Nota 3. 10 de septiembre, jueves.
- ¡¡Happy Birthday for me!! - Salto en la cama al despertar y darme cuenta de que hoy es el día.
- ¡Shhhhhhh! - Manda a callar la voz de alguien que pasa junto a la puerta de mi habitación.
Me levanto lentamente y me acerco a la cama de Mary.
- Feliz cumpleaños, Mary. - Susurro en su rostro mientras la veo dormir.
Tiene el parecido de una muñeca. El rostro pálido y los labios sin color. Pareciera estar muerta, pero no lo está. Está alerta, ella puede escucharlo todo, sentirlo todo, como las almas.
- ¡Felíz cumpleaños, Sophía! - Exclaman aunque en voz baja otras chicas del reformatorio: Ávalyn, Ela, e Isabella asomándose en camisón y con los pies descalzos a la puerta. - Feliz cumpleaños, Mary. - Ellas saben que no puede responderles, pero aún asi.
- Felíz cumpleaños, chicas. - Les devuelvo.
Parece raro, sí. Todas aquí celebramos nuestro cumpleaños el mismo día, (no lo celebramos como tal, sólo es una manera de llamarlo) Una vez más intervienen los adultos: como no tenemos registro de nacimiento, eligieron el día de hoy como "cumpleaños general" para todas las internadas.
El día de hoy nos dan desayuno, aunque nada extravagante, nadie es llevado al cuarto del castigo y nos permiten abrir las ventanas (en días normales esto está prohibído)
Podrá ser una estupidez para ti, pero esta es mi realidad, nuestra, realidad. Por más difícil que sea de creerlo.
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Formadas militarmente en el patio trasero, sin que ninguna cabeza destaque por encima de otra. La Srita Macklowing repasa detalladamente nuestros uniformes. Deben estar impecablemente lavados y planchados, obviamente eso es trabajo nuestro. Aquí nadie mueve un dedo, todo el trabajo lo hacemos nosotras. Estoy un poco cansada de toda esta mierd*
Macklowing se detiene a mi lado mirándome desde lo alto, Su consumido cuerpo erguido y con las manos detrás de la espalda.
Ambas nos miramos fijamente y nos repasamos de arriba a abajo.
Tiene el pelo, algo canoso, recogido en un pequeño moño, la cara arrugada, mirada arrogante, raríz respingada, sus labios en una diminuta curva hacia abajo. Parece salida de una escena de terror antigüa. Su ropa está algo gastada ya que siempre lleva la misma blusa con el cuello apretado y un relicario colgando de su pecho, una falda extralarga hasta la mitad de sus piernas delgadas y unos zapatos de tacón bajo. Imaginarla es algo difícil si no la has conocido en persona pero cuando lo haces te dan ganas de morir en ese momento, literalmente.
Macklowing luego de mirar mi uniforme y no notar ninguna imperfección, me dedica una sonrisa de boca cerrada, pero no una sonrisa hamable, sino arrogante, como de asco.
La estrambólica mujer se da una vuelta para entrar a el reformatorio y detrás de ella una ilera de chicas.
Luego de eso fuimos al comedor para desayunar como todos los 10 de septiembre, hicimos las tareas comunes y al anochecer todas fuimos a nuestros dormitorios para descanzar.
Sólo que esa noche no pude dormir. Mary estaba actuando raro...
Editado: 09.02.2021