The Guardians -El ultimo elegido-

01 - Academia

Siempre me cuestioné el porqué de las cosas, ¿por qué se hacen de cierta manera?, ¿qué sentido tiene todo esto? Estas preguntas me persiguieron desde que tengo memoria, y a menudo me sentía como si estuviera en otro lugar, observando el mundo desde una perspectiva distinta. 

 Al mirarme al espejo, me veía a mí mismo como un ser diferente, con unos ojos que parecían ver más allá de lo común. Y aun así mi vida estaba dominada por el miedo, temía a lo desconocido, a los insectos, a la oscuridad... y esos miedos tan agudos se volvieron incluso más fuertes, después de aquel incidente.  

Pero Ria, mi mejor amiga, siempre estaba allí para recordarme que el miedo era algo común, todo el mundo tiene miedo a algo. Una vez me arrastró fuera de nuestro Distrito, hacia los lugares más aterradores que podía imaginar. Mientras me tomaba de la mano y me llevaba por las calles desconocidas, me dijo: "No tengas miedo, te protegeré de todo y si no lo logro, lo hará el monstruo que llevas a tu espalda". 

En ese momento, no entendí a qué se refería, pero todo cobró sentido cuando pude sentir mi propia magia. Pude sentir el monstruo que llevaba dentro, amenazando con devorar todo a su paso. Cada vez que debía enfrentar a un examinador, veía cómo el miedo se apoderaba de ellos. Escuchando siempre las mismas frases: "Sus ojos no son los de un humano", "Parece que tiene ojos en la espalda". Solo Ria nunca tuvo miedo de ese monstruo que había dentro de mí. Fue gracias a ella que pude encadenar al monstruo y algunos de mis miedos, pero la vida nos separó hace años. 

Sé que, si vuelvo a ver a Ria, no la reconoceré, pero me encantaría abrazarla como aquel día que nos despedimos. Aunque eso parece ser una tarea difícil, pues nuestras vidas han seguido caminos muy distintos desde entonces. 

Cuando abrí los ojos, una pregunta recorrió mi cabeza. ¿Por qué abre soñado con esos recuerdos? Sin darle más importancia y a regañadientes obligué a mi cuerpo a levantarse de la cama, tras cambiarme y recoger mi cabello en una coleta alta, me dirigí al jardín trasero. Aunque no era muy grande, mi padre lo había acondicionado como un lugar idóneo para entrenar.  

Después de calentar los músculos, tomé una espada sin filo y comencé a practicar con el maniquí de madera. Arriba, abajo y golpe a un costado… Respira y repite… Arriba, abajo y aun costado. Me sumergí en la práctica, tratando de perfeccionar cada movimiento. 

De repente, alguien hablo a mi espalda interrumpiendo concentración. 

—¿Por qué no intentas con un oponente de verdad? 

Era mi hermana, quien empuñaba su espada con fuerza y me desafiaba con una gran sonrisa en su rostro. Era algo que, sucedida cada mañana, aunque nunca me enfrentado a ella, aun insiste con la idea cada día. 

—No, Lili, antes de un combate hay que calentar adecuadamente. Y para tu desgracia, ya he terminado mi entrenamiento— le respondí con una sonrisa burlona.  

Observé a mi hermana con admiración y un poco de envidia. Ella había heredado la valentía y la habilidad de nuestro padre, quien nos había enseñado a defendernos. 

—Y por cierto Lili, ¿hoy no tenías que estudiar? Recuerda que tienes que mejorar en la academia. 

Ella ignoro mis palabras mientras se disponía a comenzar con sus prácticas. Parece que solo piensa en volverse fuerte… para su desgracia nació sin la técnica familiar. Un miembro de la familia principal sin talento mágico. “El fracaso de los Arlet” la llaman… pero, aunque no puede usar magia, su fuerza y destreza son de las mejores.  

—¿Me veo extraña? No paras de mirar— dijo tras romper la espada de practica contra el maniquí. 

—Eres fuerte, apenas cumplirás quince años y eres de las más fuertes que conozco. 

—¿Yo? Ni siquiera podría llegar a rosarte— dijo cabizbaja mientras estiraba su mano —<Rixta>… nada. 

<Rixta> la técnica familiar de los Arlet, un hechizo heredado sumamente poderoso. Si hubiese activado ese hechizo en un lugar como este, ambos hubiéramos acabo mal heridos. 

—La fuerza no lo es todo Lili. 

—Mira quien lo dice. 

Sentado junto a mi madre en la sala principal, disfrutábamos de una taza de té mientras conversábamos sobre mi ingreso a la academia Espadas del Reino. Hoy era mi gran día y, aunque sentía cierta tranquilidad por haberme preparado durante tanto tiempo, también tenía cierta ansiedad por lo que estaba por venir. 

La academia Espadas del Reino es la mejor institución de preparación para aquellos que buscan unirse al ejército real. Es alta mente demandada, y miles se aspirantes se someten a exámenes físicos y teóricos para lograr ingresar.  

—Cuando yo entre, me moría de la ansiedad jaja…— bromeo mi madre. 

—Dudo que eso sea verdad, madre— le respondí. 

—¿Has dormido bien? Pareres más cansado de lo habitual… 

Sus palabras me helaron la sangre —Claro— respondí con seguridad —Hace tiempo que las pesadillas no me atormentan. 

La mañana transcurrió sin inconvenientes, y después de desayunar, me encontraba en mi habitación frente al espejo, vestido con zapatos y pantalón negro, camisa blanca y una gabardina negra con el escudo del reino bordado en el pecho. Me sentía un poco abrumado y me dolía la cabeza, y antes de darme cuenta me deje caer en la cama para dejar pasar el tiempo 

Bajando las escaleras y con mi mano en la perilla, la voz de mi madre a mi espalda me sorprendió. 

—¿Te vas? Es tu primer día. Trata de divertirte en la medida de lo posible, y ahora que tu hermana no está, déjame decirte algo: No tienes que hacer esto. Siempre que quieras abandonar todo, puedes decírmelo… te apoyare en todo, hijo. 

—Claro— le respondí, agradecido por sus palabras de aliento y preocupación —Hasta luego, madre. 

El sonido de mi corazón latiendo a alta velocidad es lo único que puedo escuchar, algunas personas están hablando, algunas gritan, en general hay mucho ruido, obviamente hay ruido, estoy caminando por un mercado… 




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