Nota 15. 17 de septiembre, viernes. (9:44 pm)
- Sofía. - Me llama Laura sentada en su cama.
- Dime. - Le respondo desde el suelo.
- ¿Qué ha sido todo eso? Me refiero a... los gritos. ¿Qué le hacían a Clara?
Suspiro - La castigaban. Le estaban pegando con el látigo. Sólo para que te hagas una idea, ese es uno de los castigos más leves que hay.
- Pero ella no hizo nada, es decir, fué un accidente.
- A esas personas no les importa. Sólo un error y conseguirás que te torturen, porque disfrutan hacerlo. He visto como sonríen, realmente les gusta ver el sufrimiento en los ojos de sus víctimas. Todo el personal que trabaja aquí son buscados por la ley, ¿lo sabías?
- No, ¿En qué aspecto? - Pregunta Laura arrastrándose en la cama para estar más cerca de mi.
- La Señora Norris, fué una bailarina exótica...
- ¡Agh! ¡Qué asco! - Interrumpe mi amiga. - No podré dormir luego de esa imagen mental.
- ¿Crees que yo duermo? - Hago una mueca de repugnancia. - Bueno, en su "trabajo" estafaba a las personas, y robaba en ocasiones sus pertenencias. Una persona anónima la denunció y esta huyó aquí a Londres donde perdió todo su dinero en juegos y apuestas.
En segundo lugar está el ama de llaves, Charlotte. Ella era empleada en la casa de una familia rica. Intentó robar el dinero que guardaba la caja fuerte pero fué pillada por el señor de la casa el cual le amenazó con llamar a la policía pero Charlotte actuó rápido y lo mató golpéandole con jarrón en la cabeza para luego escapar.
Tengo entendido que la enfermera de aquí antes fué una doctora en una clínica famosa pero le prohibieron ejercer la medicina por una razón que desconozco.
Y por último está Olivia.
- ¿Te refieres a la chica jóven que a veces vaga por los pasillos?
- Si, ella, la profesora de matemáticas. Era una de las asesinas más buscadas en la ciudad. Mató a 150 hombres, según ella, porque le eran infieles a sus esposas. Era muy inteligente por lo que la policia nunca le pudo atrapar. Ella misma nos contó su historia y dice que está muy arrepentida. Pero la policía no entendería esto y la meterían en la cárcel así que no podría cumplir su sueño de ser profesora, por eso está aquí.
- Ella no parece una asesina.
- Lo sé, a pesar de todo pienso que ella es una buena persona.
Pasan unos minutos en los que permanecemos en silencio hasta que Laura vuelve a hablar.
- ¿Qué estás buscando? - Me pregunta al ver que froto mis manos contra el piso.
- Susan dijo que había dejado unos útiles escondidos en la habitación y los estoy buscando.
- Ah... Pero lo estás haciendo mal. Debes contar desde la puerta.
- ¿Qué dices? - Le pregunto extrañada.
Ella se levanta de la cama y se sitúa dándole la espalda a la puerta de la habitación.
- Tres hacia delante y dos a la derecha. - Dicho esto da tres pasos hacia delante y dos a la derecha. - Está aquí, bajo la losa que estoy pisando.
Me acerco, Laura se aparta y toco la losa.- Suena hueco.- Con mis dedos la levanto poco a poco y encuentro un compartimiento secreto.
- Tienes razón, es aquí. Eres muy inteligente. - Me quedo pensando un momento. - Ey, el día que llegaste, ¿En verdad habías encontrado una forma de escapar?
- Ehh... No, sólo quería hacerme la interesante. Lo siento. - Dice avergonzada.
- Vale. - Digo y sigo en lo mio.
- ¿Qué hay?
- Pues... - Digo revisando dentro. - Varias sogas tamaño mediano, una tijera, cinta adhesiva, una jeringa o jeringuilla y un pequeño pomito con un líquido blanco dentro que ni idea de que pueda ser.
- ¿Dónde habrá encontrado todo eso?
- La verdad no sé, lo importante es que lo tenemos.
- ¿Y ahora qué? ¿Tenemos un plan?
- Pues: Salimos de la habitación utilizando la llave maestra y con la misma bajaremos al sótano. Luego de ver que hay allí subiremos y entraremos al despacho de Macklowing, reuniremos todo lo que se pueda considerar una prueba acusatoria y regresaremos a la habitación.
- ¿Regresar? ¿Por qué no podemos simplemente huir? - Pregunta Laura.
- Primero que nada porque antes de irnos debemos ir a por mi hermana a su habitación y segundo: Susan también intentó escapar y si no lo logró habrá sido por algo. Después de aquello habrán extremado las medidas de seguridad poniendo una alarma o algo así.
- ¿¿Tienes una hermana?? - Exclama.
- ¡Shhhhhh! ¡Silencio! No grites. - Tapo su boca. - Si, tengo una hermana, luego te explico. - Despego mi mano y sigo hablando. - Primero lo primero. Descenderemos al sótano.
Editado: 09.02.2021