The Fail

EL CIEGO

El rey Alejandro Liyu cuarto, estaba sentado en su trono cruzando los pies encima de su asiento lujoso y cómodo, con el codo derecho apoyado en su rodilla. Sosteniendo su cabeza con las manos debajo de su barbilla, miró al científico que tenía enfrente arrodillándose ante el, en el gran espacioso sitio del reino que estaba dedicado para hablarle a sus criados inferiores a el. Don Alejandro Liyu tenía la piel clara, los ojos azules y el pelo rubio, estaba vestido con su pijama azul con coronas de color amarillo, ya que el le molestaba que le cambien de ropa sus cuatro sirvientas y logrando este huir de sus sirvientas que le daban miedo, para sentarse en su asiento antes de que venga su siervo científico ante el.  

El bostezando, ordeno un ejército fuerte para agrandar la fuerza de armas de su ejército, de la nada, enfrente del jefe de los científicos. El científico y doctor jefe del reino contestándole sorprendido puso la cabeza abajo enseguida -Como usted ordene mi señor- arrodillándose emocionado, con la cabeza abajo en la sala vacía con un solo caballero que tenia a su lado con su armadura de color de oro que le cubría desde los pies hasta la cabeza y en las zonas que le permitían el movimiento, tenia cuero pintado de rojo. Ese era el hermano mayor del rey que media como 3 metros con su gran espada fundada de blanco y la empuñadura de oro que estaba situada en su espalda, solo su presencia era suficiente para proteger una ciudad entera y su cara no la miro nadie solo su hermano pequeño Alejandro.

El viejo científico calvo con su bata blanca, camisa y pantalones rojos, con una corbata blanca emocionado. Tenía la cabeza mirando al suelo, escondiendo su sonrisa de la orden que le dio el rey, espero al “ya puedes irte” de su rey. El rey al ver al doctor le ordeno retirarse -Ya puedes irte Schopfer-

Nada más salir de la sala del rey andando, Schopfer emocionado de llegar ya al laboratorio, se fue corriendo por los pasillos del reino que tenían una alfombra roja y las paredes llenas de cuadros artísticos. Cuando llego al gran laboratorio subterráneo que solo podían entrar solo los científicos y soldados a su disposición, el tenía el sus cientos de mutantes flotando en sus capsulas donde el líquido de dentro de ella era transparente debajo del reino. Se podía ver perfectamente a los mutantes de piel que eran huesos, y de donde permitían doblar su cuerpo se veía el musculo.

Los mutantes que Schopfer que creo de su laboratorio era la arma nueva que tenía planeada para el rey y guardada hace dos años, pero, el no lo sabe, ya que el rey confía en el y le dio como recompensa por sus logros en la medicina, le regalo el subterráneo a el, como obsequio que Schopfer pidió.

El laboratorio había dos soldados. Los dos con pelo negro y ojos marrones que estaban “vigilando” la salida y entrada de la puerta, pues el los encontro por primera vez a sus dos soldados durmiendo en la silla de madera. El al verlos vistos así como estaba de buen humor no les dijo nada y les quito la silla dejándolos caer sin que ellos se den cuenta. Los soldados mirando para los lados asustados por la caída, miraron y encontraron a Schopfer a sus espaldas, ellos asustados se levantaron enseguida pidiendo disculpas inclinándose, ya que el es como su jefe y si le desobedecían o le enfadaban los mataría ya que antes eran esclavos.

Normalmente uno vigilaba para que el otro durmiese, pero, hoy es la primera vez que les descubre. El ignorando a los dos soldados a su disposición, el soldado que le tocaba dormir mientras su jefe se fue girándose le golpeo una colleja a su compañero diciéndole -cabrón- mirándole con mala cara -hoy te tocaba-.

El jefe no se enteró y siguió andando hasta que llego a su mesa que estaba al aire libre de la sala. Tenía muchas hojas y libros encima de la mesa, pero, bien ordenados y buscaba el libro de sus mutantes que el hizo dejándolos crecer durante un año.

El científico buscando y buscando lo encontró, era un libro bien cuidado, era gris con hojas blancas donde en su portada ponía 500M. El abriéndolo emocionado repaso otra vez su libro de investigación que estaban todos los datos de su creación de mutantes, para ver si estaban preparados para salir de las capsulas, pero al estar paseando entre las capsulas, entre todo esos monstruos, había un humano. El esperando que creciera sus huesos de su piel durante un año como los demás, no pasó nada el decepcionado escupió al cristal ya que es su primer error en la vida desde que nació ya que el es el prodigio humano de la mismísima ciencia y medicina del reino de Alejandro Liyu. El científico es tan importante que aparece hasta en los libros de historia y es el ídolo de cualquier doctor.

Todos sus mutantes tienen la capacidad de alargar sus brazos por sus músculos teniendo también unos huesos como piel de muy duros como armadura, sin boca y con un ojo teniendo la espalda curvada flotando en su capsula. Todos los mutantes captaban las ordenes cuando le decía que movieran su brazo oh que abrirán los ojos meno, pero, el mutante con la apariencia de un humano de 17 años que tiene una figura fuerte y marcada, un cabello oscuro largo que le llegaba hasta la cintura que le cubría su hermoso rostro mientras el flotaba en una capsula de agua azul. El mutante cuando escuchaba al viejo parecía muerto, pero el mutante se sentía en realidad apagado por esta dentro de una capsula encerrado en un gran laboratorio subterráneo del castillo del rey de Cina.

Sintiendo la presencia  del viejo el abrió sus ojos por primera vez sin saber cómo cerrarlos, el científico de repente se enfadado por su primer fallo en la creación del ejército de mutantes grito -¡¡¡UN CIEGO!!! ¡¡¡COMO PUEDO USAR ESO PARA MI SEÑOR!!! golpeando con los pies al resistente cristal frustrado por su primer fallo, abre la capsula con un mando que saco de su bata nerviosamente pulsando la tecla quinientos dejándolo caer mientras el llamaba a los guardias de seguridad. Estaba muy nervioso odia perder dinero en material científico sin a ver ganado nada.




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