The Magic World

C58: ¡Otra vez te veo, madre!

Drake:

—¡Un año me ha parecido casi eterno! —confiesa mamá, mientras me abraza con mucha fuerza en la entrada—. Estaba angustiada por cómo te iría recibiendo clases de magos.

»Dejarte ir, sin haberme preparado bien mentalmente, fue lo que se hizo tan difícil. Pero me alegra de que hayas vuelto. Tus primas han estado aquí para dar compañía a este pequeño hogar. —continúa hablando, sin permitir que diga ni una sola palabra mientras sigue con el abrazo.

»Tu cumpleaños tuvo que ser allá, debido a las circunstancias. Pero eso no significa que dejaremos pasar tan importante celebración. —concluye, y me suelta para verme a los ojos. Asiento en seguida.

—No tenemos que hacerlo en realidad...

—¡Claro que sí! ¡Ha sido el cumpleaños de mi hijo y no estuve allí!

—12 de noviembre. Ese día tuvimos un fuerte entrenamiento, y celebramos en altas horas de la noche para quedar muertos del cansancio. —le cuento, y suelto una carcajada mientras dejo mis cosas a un lado de la entrada.

—Me imagino que tienes muchas cosas por contar. Toma asiento, preparé una merienda poco antes de que llegaras. —confiesa, sirviendo cuatro tazas de café y galletas.

Ella es una mujer bastante servicial y animosa, pero también nerviosa. No le agrada quedarse sola por días, razón por la que mis primas la acompañaron. Mide 1.68, de 46 años con cabello corto, liso y castaño claro. Tiene ojos cafés como yo, y unas pocas pecas. Es delgada junto a cierto busto que le sienta bien, y de piel clara, raras veces se broncea. Cabe destacar que suele arreglarse de manera sencilla, sin tanto esfuerzo, pero dedica atención a su propio cuerpo.

La casa es algo pequeña, muy adornada de cuadros, muebles, cojines y objetos de exhibición. La cocina suele ser un desastre, porque ella practica mucho repostería y "torpe" podría caracterizarla bien para cuando se le ve en acción. Tenemos un segundo piso donde están cada habitación y el segundo baño. Mi cuarto se encuentra plagado de pósters con magos, hechiceros y criaturas mágicas que hasta desconozco. Del resto, se nota como un cuarto ordinario.

—¡Hermanito! —me llama Alice, bajando las escaleras con mucha emoción.

—Ya vas con "tu hermanito", siempre diciendo ridiculeces. —comenta Gwen, de brazos cruzados junto a ella.

—¡Para de criticar! ¡Cuando jugábamos de niños eras más dulce!

Ambas se la pasaban compartiendo conmigo en la época de niños. Solían ser mis más grandes amigas. Sobre todo nos veíamos en vacaciones. Alice tiene 22 años, de cabello largo hasta la cintura, castaño liso, piel clara, con un cuerpo voluptuoso y estatura de 1.78. Es muy divertida, animosa y cariñosa, el alma de las fiestas y reuniones familiares. En cambio, Gwen, teniendo cabello corto, castaño oscuro, liso, piel clara con vestimenta estilo gótico, delgada, 1.75 y ojos azules como su hermana; es el contrario de esa personalidad. Mucho más seria, amargada y sarcástica.

—¡Te extrañamos muchooo! —confiesa Alice mientras me abraza fuerte. Toma mi cabeza, y la pega en sus senos.

—No seas descuidada. No lo tomes así. —le ordena Gwen, pasando al lado de nosotros—. Espero que estés conteniendo tu parte pervertida, "hermanito". —agrega, mientras clava la mirada en mí. Me pongo nervioso al instante.

—AaAhh.. Egh... —balbuceo.

—¡La merienda está lista! —informa mi madre—. Drake, te preparé el almuerzo. Debes tener mucha hambre después del viaje largo y agotador que pasaste.

—El tren dimensional no se tarda casi nada. —le informa Gwen, con una mirada de fastidio y aburrimiento—. Además, la estación se encuentra a diez minutos en bus hasta acá.

15 minutos después...

—¡¿QQUUÉÉÉÉ?! —pregunta mi madre, y finge un desmayo al enterarse de lo que he pasado este año. Alice le sique el juego, como si fuese paramédico.

—Eso ha sido cool. —comenta Gwen, fascinada.

—Hace más de un año, no me imaginaba nada parecido. Ahora hasta estoy sorprendido.

—Lucharon contra un Nomu, vencieron a criminales y asesinos, eres tendencia en gran parte del mundo mágico ¿y te creen el hijo del Rey Demonio? —repasa mamá. Finge de nuevo el desmayo, estando en el sillón. —Creo que son muchas cosas para digerir en un solo día.

—Ehh... bueno, repetiré el almuerzo. Ciertamente tenía mucha hambre.

—¿Más comida? ¿Desde cuándo te alimentas así? —pregunta mamá. Cuando está por levantarse, Alice la detiene.

—Tía Sarah, me ocuparé de servirle. —le informa, y se dirige a la cocina.

—Tiene razón, tu apetito es aún mayor que antes. No eres alguien que come otro plato, siempre andas satisfecho. —recalca Gwen, otra vez mirándome detenidamente.

No me había dado cuenta de ello. En verdad estoy consumiendo más comida que antes. Ahora me pregunto si será razonable o tiene algo que ver con la magia. Sin embargo, no es ese el tema en que ando enfocado. Sé que mis primas están presentes, pero no quiero tardar ni un segundo más para sacar esa conversación. Me invade la intriga de conocer la historia pasada del Mundo Mágico. Así que, cuando llega Gwen con la comida, realizo la pregunta.

—¿Conoces esa historia del Rey Demonio?



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En el texto hay: personajes variados, combates epicos, lugares magicos

Editado: 27.10.2022

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