The Journey of the Lifeless

CAPÍTULO 14: CON LAS MANOS DESNUDAS.

Esta historia, sus personajes, conceptos y demás están protegidas por: La Dirección Nacional de Derecho de Autor, con número de registro:10-1064-400.

CAPÍTULO 14: CON LAS MANOS DESNUDAS.

 

Leónidas, Hernesto y Junad salieron de la sala de atención médica, atravesaron el patio y volvieron a entrar a la mansión.

  • Con lo del deidaebo toda la casa está hecha un infierno, necesitamos tener todo listo para la “ollada”. – Dijo el león abriéndose paso entre las mucamas que aseaban la cocina.
  • ¿Ollada? – Preguntó el chico.
  • Veo que no sabes mucho de las festividades propias del continente.
  • No sé mucho de muchas cosas del continente. – Respondió irónico. El gran caballero hizo un gesto de gracia por su respuesta, tomó dos capuchas de un estante y se las extendió a los otros.
  • El deidaebo es la semana más importante de todo el año. – Se paró un momento antes de abrir la puerta hacia la calle. - Durante siete días los dioses descansan mientras los humanos les rendimos ofrendas de toda índole. Con ese descanso las deidades obtienen la fuerza suficiente para poder seguir bendiciéndonos durante otro año entero. Del 24 a 31 de diciembre toda la gente deja de trabajar para dedicarle tiempo completo a la festividad. Esa es otra de las razones por las cuales hay tanto comercio. – Concluyó abriendo la enorme puerta, y todos salieron encapuchados detrás de él hacia el alboroto de las calles.
  • ¿Y qué hay de la ollada? – El chico se rascó el oído de lo molesto que era el ruido del gentío.
  • Es la manera en la que se hacen los sacrificios. – Explicó poniéndose en marcha. – Al principio era una olla, pero con el tiempo se convirtió en un horno a temperaturas infernales al cual se le arrojan todo tipo de cosas, comida, plata, oro… cualquier bien que sea considerado de alto valor. El fuego lo consume todo, y el dios Vénen agarra y se lleva el cuerpo espiritual de lo fundido al Megalo. De los metales precioso siempre quedan resquicios, todo eso se recoge y se vuelve a fundir todos los días hasta que desaparezca, y si algo queda se guarda para el año entrante. He de decir que Olimpia no es el mejor país para pasar la semana.
  • ¿Porque somos pobres?
  • No tanto por eso, es porque acá no tienen estaciones. El tercer pilar de Olimpia, Diome “el rey de los gigantes” cambió las estaciones del país por juventud eterna para su esposa.
  • Pero si somos Magnos, de por sí envejecemos muy lento.
  • No de la misma forma, al parecer Diome se estancó en sus dieciocho años. Debió ser increíble ver a un hombre de más de dos metros y medio y de setenta años con cara de puberto.
  • ¡Más de dos metros y medio!
  • Por algo le decían el rey de los gigantes. En fin, la ollada realmente se disfruta en los otros países donde debe de estar nevando en esta época del año. No es muy placentero estar al frente de metal chamuscado con este clima tan soleado.

Hálbito era bastante diferente a Coliseum, si bien seguía haciendo un calor del infierno, al menos el panorama no era nada arenoso. Las casas también eran distintas, más sofisticadas. Sus paredes estaban hechas de una piedra color gris, no tenían mucho relieve y no había turupes que sobresalieran más que otros. Los techos de madera también se veían mucho más trabajados, además de que eran del obscuro pino.

Estas diferencias se debían a dos cosas, una era que Coliseum es bastante más antigua, y la otra es la geografía física. La capital al estar más expuesta a los rayos solares necesita de colores más claros para poder repeler la luz, ayudando así a que los hogares no se condensen de tanto calor. Por otra, los adobes y las piedras calizas poco tratadas son materiales empleados desde antes de la caída de Helltantine.

Su población en cambio seguía siendo la típica del país de Olimpia, hombres y mujeres muy altos, de contextura gruesa, la mayoría con piel negra, morena o bronceada por el sol.

El sin vida estaba más que acostumbrado a ver a vagabundos por las calles, pero esta ciudad era todavía peor. Había campamentos hechos con palos y sábanas para familias enteras uno al lado de otro a lo largo de la inmensa vía. La mayoría de estos Olimpianos estaban en una desnutrición severa, con costillas marcadas, ausencia de pómulos y clavículas prominentes. Casi todos mendigaban como perros callejeros, colocando cara de misericordia impulsada por ojos llorosos.

  • Esto es una mierda. – Dijo el sin vida.
  • En eso estamos de acuerdo. – Confesó el león. – Estas son las consecuencias de los impuestos impagables estipulados por los Tesalónicos, o mejor dicho, por el pilar Dysis.

Una niña de aproximadamente diez años saltó sobre la pierna del joven héroe y lo sujetó fuertemente.

  • ¡Señor!, ¡señor!, le suplico por favor que nos dé para algo de comer, con una moneda nos basta señor. ¡Le puedo chupar el pene si así lo desea! – suplicó agarrándole los genitales -, ¡pero por favor deme una moneda!

El esclavo se quedó perplejo, con miles de cosas pasándole a la velocidad de la luz por la mente. La niña seguía aferrada a él, tanto a su pierna como a su entrepierna, y fue entonces que el hecho llamó la atención de un caballero Tesalónico que estaba patrullando.

  • ¡Quién osa profanar la intimidad de los acompañantes del capitán Leónidas! – Gritó desenfundando su espada.



#8461 en Fantasía
#4051 en Thriller
#2095 en Misterio

En el texto hay: fantasia, guerreros, horror y drama

Editado: 21.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.