The Golden Trio

✔ Capítulo cero, "The Meeting"

"I'm just dreaming of tearing you apart

I'm in the deep details with the devil."

 

 

 

 

Se detuvo apenas cruzó la puerta. Las paredes eran altas, cubiertas de rostros tallados en mármol blanco, y algunas cuantas pinturas; los largos ventanales mostraban mosaicos coloridos.

—Llegas tarde —mencionó el hombre pasando por su lado.

—Estoy aquí, ¿No es cierto? —murmuró mientras liberaba un poco del humo que había estado reteniendo en su boca.

—Deja esa mierda —gruñó malhumorado, mirando el cigarrillo entre sus dedos—. Es asqueroso.

—No vine a recibir correctivos de alguien como tú.

—¿Y a qué viniste entonces? Aún no me has dicho de qué se trata todo esto.

Inhaló una vez más, tomando su tiempo para disfrutar el sabor acaramelado del cigarro. Los ojos de él le examinaron con desdén, detestaba cuando actuaba de esa manera.

—Ya sabes lo mucho que me gusta jugar a ser Dios; decidir quién vive y quién no.

—Al punto.

—Esta vez me convertiré en el maldito apocalipsis.

Él alzó su ceja, mirándo con sorpresa. Sus ojos llenos de confusión y extrañamiento.

—Seré los cuatro jodidos jinetes, y acabaré con la dinastía O’donell. 

—¿Y por qué? —preguntó mientras se alejaba para servirse tequila en un vaso—. Quiero decir, desde que te conozco he sabido de tu resentimiento por ellos. Pero no creí que fuera tan grande como para intentar acabar con la familia más importante de Europa y sus alrededores.

—Oh no, te equivocas —caminó hasta la barra de mármol, donde él le servía una copa de vino—. No quiero deshacerme de todos ellos, solo de los padres, lo demás caerá en su lugar después.

—¿Qué piensas hacer? ¿Matarlos? ¿Secuestrarlos y retenerlos hasta que te den lo que buscas?

—Su vida es lo que quiero. Quiero ver su final.

Chocó la copa contra el vaso de él y bebieron al son.

—¿Qué es lo que necesitas? No llamaste ni volaste hasta acá solo para contarme de tu maravilloso plan, ¿Cierto?

—Te quiero a ti. A mi lado, por supuesto.

—¿Qué te hace creer que aceptaré sin más?

—Pensé que dirías eso —dijo sacando su teléfono, y luego se lo extendió con un archivo abierto en él—: Es por eso que no vine con las manos vacías. Supuse que si yo tendría mi venganza, lo justo es que tú también tuvieras la tuya.

—No sé de qué jodidos hablas.

—Claro que sí. Creo que lo sabes bien, y sabes que nadie más te pondrá esto en bandeja de plata.

—Yo no puedo hacerlo.

—A veces hay honor en la venganza —rodó sus ojos con hartazón—. El karma no existe, hombre, es una mierda puritana que trata de evitar que te encargues del problema.

—¿Cómo piensas hacerlo? ¿Cómo nos encargaremos de él?

—Él es quien será la mente maestra, al menos en su pequeño e ingenioso plan.

—Odio que hagas tanto drama, solo dilo.

—Un contacto de confianza dijo que Javier y Sandra O’donell se encuentran en problemas, y que piensan fingir su muerte…

—¿Qué tipo de problemas?

—¿Acaso no los has visto en el internet? Por donde sea que los observes, están jodidos.

—¿A qué te refieres?

—Tú realmente eres estúpido —suspiró con cansancio y dejó caer su frente sobre la barra. Con frialdad, le ordenó—: Sírveme otro... Una familia que pretende ser perfecta y ejemplar, tiene que esconder algo realmente malo y, créeme, lo de ellos debe ser monumental.

Los ojos de él vagaban por el lugar, inseguro de aceptar.

—Ellos van a fingir su muerte frente a su heredera, ella no lo va a entender y hará lo posible por salvarlos, pero será demasiado tarde para entonces.

—¿Qué hay de su seguridad? ¿El resto de sus hijos? ¿Cómo vas a deshacerte de todos ellos?

—Hablamos de Javier maldito O’donell. Él lo arreglará todo para que se vea como un accidente. Sus hijos intentarán buscar al responsable, pero lo querrán hacer por su  cuenta, así que van a limpiar la escena del crimen por nosotros. Estaremos fuera del radar.

—Dijiste que él será la obra maestra, ¿Cómo?

—Porque ellos lo escogieron. Sandra y Javier le han ofrecido una generosa cantidad por ayudarlos. Ya sabes cómo es, jamás dirá que no a una buena cifra. Pero cuando note que ellos, de hecho, murieron, hará lo posible por cubrir su rastro y tratará de obtener lo que Sandra le prometió.

—Y un hombre bajo estrés puede ser muy peligroso —afirmó con seguridad. Ahora que todo comenzaba a tener cabeza y pies, no le parecía una locura.

—Cualquier hombre con emociones y sentimientos fuertes es peligroso.



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En el texto hay: familia, robos, asesinatos gore

Editado: 20.04.2024

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