-Lo reconozco.
-Pero quién es? Lo conoces? —preguntó con un tono desesperado—
-No puedo decírtelo, ya no hay tiempo. Sólo necesito que grabes los vídeos a mi celular.
Salí corriendo de aquel lugar, lugar dónde descubrí algo que nunca hubiese pensado.
Solo yo sabía la verdad, solo yo y nadie más.
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Llegué a casa tan asustado y tan confundido que no pude dormir. Estaba en el sofá pensativo, hasta que me cerré los ojos y me quedé dormido.
Desperté, no sabía que hora era. Alguien tocaba la puerta.
Era Parker.
-Pasa. —Le dije de manera seria.—
-¿Que pasa, ya sabes quien es el que se llevo a tu madre?
-Mira tu mismo los vídeos.
-Quien es?
-Miralos bien.
-No puede ser, es es...
-Eres tu!!!
-YO!!?
-No lo niegues, se ve clarísimo que eres tú.
-Mira, nunca creí tener que contarlo a alguien se lo prometí a mamá pero.
-Pero que!!!?
-Ese no soy yo es... mi hermano.
-Que?, pero como puede estar igual a ti.
-Es que somos gemelos.
-Y por que nunca supe de él?
-Porque cuando nacimos mamá no lo quiso.
-Y por qué no?
-No lo sé, nunca ha querido decírmelo.
-Perdón.
Dije tratando de calmar la situación.
-Nunca creí que tuvieras un gemelo.
-No, no es tu culpa es la mía por nunca decírtelo.
-No te preocupes, una promesa es una promesa.
-Ahora tu debes prometer que no se lo dirás a nadie.
-No te preocupes por eso.
-Bien y ahora que.
-No lo sé. He pasado los últimos días con la misma pregunta en mi cabeza.
-Solo quiero descansar un rato de toda esta situación.
-Muy bien, que te parece si hablamos de Max.
-Eso está mejor.
-Entonces cuando vas a entrenar.
-Mañana después de clases. Toda la semana entrenaré igual.
-Excelente, ese Max no sabe lo que le espera.
Pasaron las horas hasta que Parker tuvo que irse.
-Bueno, tengo que irme. Y no te preocupes te ayudaré a encontrarlo para que pasé los años que se merece en la cárcel.
-Hey, gracias — le dije antes de que se levantara del sofá—
Lo acompañé hasta la puerta. Cené y me fui a dormir.
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Desperté, me vestí y bajé a desayunar.
Salí, estaba más caluroso de lo normal.
En la parada me encontré con Ximena.
-Y ¿que pasó ayer, por que saliste corriendo?
-Es una larga historia. Resultó que el no era quien yo pensaba.
Ximena lo miró, sabia que el no quería hablar mucho del tema.
-Bien y ya sabes quien es?
-Eh... si pero no puedo decirte quien es.
-¿Por?
-Es una promesa.
-Ah... entiendo.
Subimos al bus.
Platicamos poco en el camino.
Entré a la universidad, no con las mejores ganas del mundo pero recordé que era mi primer día de entrenamiento.
Al llegar a la primer clase y no vi a Parker, supuse se le había echo tarde.
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Al pasar a la última clase choqué con Max.
-Heey, ya me llegó la noticia de que te inscribiste al club —lo dijo mientras me arrebataba mi mochila.—
-Si, es cierto —contesté con una voz retadora.—
-Pues buena suerte ¡novato! —Lanzó mi mochila hacia mi panza.—
Al terminar las clases fui directo a los vestidores.
Cuando entre todos me veían burlándose.
Me puse el uniforme y llego el entrenador:
-Muy bien, este día ha llegado un integrante mas al equipo.
Me presentó a los demás con unos aplausos muy escasos.
Salimos al campo.
-Bien, empezaremos con 10 vueltas al campo.
Cuando terminamos hicimos un partido de entrenamiento.
No podía creerlo pero tenía que aceptarlo, el fútbol me encantaba.
En una jugada el portero salio del área y mando un balón hacia mi.
Detuve el balón y no se como le hice pero me lleve a toda la defensa y marqué gol.
Así terminó el entrenamiento, todos me felicitaban en el camino a los vestidores.
No podía creer que lo que era una venganza se hubiera convertido en algo tan emocionante para mí.
Simplemente me había encantado, me había hecho olvidar todo lo que sucedía en mi vida.
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Llegue a casa, le hable por teléfono a Parker para contarle lo del fútbol pero no contestaba.
No sabia lo que ocurría con el.
Recibí una llamada de la comisaría.
-Bueno
-Bueno
-Que pasa?
-Tenemos información sobre su madre, de hecho la encontramos.
Pero venga a la comisaría.
Colgué y fui lo más rápido que pude.
Cuando llegue solo quería ver a mi madre.
-Donde esta?
-Tranquilo y sígame.
Llegamos a un cuarto. Abrieron la puerta y ahí estaba mamá.
-Por fin. —dije llorando.—
-Tranquilo Alex, estoy bien.
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Llegamos a casa.
-Por fin estoy en casa.
-Te extrañaba mucho.
-Si y ya veo que la casa también.
—reímos juntos.—
-Perdón mamá estaba tan preocupado por ti que ni siquiera limpie la casa.
-Pero ahora quiero que me cuentes que pasó, que te hicieron?
-Ese día tocaron, dijo dispuesta a contarme todo.
-Yo abrí la puerta y se metieron muy rápido. Me jalonearon hasta una camioneta, ahí el chico tardo en salir de la casa.
-Si, fue cuando escribió la carta.
—Dije completando lo que decía mama.—
-Tal vez no lo creas pero era Parker, el que me secuestro era Parker.
-No mamá, estas confundida. Parker me dijo que era su gemelo pero...
-No Alex el confundido eres tú.
-¿Como?
-Uno de los hombres me dijo algo sobre que te habías creído todo, que eras un iluso.
Claro, pensé, por eso tanto misterio con el, por eso ya no lo había visto.
Seguramente había escapado.
-¡Alex!, en que estas pensando.
-En nada mamá, en nada.
-Cambiando de tema, que crees mamá. Entré al equipo de fútbol de la universidad.
-No sabía que te gustara el fútbol.