The Dimensions (libro 2) "The journey of the seven"

6. El grupo único

Loewen despertó con un fuerte dolor de cabeza y ganas intensas de ir a vomitar, pero se vio más motivada por el latido intenso de su corazón al no reconocer el lugar donde se encontraba. Era consciente de que era una gran fortaleza hecha totalmente de tierra húmeda, olía con intensidad a ello e incluso lograba ver fuertes raíces y pequeñas hojitas que comenzaban a crecer. No había nadie que conociera, pero por el hueco donde debería haber una puerta, pasaban varias personas que de pronoto volvía la cabeza hacía ella, pero rápidamente miraban al frente.

—¿Qué coño está pasando?

—Veo que despiertas al fin.

Loewen levantó la cabeza y miró como de repente Eiden estaba recostado en el umbral de tierra, con la sonrisa torcida y algunos rasguños en su cara.

—¿Eiden…? ¿Qué pasa ahora?

—Estamos en la fortaleza de los no sé qué oscuros. 

Eiden se acercó hasta sentarse junto a la chica en la cama hecha de tierra y hierva, Loewen se levantó un poco y tocó su cabeza con algo de dolor.

—¿Ya decidieron que hacer con el arma mortal que soy?

—No te llames así y en realidad, el plan es el mismo que en los AFTA, te ayudaremos a llegar al protector.

—Pensaba que me consideraban una amenaza.

—¿Cómo lo…? No importa, te ayudaremos.

—Por conveniencia.

—Impresionante pecas, aún no sé qué tantos poderes tienes, pero es impresionante.

—No me llames así —ella pujó y se sentó al borde de la cama— ¿Entonces?

—Ven, todos te están esperando en la sala de juntas.

—Uy, se escucha tan importante —ironizó—, ¿por qué no mejor me noqueas de nuevo en la cabeza?

—Graciosa, pero no.

Loewen se puso de pie, pero irremediablemente flanqueó y cayó de rodillas al piso, se sentía bastante mareada por el uso de sus poderes, pero sabía que ese sello se iría debilitando y si seguía utilizándolos, más se desgastarían al punto que el daño colateral que le causara sería mínimo. Iba conociéndose más de lo que ninguno pensaría y aquellas siete Loewens asesinas ahora actuaban como una, querían lo mismo que ella, ser libres.

El lugar de reuniones era de tierra, al igual que toda la fortaleza, los asientos alrededor de una piedra fortificada en forma de circulo enorme estaba rodeada por asientos de ramas con diferentes tipos de flores o césped. Los amos tierra eran bastante creativos en cuanto a sus hogares o fortalezas, pero no podía evitar pensar en cómo diablos lograban respirar a tantos metros debajo de la tierra.

—Hola, nos es un gran honor conocerte al fin Única.

—Soy Loewen Renninger, gracias.

Respondió insolente a pesar de la faz adusta de aquella mujer de mayor edad, tenía una cabellera tupida color café oscuro, unos ojos café-verdoso y una larga cicatriz que le atravesaba la cara, pese a todo aquello, era hermosa y bastante intimidante.

—Él es Raimer, madre de Ratnik y la líder de la tierra —presentó Eiden.

La mujer dio un asentimiento de cabeza y señaló una silla de tierra junto a ella.

—Toma lugar única.

—Genial, sigo diciendo lo mismo, tengo nombre.

La líder de la tierra soltó tal carcajada que provocó un leve movimiento en la fortaleza, pero al final no parecía haber heridos por los pequeños derrumbes de la fortaleza que fueron rápidamente repuestos por otros amos tierra.

—No pretendía ofenderte —le dijo—. Pero ahora están aquí los grandes líderes de las casas todos esperando por ti.

—¿Dónde está el Rey Richard?

Todos callaron rápidamente y miraron a lo bajo.

—El rey Richard ha sido capturado junto con otros muchos amos Elementaristas.

—¿Qué? ¡Entonces hay que ir a rescatarlo! —dijo desesperada, mirando a Eiden que mantenía la mirada hacia el centro de la mesa, altivo y sereno, como si no hablaran de su padre, de su familia— ¡Eiden!

—Hay cosas más importantes por ahora —dijo otro hombre, calvo y con ropas holgadas—, nosotros nos encargaremos de los prisioneros. Capturaron a Richard por la única razón de que es el rey Elementarista, pero lo recuperaremos.

—¿Qué es más importante que rescatar a los rehenes? —inquirió Nubiya—, la mayoría de los del pueblo del agua han sido capturados.

—¡Nubiya! —regañó el líder agua— Creo que entiendes que no hay opción y así como Eiden no ha ido corriendo a salvar a su familia, tú puedes aguardar sin tu hermano.

La muchacha mordió fuertemente su mejilla y miró hacia otro lado, ocultando su tristeza y posibles lágrimas.

—Se ha dictaminado que lo mejor que podemos hacer ahora es llevar a Loewen junto a su protector, él sabrá qué hacer con la situación.

Loewen había puesto total atención de lo que todos aquellos amos Elementaristas decían, parecía que todo estaba decidido y ella era tratada como una pequeña niña la cual no tenía ni voz ni voto, sabía que normalmente actuaba de esa forma, pero debían empezar a respetarla, no solo sabía que todos los de ahí eran inferiores a ella, sino que le temían, aunque no lo demostraran. Quizá los de esa mesa lo ocultaran mejor, pero el resto de los refugiados no, ellos no. Aquellos amos aire que se la pasaban filtrando para que respiraran, esos amos tierra que mantenían toda fortaleza en pie y esos del agua que proveían manantiales internos… todos ellos mostraban sin tapujos el miedo que sentían por ella.




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