambre? — Pregunto serio.

Emely sólo asintió. Hanabi se levantó y ayudo a Emely a hacer lo mismo, posteriormente dejaron el puente y la maravillosa vista que daban los árboles de cerezo.

Ambos se encontraban comiendo en un restaurante, pero Emely se sentía incomoda por lo que había hecho, se sentía un monstruo aunque Hanabi sabía que no era así, él sentí algo más que afecto por ella.

— ¿Por qué lo hiciste? — Comenzó diciendo.

— No lo sé. Hubo algo dentro de mi que me hizo hacerlo — Respondió tímida la pequeña.

— Créeme que también odio tanto a Yuko, pero no era para que la matarás — Dijo en un tono gracioso.

Ambos se miraron fijamente y los dos soltaron un suspiro al mismo tiempo.

— ¿No tienes donde quedarte? — Pregunto él.

— No — Respondió Emely con la cabeza baja.

— Entonces vendrás conmigo — Dijo Hanabi con una sonrisa.

Terminaron de comer y Hanabi llevo a Emely a su departamento. Emely no lo podía creer. No podía creer que estaba con Hanabi y más a parte en su departamento.

— ¿Vives solo? — Pregunto Emely.

— Sí, deje la casa de mis padres a los 15 — Respondió.

Emely recorrí con la mirada cada rincón del lugar, era algo fabuloso; no era desordenado, ni estaba sucio ni nada de eso, simplemente era impresionante.

— En la puerta del pasillo a la izquierda está el baño por si quieres darte una ducha — Menciono Hanabi.

— E-está bien — Respondió Emely en voz baja.

— Como no tengo ropa de mujer tendré que prestarte algo mío — Agregó con una sonrisa burlona.

Emely se dirigió al baño y se desnudo viéndose al espejo. Miro su rostro, sus ojos estaban rojos por tanto llorar. Abrió la llave de la regadera y empezó a ducharse.

Mientras se duchaba sintió un frío que helo cada fibra de ella pesando que la ventana estaba abierto más no era así. Siguió duchandose sin dar importancia a lo sucedido y las escenas de Yuko en el suelo toda llena de sangre.

Al terminar encontró la ropa que Hanabi le había dejado para que se la pusiera. Al salir Hanabi estaba preparando la cena.

— Oh, si te quedó la ropa eso es bueno — Dijo Hanabi mientras la miraba desde la cocina.

— Gracias en verdad — Dijo Emely sonrojada.

— No tienes porque agradecer. Anda, siéntate que vamos a cenar — Le respondió Hanabi mientras ponía dos platos.

— ¿Dónde aprendiste a cocinar? — Dijo intrigada Emely.

— Mi mamá me enseñó — Respondió.

Ambos cenaron, platicaron, rieron, era el momento más feliz después de lo sucedido. Emely no había sentido tanta felicidad desde aquel día en que sus padres la llevaron a las playas de una ciudad italiano y su papá se había atorado en la arena. Terminaron de cenar y Hanabi llevo a Emely a su habitación.

— Esta es mi habitación donde te vas a quedar ya que la otra habitación está totalmente ocupada de cosas inútiles — Expreso Hanabi con un poco de alegría.

— Pero tú. ¿Dónde dormirás? — Dijo con preocupación Emely.

— En la sala así que no hay problema — Le respondió con una sonrisa que derretía a Emely por dentro.

— Está bien — Dijo roja.

— Por cierto. ¿La criatura esa no tiene nada que ver con lo que pasó? — Dijo.

— No lo sé, pero también hay alguien más — Respondió.

— ¿Alguien más? — Cuestionó.

— Una vez tuve como una tipo visión donde veía a una chica, pero no está en Japón — Contestó.

— ¿Crees que tenga algo que ver? —

— No tengo la mínima idea, pero algo me dice que tengo que encontrarla — Respondió con seriedad.

Cada quien se acostó en su lugar y durmieron. Pero mientras Emely dormía en sus sueños ella se encontraba en un castillo, pero era un castillo totalmente diferente, era un poco más oscuro y el ambiente era tensó. Ella caminaba sobre los pasillos que parecieran no acabar nunca hasta que encontró a dos sujetos dialogando, su curiosidad hizo que se acercará a escuchar.

— Ella es la última pieza que necesito — Decía un hombre de cabello oscuro y corto al cual no podía ver bien.

— Pero señor — Replicaba el otro.

— La necesito general — Decía con insistencia el hombre sentando en ese gran trono.

— Haré todo lo posible por traerla — Respondía ese tal general.

— ¿Dónde estás Ilum? ¿Dónde? — Murmuraba el hombre.

Emely despertó de golpe con sudor y un gran escalofrío que recorría todo su cuerpo.

Agitada tomo sus cosas y salió del departamento de Hanabi de vuelta a la calle a vagar sin rumbo fijo.

 




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