The File Does not Exist. (☆completa☆)

Capítulo VII

Nota 7. 13 de septiembre, lunes.

Tac...tac...tac... - El sonido de un bastón chocando contra el suelo de madera resuena por todo el lugar anunciando la llegada de una señora bastante mayor quien entra por las grandes puertas del reformatorio mientras todas las internadas formamos en fila para recibirla como es debido.
Lleva el rostro cubierto por unos encajes oscuros sujetos a un sombrero bastante grande. Su vestido negro decorado con variados lazos termina en sus delgados tobillos y en sus pies calza unos zapatos de tacón bajos también negros.
En una mano trae un bastón y en la otra una chica, se ve muy normal. Viene con un vestido blanco con pequeñas fresas y unos zapatos del mismo color muy bonitos. Su cabello rubio está muy bien peinado en una coleta. Lleva unos espejuelos que le hace ver los ojos más grandes. Ella no es como nosotras, no pertenece aquí.
Avergonzada bajo la cabeza y contemplo mi vestimenta, toda sucia y harapienta. 
Recuerdo el cuento que mi madre me leía todas las noches sobre la princesa y la plebeya. Era uno de mis libros favoritos.
Espera.. ¿Mi madre? ¿Cómo puedo recordarla? Simplemente vino esa idea a mi cabeza, nisiquiera sé por qué lo pensé, ¿será que estoy empezando a recordar?

- Pensé que había quedado claro qué no quería alborotos ni indiscrecioes, Macklowing. ¿Qué hacen todas estas chicas fuera de sus habitaciones? - Le habla con voz severa a nuestra directora. 
- Lo siento mucho, Sra Hamintow. Quería darle el recibimiento que usted merece. - Se dirige con respeto a la anciana y besa su mano derecha con la cuál sostiene su bastón . - ¿Esta es...? - Pregunta Macklowing señalando a la chica.
Aquella anciana muestra la mirada más fría que he visto nunca. Cuando la he visto se me ha revuelto el estómago y me han dado náuseas, literalmente. 
De un empujón suelta a la niña sobre Macklowing, esta la agarra de la mano fuertemente y recibe una mirada extraña de la señora de negro. Pronto se da la vuelta y comienza a caminar hacia la salida, silenciosa, sólo con el tac tac del bastón contra la madera.
La chica permanece callada mientras ve a lo lejos a la anciana marcharse. ¿Su abuela? Y si tiene una, ¿por qué está aquí, con nosotras? ¿Se quedará?

- Habitación #36 - Le dice Macklowing a la muchacha. - Es un placer tenerte aquí, Laura.

¿Habitación #36? Pero... esa es mi habitación.

(***)

Ella entra vacilante he inspecciona la habitación.

- Debes estar acostumbrada a lujos pero aquí es diferente, todas las habitaciones son iguales por si estás pensando en trasladarte, además sólo queda esta. Así que acostúmbrate. - Le doy una "cálida" bienvenida a Laura pero ella no me contesta. Se mantiene callada mientras le da unas cuantas vueltas a la habitación con ambas manos en la espalda.
- ¿Sabes como funsiona? ¿Conoces las reglas? - Le pregunto.
- No necesito conocerlas, a diferencia de ti, yo no me quedaré por mucho tiempo. - Responde con un tono de indiferencia.
- Ah, ¿si? ¿Quién regresará por ti? ¿Tu abuela? 
- No sé de qué hablas.
- Hablo de la anciana vestida de negro que te trajo de la mano esta mañana.
- No sé quién es, no la conozco de nada. Nisiquera sé como llegué aquí, tampoco entiendo por qué me llamas Laura.
- Porque... ese es tu nombre ¿no?.
- No lo sé, no lo recuerdo. - Responde como si no le importara mucho.

Al parecer ella tampoco sabe quién, ni como llegó aquí. Supongo que no somos tan diferentes.

- ¿Cómo pretendes salir de aquí? Nadie que entra sale, nunca.
- Mientras tú estás ahí parada yo ya he ideado un plan de escape. 
- ¿Qué? - Me he quedado boquiabierta. ¿Quién es ella? ¿Qué pasa por su cabeza? ¿Está loca?
- No estoy loca, sólo tengo un coeficiente intelectual más alto que el tuyo. - Responde a mi pensamiento, ¿puede leer mi mente?
- Y un ego aún más grande - Susurro. 
- ¿Disculpa?
- Nada, qué tengas suerte. - Le digo y me acuesto en mi cama tomando el diario de Susan en mis manos.

Página 7

- Día 7

Ya sé a dónde pertenece la llave...

- ¿Qué traes ahí? - Pregunta la chica interrumpiendo mi lectura.
- El diario de tu predecesora, mi anterior compañera, aunque no hablaba, me caía mejor. - ¿Qué me pasa? ¿Por qué le contesto de esa manera? - Lo siento... - Me disculpo ante mi mal carácter
- ¿Y dónde está ella? - Me pregunta ignorando mi mal trato.
- No lo sé. Sólo desapareció.
- ¿Y no te parece un poco extraño? - Me encojo de hombros ante su pregunta.
- Bueno, si me parece raro, pero aquí siempre pasa ese tipo de cosas. ¿Qué pretendes que haga?
- Yo te podría ayudar, sólo si quieres me quedaré.
- Puedes hacer lo que quieras. 
- Ummm mejor me quedo, algo me dice que me vas a necesitar...

No sé por qué se me hace que sólo se quedará porque en realidad no tiene ni put* idea de como escapar.



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En el texto hay: fantasmas, chicas, reformatorio

Editado: 09.02.2021

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