The Magic World

C9: Nada será como antes

Ha pasado un mes y unos pocos días desde que la directora nos encontró en El Bar. Después de eso, subió la intensidad de sus normas. Es de tal manera que no podemos hacer casi nada además de estudiar.

Ella ha prohibido el uso de nuestros dones tanto dentro como fuera de los salones hasta nuevo aviso. También que los estudiantes no tendrán algún contacto físico o el hecho de violar el espacio personal. No se puede besar ni abrazar, apenas acepta los apretones de manos. Las actividades al aire libre y externas quedan suspendidas. Ahora tenemos que estar en nuestras habitaciones a las 7:00 pm. Ha disminuido todo tipo de recreaciones, y exige más clases teóricas.

Como si eso fuera poco, no lo es todo en realidad. Ella tiene el don de las almas, del cual le permite robar las almas de criaturas y distintas razas para pasárselas a cualquier objeto inanimado. Ha estado usando esta habilidad dándole vida a muchos objetos de la escuela. Estos son sus oídos en los pasillos, salones, comedor y los alrededores para que así pueda enterarse de todo lo que sucede.

Nos encontramos los cuatro caminando por los pasillos media hora antes de nuestras respectivas clases.

—Ya estoy harto de esa directora. —confiesa Leo obstinado. —No la puedo aguantar otro mes.

—La teoría no puede serlo todo. —opino con las manos dentro de los bolsillos a los lados. —Si seguimos sin usar nuestros dones, llegaremos a los siguientes años sin la capacidad de estar a tales niveles. —agrego, y veo desde lejos a Zefirth caminando por uno de los pasillos.

—Deberíamos hacerle llegar esto a los Magos Santos o al Gobierno Mundial Mágico. —sugiere Boonie.

—No nos prestarían atención. Al Gobierno no le interesa, y los Magos Santos tienen cosas más importantes que hacer. —asegura Kevin mientras llegamos a la zona donde se encuentran casi todos los salones.

En ese momento, nos topamos con Zefirth que viene caminando sin mirar a los lados y rápido. Nosotros lo detenemos para saber el por qué anda así.

—Voy a mandarle una queja en persona a la directora. —responde con expresión molesta. —Llevo meses sin trabajar, y esto no puede ser posible. A pesar de que la escuela me pague igualmente, yo no quiero dejar de dar clases especiales y excursiones a los jóvenes.

—Esa directora es un asco. —Opina Leo. Al instante, un muro de la escuela le habla.

—¡Hey! No digas eso de la ama. —Se queja el muro hablante viéndolo mal.

—¡¡CALLATE!! ¡Los que chismean no tienen derecho a opinar! —Le grita Leo mostrando expresión molesta y apretando su puño derecho. El muro viviente se aterra y oculta su rostro.

—Ese es otro problema, no podemos tener nada de privacidad fuera de nuestras habitaciones y de las bañeras. Todos esos objetos con vida están en muchas partes que no sabemos. —cuenta Kevin de brazos cruzados.

—¿Podemos ir contigo, Zefirth? —Le pregunto, y él duda en dejarnos.

—¿No les toca clase ahora? —Nos pregunta levantando una ceja.

—Faltan 20 minutos, si somos concisos en lo que diremos, no nos tardaríamos más. —opina Kevin mirando el reloj que tiene en su muñeca.

—Hmm, de acuerdo, pero yo seré quien hable. —Nos dice Zefirth, se da la vuelta y comienza a caminar. Nosotros le seguimos.

Al entrar a la oficina, vemos en cada parte de la misma un montón de objetos vivientes. Libros, estantes, la mesa, el escritorio, columnas...estamos rodeados de su magia. Lo único que hace esto es demostrar que ella ha tomado total control y posesión de la escuela. Ya nada es igual.

—Directora Ameba. —La llama Zefirth, ella baja las escaleras que conducen al balcón. Los cuatro amigos estamos detrás de él. —Quisiera hacerle saber mis quejas de manera presencial, ya que mis notas parecen no haberse tomado en cuenta.

—Pues, las recibí, pero en ningún momento estuve de acuerdo con tus sugerencias ni quejas. —confiesa ella, y se dirige al escritorio. —Pensé que con solo responder una de tus cartas era suficiente.

—Pues, con todo respeto mi señora, pero me hubiera gustado recibir respuesta de alguna que mandé hace una semana. —confiesa Zefirth mientras toma ambas manos suyas. —Han pasado meses desde que se han tomado tales medidas, y creo que puede ser discutible para todos los que estudian y trabajan acá el tema de mejorar Bextruz.

—Y eso es lo que estoy haciendo Zefirth. Mejorar esta escuela. —le aclara ya sentada en el escritorio.

—Pero creo que podemos y deberíamos saber el cómo se sienten los empleados y estudiantes con esta situación. —sugiere Zefirth tratando de ver una manera de convencerla.

—No es discutible, los estudiantes de esta época no saben lo que quieren. —dice ella apoyando su cabeza en su mano encima del escritorio.

Mientras están conversando, he notado que uno de los libros vivientes le está sacando la lengua a Leo. Este con expresión molesta se lo devuelve como un niño.

—Pero, ¿cómo los estudiantes de 3ro a 6to año no saben qué es lo que quieren? —pregunta Zefirth algo alterado. Parece que el comentario de ella no le agradó.

—Zefirth, te lo diré por última vez. Los jóvenes estudiantes de ahora no saben lo que quieren, y ese tema no puede entrar en discusión. —le responde Ameba algo alterada también.



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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