14. Amor chamuscado
Sus besos son suaves pero osados y tienen un ligero sabor a frambuesa, por el bálsamo labial que lleva puesto. Cientos de pensamientos intentan abrirse camino hasta mí, llamándome a poner los pies en la tierra, a anclarme en la realidad. ¿Pero qué realidad? La única que conozco es la que puedo palpar con las manos y no es otra que el hecho de que tengo a mi vecina entre mis brazos y que, en el fondo, no quiero que esto termine. ¿Desde cuándo me siento así?
—Espera... —se ríe, tímidamente, a los pocos segundos, apartándose y poniéndome las manos sobre el pecho—. ¿Qué haces?
—¿Cómo que qué hago? —pregunto, desconcertado—. Besarte... ¿no?
—Eso ya lo veo —aparta la mirada, con una sonrisa incómoda y tocándose los labios.
—N-no... ¿no te ha gustado? —inquiero, inseguro.
—No es eso, ha estado bien... Ha estado muy bien —se sonroja un poco.
—¿Entonces...? —pregunto en voz baja, acercándome otra vez, dispuesto a continuar donde lo habíamos dejado. Pero esta vez, interpone una mano entre su boca y la mía.
—Edu, no es buena idea.
Me está tomando el pelo.
—Me tomas el pelo, ¿verdad? —pregunto dejando salir una leve risa de asombro.
—En realidad, no.
—No entiendo nada, ¿te he asustado? Si es así, no quería, es solo que... es decir, has empezado tú. No me lo he imaginado, ¿no?
Cassie se ríe y yo empiezo a sentirme gilipollas.
—Random, era por la canción.
—¿Qué?
—La canción... El reto...
—¿De qué coño me hablas? ¿Qué reto? —empiezo a sentir que no me gusta por dónde van los tiros.
—Espera —se aparta de mí y veo que se acerca al móvil a apagar la pantalla. No entiendo nada.
—¿Qué haces?
—No te enfades por favor. Primero escúchame —suplica, juntando las manos.
—Habla —concedo, respirando profundamente. Necesito saber qué acaba de ocurrir y por qué nada parece tener sentido ahora mismo.
Cassie se aparta un poco más de mí, como si tuviera miedo de mi reacción y busca las palabras más adecuadas para empezar.
—Vamos a ver... has dicho que conocías la canción... ¿no?
—Sí, claro.
—Por el reto...
—No sé de qué reto me estás hablando. Conocía la canción porque me gusta. Soy músico, ¿recuerdas?
—Oh, no —se cubre la cara con las manos con gesto de terror—. Are you fucking kidding me?
Respira, Edu, respira... no la estrangules... estaría mal hacer eso en su casa, déjala hablar... Es lo único en lo que puedo pensar en estos momentos, mientras cierro los ojos para inhalar y exhalar con más calma.
—Edu, y-yo... por favor, no te enfades.
—No estás haciendo el mejor trabajo para evitarlo, pero dilo de una vez.
—No sé si tienes TikTok... pero por tu cara deduzco que no. Cassie, esta vez la has cagado, pero bien —se espeta a sí misma—. Bueno, verás, el tema es que hace unos días estaba hablando con mi amiga Claudia, ¿recuerdas que te hablé de ella? ¿La que plantaba tomates?
—Hum —respondo simplemente, alentándola a continuar.
—Bueno, la cosa es que mientras hablábamos, me pasó un video de TikTok en el que salía gente haciendo un reto... El reto consistía en besar a tu mejor amigo en el estribillo de esa canción y ver cuál era su reacción. Y cuando terminé de ver el vídeo le dije que me parecía una estupidez, pero ella me insistió en que le parecía algo gracioso y en que si tuviera con quién hacerlo, no lo dudaría, y entonces empezó a chincharme contigo, porque le he hablado de ti... —empieza a justificarse, acelerada—, y me dijo que debería hacer el reto contigo, pero yo no estaba segura, porque no sabía cuál sería tu reacción...
Sigo en silencio.
—Te juro que al principio pensé que era una tontería —continúa, nerviosa—, pero en realidad, cuanto más lo pensaba, más me apetecía intentarlo, porque al final te has convertido en mi mejor amigo, y pensé que sería una manera original de decírtelo, porque hace tiempo que quiero compartir contigo lo agradecida que estoy de tenerte en mi vida.
—Como tu mejor amigo —repito, como un autómata.
—Sí... Visto así tiene su gracia, ¿no? No puedes decir que no es una manera diferente de decirlo —intenta mostrar un amago de risa, un amago que muere en sus labios al verme la cara— ¿Edu?
—No —le hago un gesto para que se calle, ante lo cuál me obedece sin rechistar, para mi sorpresa—. Necesito procesarlo un segundo.
Me doy una vuelta por la habitación para terminar apoyándome sobre la mesa de escritorio y empiezo a reírme yo solo. Cassie simplemente me observa en silencio.
—Vamos a ver si lo he entendido bien... ¿me estás diciendo que una amiga tuya te chinchó para que me besaras por un estúpido desafío de TikTok y pensaste que sería buena idea? ¿Pero a ti qué te pasa? —alzo la voz, enfadado.
—¡Pensaba que sabías lo que iba a pasar! —intenta defenderse, empezando a alterarse también.
—¿Cómo coño querías que lo supiera? ¡No soy adivino!
—¡Pero te sabías la canción!
—Dios —me paso las manos por la cara, exasperado—, deja estar ya la maldita canción. La conocía de antes. La he cantado. La he tocado.
—No hace falta que me grites, ya lo sé. Solo digo que si hubiera sabido que no tenías ni idea de nada, no lo habría hecho, ni habría subido nada... —se defiende, dolida.
—¿Y crees que eso lo justifica? ¿Te has parado a pensar en mí, en mis sentimientos, por un momento? —me paro un segundo—. Espera, ¿cómo que subido?
Se mantiene en silencio.
—¡¿Que has grabado todo esto?! —la miro, ojiplático, como si fuera la primera vez que la veo. Siento que no la reconozco—. ¿Qué puñetas te pasa por la cabeza, Cassie?
—¡Intentaba tener un gesto para mostrarte que te quiero, que eres un amigo importante para mí, el más importante! —me espeta, enfurecida ahora.
Me levanto como movido por un resorte y me acerco a ella, que intenta huir andando hacia atrás, hasta que topa con la pared, y acerco mi cara otra vez a la suya.