El capitán Dell se encontraba sentado en la sala de su hogar pensativo, ideando un plan para salvar a Emely.
Emely se había despertado y se encontraba desayunando, al ver que su maestro estaba tan pensativo se acerco a él curiosa.
— ¿Se encuentra bien? — Preguntó intrigada.
— Ya se aproxima el fin para mí — Respondió el capitán.
— ¿Su fin? — Cuestionó dudosa.
— He notado que no portas tu cristal — Dijo el capitán Dell.
— ¿Mi cristal? — Cuestionó confundida.
— Al paracer no lo recuerdas aún. Ven, toma asiento — Dijo el hombre.
*Narra el Capitán Dell*
Hace bastante tiempo, mucho antes de que tu padre naciera, el reino estaba conformado por los 4 mundos: El ancestral, el del bajo astral, el de los muertos y el de los mortales.
En esos tiempos un anciano vivía en una cueva, todos pensaban que era un ermitaño, más no era así. Él era un gran hechicero y tenía en mente el crear un cristal que pudiera ser muy poderoso, tan poderoso que sería posible derrotar un imperio con sólo usarlo.
Para hacer eso emprendió un viaje a a los otros mundos ya que él era del mundo mortal. Primero viajo a la parte del mundo de los muertos donde encontró una planta muy peculiar. Después se dirigió a la parte del mundo astral donde obtuvo el agua más pura y cristalina. Por última viajo a lo más recóndito el reino donde sustrajo un pedazo de carbón y un poco de lava.
Al regresar a sus tierras; el hombre se oculta de nueva cuenta en su cueva y puso manos a la obra, aunque sabía que si creaba un sólo cristal podía caer en malas manos y todo sería un caos así que se le ocurrió una idea: dividir el cristal en dos y aunque fueran poderosos por separado, juntos sería el arma más letal.
Paso 5 meses sin ver la luz del día hasta que por fin logro crear el primer cristal utilizando el agua cristalina del mundo astral y un poco del elemento del aire, una parte del carbón fue más que suficiente para crear aquel pedazo. Luego paso otros 5 meses e hizo el segundo cristal usando la lava y un poco de tierra, el último pedazo de carbón fue lo justo para crearlo.
El hechicero no sólo hizo que el cristal fuera poderoso, no, sino que también logro hacer que quien portará uno de los dos cristales sería más fuerte, más veloz, más ágil y ya con ambos unidos sería invencible.
Cómo sabía el peligro que se crearía si alguien le diera mal uso decidió esconderlo, pero no contó que los cuatro mundos entrarían en un conflicto y se hiciera una civil.
Como el ya era una persona de avanzada edad y la guerra había dejado estragos, dió el cristal un pequeño niño que caminaba por las praderas. El hechicero le hizo prometer que guardaría el cristal y cuando tuviera dos hijos varones debería de dividir el cristal para que cada quien lo protegiera.
* Termina de narrar el capitán Dell*
El capitán Dell dió un trago a su té y miro a una Emely sorprendida por lo que le había contado.
— ¿Quién portó los cristales después? — Pregunto curiosa la pequeña.
— Pues... los cristales pasaron a tu padre y el se los dió a ti y al... — Hizo una pausa.
— ¿A quién? — Pregunto.
— Al general Rid — Dijo soltando una bocanada de aire.
— ¿Por qué se lo daría a él? — Pregunto confundida e intrigada.
— Porque el general Rid es... — Se puso nervioso.
— ¿Mi qué? — Insistió Emely.
— El capitán Rid es... — Trago saliva — Él es tu hermano — Dijo.
La cara de la pequeña se llenó de sorpresa ya que quien había matado a su padre era su hermano, su propio hijo lo mató.
— Y ¿Dónde están los cristales? — Pregunta ahora más seria.
— Ese es el problema que pueden estar en cualquier parte del mundo mortal — Respondió el capitán Dell aún nervioso.
— Quiero entrenar — Dijo con decisión la pequeña.
Ambos bajaron al sótano y empezaron con el entrenamiento. Mientras que en en lo alto se encontraba el general Rid que había oído todo al respecto de los cristales.
— Terminaré está misión y después iré por mí cristal —
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Editado: 25.06.2020