CAPÍTULO 7: CUANDO SALE EL SOL.
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CAPÍTULO 7: CUANDO SALE EL SOL.
Pasó un día desde que los Magnos salieron de la cabaña de Juaco, y no habían hecho ni una sola parada para descansar por el miedo a que el quinto batallón los estuviera siguiendo. Además, Junad tenía una energía muy diferente a la de un mes atrás, como si la inocencia que brillaba en sus ojos se hubiera muerto junto con su anciano amigo. Después de más de 30 horas sin dormir, se quedaron en una posada que se encontraba de paso por el camino, y la noche les costó alrededor de cinco asimos con 38 syrmas. Ese lugar pertenecía a un hombre viudo bastante amigable, pero este al ver los rostros abatidos de los guerreros, decidió no hacerles mucha conversación durante su estadía.
Los días posteriores fueron pasando en una sintonía bastante similar. Al parecer lo que había sucedido no solo afectó al sin vida, al contrario, todos los miembros del grupo tenían un rostro depresivo y de melancolía. Los guerreros iban pasando de villa en villa y de cabaña en cabaña sin interactuar mucho entre ellos, literalmente, lo único que hicieron fue viajar, comer y dormir, no obstante, el sin vida fue el único que remplazó el sueño por desvelarse entrenando cada noche. Pasaron por las villas de Ridaflora y Piealcanta, las cuales no se diferenciaban mucho de la estética de Fortunio, pueblos tradicionales de Olimpia, con una población predominante de granjeros pobres y comerciantes de pequeña escala.
Transcurridas las seis noches de viaje llegaron al amanecer a Ostorium, un pueblo mucho más pequeño en comparación de los antes ya visitados, pero al mismo tiempo mucho más fascinante. Estaba repleto de ruinas por todos lados, y aunque las casas estaban hechas de montérno, una de las piedras más nuevas empleadas en la arquitectura moderna, se podía sentir en el ambiente que ahí había una historia que contar.
- Este pueblo fue donde nuestro quinto pilar Laxzas se enfrentó al Lyontari de la ruina. - Dijo Teodoro a Junad mientras cabalgaban lentamente. - Se dice que este lugar antes fue una ciudad incluso más grande que la capital Coliseum.
- ¿Por qué pelearía un pilar contra un simple Lyontari? - preguntó Junad -, ¿quién era ese tipo?
- En ese momento Olimpia estaba en guerra con Vanni y Quintín, países del continente de Afrisis, o como algunos lo llaman, el continente de la media Luna. – Aclaró el barbón. - El caso es que en aquella guerra ambos países hicieron una alianza, y contrataron a un famoso Lyontari llamado Lídoniel, para que fuera al castillo de Laxzas en Ostorium y lo matara.
- ¿Por qué Laxzas no vivía en Coliseum? – replicó el sin vida -, si se supone que es la capital del país y que todos los pilares vivieron allí en el castillo de Klisis.
- Él fue el único que no vivió en Coliseum en el momento que lo nombraron pilar, su razón fue no querer dejar a su natal Ostorium. Al parecer tenía una conexión muy especial con este lugar, de hecho, gracias a él este pueblo pese a ser tan pequeño es de los más famosos de la nación. Aunque luego de la batalla con Lídoniel su castillo quedó destruido, y de todas formas se tuvo que mudar a Coliseum tiempo después.
- ¿Y quién ganó esa pelea? – Preguntó el chico.
- Jum, creo que la respuesta está ahí más adelante. – Contestó el barbón mientras señalaba una estatua.
Montérno: Piedra utilizada para construir casas, es la combinación perfecta entre resistencia y estética. Es una aleación entre piedra cuarcita, piedra caliza y metal, pero que conserva la apariencia natural de la piedra.
Se toparon con una enorme estatua de un sujeto con cola de caballo, que en su mano izquierda llevaba un espadón reposado sobre su hombro, y tenía una armadura enorme que dejaba sus musculosos brazos al descubierto. Estaba llena de flores y ofrendas por todo su alrededor, y además Junad leyó una placa que estaba ubicada en los pies de la estatua que decía: “Laxzas “el dominante” (año 470 d.d.lc.h – 615 d.d.c.h), quinto pilar de Olimpia que derrotó al Lyontari de la Ruina Lídoniel, y logró conquistar el país de Vanni durante 27 años”.
- ¡Inclina tu cabeza mocoso! - Dijo Teodoro agarrando la cabeza del chico e inclinándola hacia abajo. - Estás al frente de un monumento de uno de los héroes más grandes de nuestro país, muestra algo de respeto.
- El dominante no solo fue bueno con las guerras y la espada - intervino Hernesto acercándose a la escena -, también fue el que fundó el centro de refinamiento de oro de la nación de los Magnos, que es el que actualmente permite que Coliseum siga siendo el mayor refinador de oro a nivel mundial. Tesalónica podrá ser el más grande refinando el resto de las piedras preciosas, pero nosotros aún conservamos el primer puesto en oro.
- Que de igual forma no sirve para nada, ya que el gobierno de los Laykhos se lleva todas las ganancias. - Aclaró Teo.
- Aún sigo con la esperanza de que algún día eso cambie, y espero que sea gracias a ti, Junad, a lo mejor dentro de unos pocos años ya tienes una de estas en la ciudad de Coliseum. – Dijo el capitán señalando a la estatua.
- ¡JA! - Exclamó Teodoro mientras se cruzaba de brazos. - ¿Este mocoso que ni siquiera puede utilizar un espadón será nuestro libertador?, lo dudo bastante.
- No le hagas caso chico – dijo el rubio de ojos claros colocándole la mano en el hombro -, yo confío en que tú eres el elegido. Tanto como lo creían Menelao, Astrus y Juaco.
- Gracias capitán. – Respondió el chico sonrojado.
- Y antes de que se me olvide, toma esto. -Dijo Hernesto, y después le lanzó un trapo de cuero al sin vida.
- ¿Para qué me das esto? – Preguntó mientras observaba el viejo trapo con detalle.
- Considero que deberías de taparte el tatuaje del sin vida, estamos siendo buscados y es mejor andar con precaución. – Explicó el capi señalando el brazo de Junad. - Ya es un hecho que te has vuelto muy popular entre la gente, y es mejor tratar de ocultar tu identidad lo más que se pueda a donde sea que vayamos.