— Emely tiene más fuerza de lo que imaginaba, con razón Akuma la quiere. Pero importa más mi cristal que Akuma — Se decía a si mismo Rid.
Empezaba otro día y Emely seguía inconsciente tras el entrenamiento que tuvo con su hermano. El capitán Dell seguí tratando de idear un plan para mantener un poco más de tiempo a salvo a Emely, pero sabía que el tiempo estaba sobre ellos y pronto el cielo azul se haría gris.
Dell sin perder un minuto más empezó a investigar sobre las conexiones entre los cristales, pero nada daba con su paradero.
Emely de repente despertó bruscamente. Después de un rato bajo para desayunar algo, cuando paso por la sala vio a Dell sumergido en un libro que era diferente a los que había en la biblioteca.
— ¿Qué hace capitán? — Preguntó.
— Investigó más sobre los cristales — Dijo.
— Señor, dígame. ¿Los demonios se tienen que alimentar de almas para hacerse más fuertes? —
— No sólo para hacerse más fuertes sino también para vivir — Respondió aún con los ojos en el monitor.
— ¿Yo haré eso? — Preguntó algo tímida.
— Si dejas que te controle tu demonio, sí — Respondió con frialdad.
Emely se acerco a la venta y miro lo hermoso del exterior y pensó en lo que iba a pasar ahora en adelante.
— ¿Qué cree que pase? — Preguntó en voz baja.
— Una guerra — Respondió.
Bajo la cabeza y recordó a su padre, a su verdadero padre. En ese momento el recuerdo cambio a algo que le dijo.
— ¿Es verdad que soy la salvación? — Preguntó.
— Sí lo eres — Respondió serio.
— ¿Porqué mi hermano se unió a Akuma? —
— Por el poder que él le prometió. Todos hacemos cosas por poder — Respondió algo malhumorado.
En ese momento el cielo se oscureció y un helado frío lleno la casa. De pronto la voz de Rid empezó a resonar por la cabeza de la jovencita.
— Emely... Emely — Le susurraba.
— ¿Qué quieres? — Respondió de mala gana.
— Dile a Dell que llegó su hora, su fin está cerca —
La oscuridad se disipó y Emely cayó sobre las escaleras fatigada. Su respiración se había acelerado.
— ¿Qué te dijo? — Cuestionó el capitán.
— Él te quiere matar — Respondió tristemente.
— Ya veo — Dijo pensativo.
— Señor ¿Qué tiene pensando hacer? — Cuestionó la pequeña.
— Vamos a entrenar — Dijo el hombre.
Ambos se encontraban en posición e inicio el último entrenamiento. Emely fue quien atacó primero. Sus golpes eran más fuertes y certeros, daban siempre en el blanco.
— Haz mejorado bastante — Dijo el capitán Dell.
Emely sólo pensó en todo lo que había vivido en tan sólo un mes, era algo que para cualquier persona le haría acabar con su vida, pero para ella fue diferente, muy diferente.
Emely golpeaba por todos lados al capitán Dell, pero de un momento a otro un gran odio la invadió y empezó a controlarla.
— Emely tranquila — Dijo el capitán Dell al ver lo que pasaba.
— ¿Por qué debería de tranquilizarme? ¡Bastardo! — Respondió con enojo.
Emely golpeaba más fuerte y más rápido. A diferencia de los golpes anteriores estos eran más letales, eran para lastimar o inclusive matar. El capitán Dell no podía defenderse ya que mientras cubría otros golpes unos nuevos daban en el blanco.
— Emely debes de controlar tu demonio interior — Decía el mentor.
— ¡Calla! — Exclamó.
En la mente de Emely pasaban las escenas de cuando la iban a abusar de ella, cuando mato a Yuko, de la muerte de Hanabi, su madre, todo eso la llenaban de odio y rencor.
El capitán Dell se encontraba lleno de sangre y de moretones, pero aún así la pequeña no se detenía hasta que en un descuido el capitán Dell dió un fuerte golpe casi en la nuca de la joven haciendo que cayera al piso.
— Perdón Emely — Dijo mientras la levantaba.
La llevo a su habitación y ahí se quedó hasta que se despertó. Ambos se miraron fijamente, pero sin decir palabra alguna. El capitán Dell dió la espalda a la pequeña y se dirigió a la puerta. Antes de salir la pequeña preguntó a dónde tenía pensado ir lo cual respondió que a afrontar su destino.
El capitán Dell salió sin prisa mientras que Emely no sabía qué hacer, si detenerlo o no aunque la curiosidad se apoderó de ella y fue traes de él. Después de tanto seguirlo por fin lo encontró, pero su sorpresa fue cuando empezó a nombrar al general.
— Estoy aquí así que sal ya — Gritaba.
— Vaya ¿Qué tenemos aquí? El capitán viene a morir — Dijo sonriente — ¿A qué debo esto? —
— Sé que quieres matarme así que aquí estoy — Dijo en voz alta.
Emely sólo veía oculta lo que pasaba.
— Sí, exacto capitán, te quiero matar y lo haré — Respondió — ¡Te mataré! —
— No te tengo miedo — Dijo valientemente.
— ¿Sabes? Siempre he querido probar el alma de un arcangel ya que dicen que tiene un sabor que va más allá de la perfección — Dijo con una sonrisa.
— Te costará eso — Susurro.
— Tomaré el riesgo — Replicó.
— Creeme te costará muy caro el asesinarme —
— Capitán Dell deje de hablar ya que los muertos no hablan —
— Pagarás por tus crímenes y por la traición que le hiciste a Satmaru —
— Descuida pronto te reuniras con él en el mundo de los muertos — Le grito .
La noche empezaba a caer y una nueva pelea iba a suceder aunque esta vez sólo uno saldría con vida. El viento soplaba y las miradas se cruzaban.
— Llegó la hora — Murmuró para sí mismo — Mi misión acaba aquí —
— Vamos Dell terminemos esto —
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Editado: 25.06.2020