Introducción
Hubo un día en que conoció a aquella dulce muchacha que le dejó prendado con su belleza, casi de una forma instantánea.
Hubo un día donde deseó corromper a aquella dulce joven que sonreía a pesar de los dolores o cargas que le traía la vida, en donde su maldad luchó contra sí mismo, pues él sólo conocía una maldad cuyas intenciones siempre iban cargadas de malicia.
Fereth (o Lucifer) nunca tuvo el deseo de enamorarse, nunca había conocido tal sentimiento hacia ningún demonio mismo, mucho menos hacia algún humano. Pero ahora que conocía dicho sentimiento, se sentía asustado.
Amaba a esa chica. Pero temía corromper a aquel «ángel» que le miraba con ojos diferentes, risueños.
Él no quería que ella sufriera por su culpa.
Él no quería meterla en el mundo al que él pertenecía.