The Journey of a Magicians Family

Capítulo 8: Princesa y Fugada.

La mañana del 1 de Septiembre había movimiento en la Mansión Potter. Los chicos y chicas que irían a Hogwarts ya estaban despiertos y arreglándose para salir lo más deprisa posible.

Lily se puso unas mallas negras y una falda azul oscuro, una blusa blanca con una chaqueta y unos botines negros con un poco de tacón.

Estaba emocionada por iniciar un nuevo año en el colegio Hogwarts, pues ese año ella podría escoger las materias que quisiera cursar, y ya había hecho una lista en su cabeza de las que quería.

— ¡Ya bajen niños! —el grito de Ginny desde la escalera hizo que se espabile y agarre sus cosas para irse 

Fue la primera en bajar, y al hacerlo, encontró el desayuno listo en la mesa y a una persona sentada en una de las sillas, leyendo el periódico mágico.

- ¿Cómo amaneció la princesa de la casa? - cuestionó Ted, bajando el periódico y viéndola con diversión.

Lily bufó soltando una risa al final.

- Yo no soy la única princesa de la casa. Están Lyra y Clara. - se sentó en la mesa y agarró una tostada del plato para morderla.

- Bueno, Lyra es la princesa del hielo y mi hermana es la princesa lobuna, y tú... - sonrió mostrando sus dientes. - Eres mi princesa pelirroja.

Lily río y se sonrojó.

- ¿Vas a seguir diciéndome así? - preguntó con una mini sonrisa.

- ¿Te molesta? - inquirió el rubio, quien en ese momento las puntas de arriba de su cabello se habían vuelto de un azul eléctrico. Potter lo miró con los ojos abiertos. No había visto ese color en su cabello desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no le dijo nada.

- No. - respondió, aun admirando su lindo color. Siempre lo cargaba rubio cobrizo, pero al tener el color azul en sus puntas, lo hizo ver más joven y juguetón.

- Entonces te seguiré diciendo así, princesa. - ambos sonrieron.

- Me muero de hambre. - Black había aparecido en el comedor y se sentó al lado de Lily para comenzar a comer.

Cuando terminaron de ingerir el desayuno, Lyra, por primera vez desde que bajó se fijó en Ted y abrió los ojos con sorpresa.

- Wow, Teddy. No veía ese color tuyo desde hace como 2 años. Me gusta. Déjalo así. - terminó su vaso de agua y se levantó. - Los espero afuera.

Cuando la pelinegra se retiró, Ted cogió su celular y puso la cámara para verse que tenía, y en efecto, pudo visualizar que las puntas de su cabello estaban de un color azul eléctrico. Y sonrió.

- No veía mi cabello así desde hace años. - observó a Lily. - ¿Te gusta?

- Mucho. - la pequeña le sonrió.

 

(...)

Todos se instalaron en dos carros.

En la camioneta de Harry iban: Él mismo y Ginny como piloto y copiloto. Atrás iban Albus, James, Lily y Lyra. Y en los últimos asientos iban Orion y Charlus.

En el segundo auto (el de Orion) iban Teddy y Clara, quiénes se habían ofrecido para acompañar a los chicos al tren de Hogwarts. Y de ese modo, partieron.

 

Ya en la estación, todos bajaron deprisa de los carros, pues sólo faltaban 10 minutos para que el tren parta.

Siempre les pasaba lo mismo.

Bajaron los baúles y las lechuzas y corrieron hasta llegar al muro dónde tenían que traspasarlo para poder acceder al expresso Hogwarts.

Primero pasaron James, Albus y Lyra, luego Orion, Charlus y Clara, y al final, Teddy, Lily y sus padres.

Subieron sus baúles al tren y fueron a despedirse. Cuando Lily se despidió de su mejor amigo, este la agarró de la cintura y la abrazó fuertemente.

- Te deseo mucha suerte en este año. Estudia y Diviértete. Espero que tengas un gran año, mi princesa. No olvides a este viejo. - Potter se separó de él soltando una risita y lo miró a los ojos. Grises oscuros. Le encantaba.

- Nunca me olvidaría de ti, Teddy. - la pequeña lo volvió a abrazar con fuerza e inhaló su aroma para poder recordarlo en Hogwarts.

Olía a Canela y un toque de algo cálido, seguro. Como el hogar.

- Te quiero. - murmuró el rubio en su oído. Lily sintió mariposas en su estómago.

- Yo también. - le dio un último abrazo y se separaron. Se sonrieron el uno al otro y por fin la pelirroja corrió al tren, quien ya estaba partiendo, y subió junto con Lyra.

 

(...)

Cuando el tren había avanzado lo suficiente, al punto de que ya no se podía visualizar la estación, las dos chicas se dispusieron a buscar algún compartimiento vacío.

Para su mala suerte, no encontraron ninguno. Tenían que sentarse con personas desconocidas.

Así que recorrieron de nuevo los pasillos, en busca de alguna cara conocida para poder estar con ellos. Cuando ya estaban perdiendo las esperanzas, en un compartimiento encontraron a Vanessa, Daniela y Eduardo Foster, hablando.

Lyra, con emoción, abrió de un tirón la puerta.

- ¡Hola! - exclamó. Los tres saltaron en sus asientos y se giraron hacia ambas chicas.

- ¡Nos asustaron! - gritó con indignación Daniela.

- Dios... - Vanessa las miraba entre asustada y medio riéndose, al final, acabó soltando una carcajada. - Ustedes son únicas para hacer entradas, mis amigas. Pasen, pasen.

 

Las pequeñas, avergonzadas, entraron en el lugar y cerraron la puerta con seguro. Se sentaron una al frente de la otra.

- Perdón si interrumpimos, pero no encontrábamos compartimiento vacío, y cuando los vimos, pues...

- Lo entiendo. - la castaña le sonrió. - No se preocupen.

- ¿Y cómo estuvieron sus vacaciones? - preguntó Lyra.

Eduardo y Daniela se pusieron tensos y serios. Vanessa les dedicó una sonrisa forzada.

- No muy bueno. Nos pasaron cosas... interesantes, extrañas. Pero ya acabaron, y eso es lo bueno. Ahora regresamos a nuestro segundo hogar, y no estoy más que feliz de volver. - la emoción que trataba de emitir la castaña no era real. Algo le incomodaba, pero no entendía el qué.

Se produjo un silencio sepulcral.




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