En una noche tormentosa donde hasta los animales del bosque tenían miedo, en una pequeña aldea una mujer muy hermosa daba a luz a sus mellizos, los cuales desde hace un tiempo resguardaba en su interior
-Ya casi diosa luna, solo puje, puje- le decía la partera a la mujer que se retorcía del dolor en la cama
-No puedo...- repetía ella entre lloriqueos
Y no es para menos su esposo quien debería acompañarla no se encontraba en ese momento ya que la aldea o manada como la llamaban estaba siendo atacada y todo con el objetivo de robar un bebe de la mujer que en un cuarto custodiado por guardias los traía al mundo
-Vamos mi señora, usted puede solo puje mas ya puedo ver la cabecita del primero- todos en el cuarto esperaban con ansias el nacimiento de los bebes
-Aaaaahhhh!-grito la mujer y al poco tiempo se escucho el llanto del primer bebe. un precioso niño de cabellos rubios.
pero no había tiempo para seguir apreciándolo, pues faltaba un bebe y se podía escuchar en la habitación la violencia de la batalla que libraba su mate.
Después de unos minutos de llanto, gritos y maldiciones el segundo bebe había nacido, una hermosa niña de aspecto tierno y delicado, que capto la atención de todos en el cuarto y les robó varios suspiros.
fue llevada a la cuna donde estaba su hermano el cual al tenerla al lado la abrazo como si la protegiera, lo que impresionó a todos los presentes en la habitación.
Mientras limpiaban a su madre, fuera su padre estaba un poco confundido, pues los hombres que los atacaban dieron retirada; no entendía su accionar , porque después de varias muertes de ambos se irían?
Cuando cayó en cuenta del suceso, se dirigió rápidamente a la casa en la que su esposa he hijos esperaban angustiados
Pero, he aquí que el enemigo ya se encontraba frente a su objetivo, un hombre de piel muy pálida y ojos que aterrorizaban sostenía en sus brazos a la niña que lloraba desconsoladamente al igual que su hermano
Su madre quien se encontraba en la habitación contigua estaba desesperada pues no tenía las fuerzas para ayudar a sus bebés y los guardias que antes la cuidaban habían sido asesinados
El padre de los bebés furioso al escuchar el llanto de uno, tumbo la puerta cual viento enfurecido y más fue su furia al ver que aquel hombre con una mirada aterradora sostenía en brazos a su pequeña princesa.
-Suelta a mi hija!-bramó furioso, pero el hombre solo sonrió con malicia para luego soltar una carcajada que erizó los vellos del enfurecido alfa
-eres hermosa y mía- dijo el hombre a la niña sin prestar atención a su padre, empezó a recitar unas palabras a la niña en un lenguaje extraño lo que la hacía llorar más fuerte, su padre al comprender lo que pasaba intentó acercarse pero no podía moverse; él hombre lo había paralizado
-Tengo que dejarte preciosa, pero volveré y serás mía- dijo a la vez que dejaba a la niña en el suelo y se marchaba
Después de varios minutos el alfa pudo moverse y con cuidado agarró a sus hijos y los llevó con su mujer, ambos estaban fascinados con la belleza de su hija y sabían que su hipnotizante belleza la ponía en peligro
-No quiero perderla...- dijo la mujer con lágrimas en los ojos
-No lo harás cariño- aseguró su esposo- prometí protegerlos y eso are; reunió a todos sus guardias y a su manada, tomó a todos sus hijos y a su mujer y se marcharon para comenzar de cero en otro lugar
Su manada se encargó de destruir los vestigios que indican su estadía allí y luego siguieron a sus gobernantes donde un nuevo comienzo los esperaba y con el que soñaban para mantener a su nueva princesa segura
Mientras tanto en otra aldea un joven defendía a capa y espada a sus familiares, su aldea estaba bajo ataque, pocos se atrevían a hacerlo pero siempre existía uno que otro temerario y el jamás permitiría que le hicieran daño a sus protegidos.
En un momento pudo sentir que el aire de la noche le traía un tenue pero exquisito olor a agua fresca, bosque y un ligero toque de vainilla y una sonrisa se plantó en su rostro
Pero enseguida tuvo una sensación de miedo, sabía que no era suya si no de la persona que provocó su sonrisa. y este así como llegó se fue, eso lo preocupó y lo puso furioso. La furia por no saber. lo ayudó a exterminar la amenaza y al llegar a sus aposentos rezó a la diosa de su manada para que protegiera al ser que aún no conocía y que hace años esperaba.
Desconecto su mente de todo y se empezó a imaginar como seria, se quedó dormido soñando con unos ojos azules tan claros como el agua del océano los, cuales contenían una rara mezcla azul, verdes y morado y con cabellos rubios casi blancos.