Exhaló nerviosa observando la plaza central abarrotada de gente que sostenía carteles con los nombres y dibujos de ambos héroes. Había globos blancos, azules, violetas y negros por todos lados; el escenario frente a la multitud estaba decorado con cortinas de los mismos colores y en el centro un podio de madera repleto de micrófonos de las distintas televisoras aguardaba la entrada del alcalde de la ciudad.
Aun no podía creer que ella, Light Fury, junto con Night Fury, iba a ser reconocida como heroína después de lo ocurrido en el puente Frigg. A pesar de la inconformidad que algunos expresaban, la ciudad al fin comenzaba a aceptarla.
Cuando vio la noticia dos días atrás le sorprendió de sobremanera que la mencionaran y aunque por un momento estuvo indecisa sobre si debía asistir o no, al final optó por presentarse pues comprendió que esa oportunidad quizá nunca volviera a repetirse. Era la ocasión perfecta para ganarse la confianza y aprecio de las personas ahora que sus metas estaban más claras.
Ella no era Night Fury y jamás podría serlo, pero eso no significaba que no era buena en lo que hacía porque a pesar de sus fallos seguía siendo una heroína. Le había costado mucho comprender eso, pero ahora lo hacía y todo era gracias a las palabras de Tyre.
—Ty…—susurró pensativa con el viento agitando sus cabellos plateados.
Cientos de preguntas inundaron su mente luego de su última conversación con él, pero también muchas dudas fueron resueltas. Poco a poco todo se estaba aclarando, aunque no estaba segura si quería conocer la respuesta final que aclarara sus sospechas.
—¡Concéntrate, Light Fury!—se reprendió agitando la cabeza para terminar de salir de sus pensamientos.
Fijó su vista nuevamente en la multitud que gritaba con entusiasmo ahora que el alcalde había hecho acto de presencia disponiéndose a comenzar con su discurso, mismo que ella se obligó a escuchar con atención.
—¡Muchas gracias a todos por acompañarnos esta tarde!—saludó en primera instancia ahora que se encontraba frente a los micrófonos.
El alcalde de Berk era un hombre de cincuenta años, castaño y bronceado con un gran carisma que a todos parecía agradar a pesar de que eran pocas las veces en las que se mostraba en eventos públicos como el de ahora.
—Como bien saben, hace exactamente cinco días ocurrió una de las peores catástrofes que han azotado a nuestra ciudad—continuó una vez que había conseguido que todos guardaran silencio—. Desafortunadamente el accidente en el puente Frigg dejó un saldo de seis muertos y cuarenta heridos, de los cuales ocho se encuentran en gravedad. Además de eso el puente quedó destruido casi en su totalidad—declaró leyendo rápidamente sus notas para dar los números exactos.
Ella conocía a la perfección esa información, había leído los reportes públicos una y otra vez hasta memorizarlos. A pesar de las palabras de consuelo de Night Fury y las de Tyre y sin importar cuanto ella lo había intentado, los recuerdos de esa noche seguían perturbándola y no estaba segura de que algún día aquello se acabara.
Suspiró obligándose a recobrar la compostura para después colocarse su capucha, debía estar lista para entrar a escena en cuanto el alcalde terminara su discurso.
—Aún desconocemos las causas exactas que ocasionaron el incidente, pero den por seguro que seguiremos investigando hasta encontrar a los responsables—añadió rápidamente llevándose algunas ovaciones.
Hubo una nueva pausa que fue plagada por los aplausos de los espectadores que demostraban su agradecimiento. Mientras que ella, ajena a aquello, frunció el ceño recordando al que, sin duda, ocasionó el accidente.
Alejando esos pensamientos con rapidez, aprovechó el momento para escabullirse por las azoteas para así estar más cerca del escenario. Al detenerse en su nuevo sitio el nerviosismo amenazó con apoderarse de su cuerpo, analizó con la mirada los alrededores suspirando en busca de autocontrol para después devolver su atención al alcalde.
—Pero ese no es el motivo por el que estamos aquí—le escuchó decir y optó por fijar su mirada en él, detallando el traje gris que vestía y sus movimientos cada vez que leía sus notas—… Lo cierto es que el accidente del puente pudo haber sido peor—no estaba segura, pero en su voz pudo percibir alivio y no tanto pesar—. Como lo escuchan, amigos míos, el resultado pudo ser peor de no ser por la intervención no sólo del cuerpo de bomberos y paramédicos—su corazón comenzó a latir con fuerza ante las palabras que estaban a punto de ser pronunciadas—, sino también de nuestros héroes ¡Night Fury y Light Fury!
Nuevamente hubo aplausos y gritos de entusiasmo que tan sólo lograron llenarla de emoción al sentir que estos, de alguna manera, iban dirigidos a ella.
—Sin ellos Berk estaría perdido y es por eso que este día reconoceremos su valentía y heroísmo—declaró con la misma emoción el hombre—. Quizá aún existan muchas dudas sobre de dónde vinieron o por qué eligieron nuestra ciudad, pero si de algo podemos estar seguros es que sus intenciones son buenas. Ellos nos protegen, nos mantienen a salvo y por eso les estaremos eternamente agradecidos.
Había llegado su momento, retrocedió hasta el otro extremo de la azotea inhalando profundamente por última vez y preparándose para lanzarse al vacío en una improvisada entrada que esperaba resultara perfecta.