Según el brujo con el que comparto el caballo estamos muy cerca de Karp, una aldea oculta de los brujos con ojos de la luna justo como lo estaba Harld. Ackerley y Thomas han sido quienes se han encargado de brindarles seguridad sobre nuestro verdadero linaje explicando que un hada fue quien nos ayudó para poder pasar los las aldeas de los brujos del sol sin ser descubiertos y sobre todo para que el "príncipe" no nos descubriera. Nos hemos detenido un poco para descansar y que los caballos puedan comer algo. A pesar de que la luna se encuentra en lugar del sol mi energía no ha vuelto, mi corazón late de prisa desde que realicé el hechizo en la taberna para liberarlos del hechizo oscuro, además de que no me siento capaz de permanecer de pie por mí misma. -Así que una bruja encantada por un hada, no me mal entiendas, pero eso suena estúpido- ríe, y deja de hacerlo cuando ve detenidamente mi rostro. -Oye ¿Qué sucede? Te ves...- sujeto su brazo cuando siento que ya no puedo más, mis piernas se doblan, entonces él me sostiene antes de que caiga al suelo, sus manos aferradas a mi cintura y la manera en que me ve me hacen recordar a ese imbécil, cometí un error, confié en un brujo que solo me creía lo más repugnante en el mundo, pero no volveré a cometer ese error. -Hope... no cierres los ojos... mírame...-.
Lo escucho perfectamente bien, late lentamente con cada respiro. Hay un extraño aroma, no logro descubrir lo que es, pero es agradable y conocido, lo que me hace querer saber lo que es. Una sensación que no se aparta de mí invade mi alma, como si deseara llorar, no lo sé, no puedo explicar, es extraño. De pronto me pregunto en dónde estoy cuando lo que viene a mi mente es aquel beso a la orilla del lago en Aldous, la mirada de Eirian y el roce de sus labios; la taberna en Allard y haber bailado con Declan, entonces lo veo a él, Brujilda me grita a la cara lo imprudente que he sido pero solo puedo pensar en quién de los brujos de las aldeas anteriores es mejor, no puedo obtener una respuesta sobre ello, así que le grito lo despreciable que ha sido y lo idiota que es, pero, entonces lo entiendo, por qué me siento así, por qué mi corazón duele. Myra viene a mi mente. Ambos estamos en una habitación con la misión más temeraria que he tenido en mi vida, lavarnos en una misma habitación, desnudos, lo veo a él y es lo único que veo ahora, su espalda, sus brazos y como luce su cabello después de haberlo lavado, aún está mojado y el agua se desliza por su espalda, sí, mi corazón se aceleró cuando lo vi, desnudo, pero se aceleró más cuando lo vi en ese bonito traje, sí, lo acepto, parecía lo que es, un príncipe. Lo veo colocar un trozo de tela de su camisa para cubrir la herida que me causé en la cascada por aquella punta de flecha. Lo veo caer de aquel techo, y su cuerpo temblar por el veneno en su interior. Entonces logro descubrirlo, lo tomo de la mano para salir del aquel baile, pero cuando lo hacemos todo ha acabado. La recuerdo a ella, Myra fue buena conmigo. Mis amigos deben tener un lugar donde vivir sin temor a ser cazados. Ahora que el rumbo de nuestra misión ha cambiado me doy cuenta de que quizás romperé aquella promesa, devolver a su hermano, le devolvería a Eiran a su único hermano. Abro los ojos, hay muchas mantas cálidas sobre mí, el aroma continúa, entonces lo veo, su mano aferrada a la mía como hacia cuando niños y me enfermaba y no podía salir de casa, su cabeza apoyada a la orilla de la cama, duerme, luce cansado. Me levanto de la cama. Aún está oscuro, así que he estado inconsciente solo por poco tiempo. La ropa que tengo puesta es cómoda pero no la indicada para salir, tomo uno de los trajes que están sobre una pequeña mesa de madera en el centro de la enorme habitación, mientras me pongo la ropa veo las enormes pinturas que cubren la mayor parte de las paredes, son pinturas de guerras, de la luna y estrellas, pero la más grade es la del brujo con quien compartí el caballo camino aquí. Miro por la ventana y hay niños jugando afuera. -No pensaras en saltar- alguien ha entrado a la enorme habitación, Thomas continúa durmiendo y ahora que lo pienso no tengo idea de en donde están Ackerley y Melisande.
-¿Quién eres tú?- inquiero al ver que hay más de una pintura de él en este lugar, sonríe y se acerca, ya no usa ropa vieja y sucia, sino una elegante y bastante limpia. Se acerca, retrocedo. -Tenemos que hacer algo con tus ojos, no creo que quieran seguir fingiendo ser uno de esos malditos, a menos que deseen seguir ocultándose entre ellos, no recomiendo esa opción porque el príncipe de Brayton ya debe haber alertado a todas las aldeas-.
-¿Quién eres?- insisto.
-Bien, me presento formalmente, mi nombre es Nathaniel, soy el príncipe de los brujos con ojos de la luna, mi familia ha reinado las aldeas ocultas por miles de años, claro, a excepción de una, la única aldea oculta hasta a los de su linaje a aquellos que no nacieron ahí. Por lo que he escuchado por tus amigos eres la pieza más valiosa de Harld, por lo tanto, eres una princesa, la princesa de Halrd-.
-No soy una princesa-.
-Habrás notado que no soy un príncipe común, no voy por ahí paseando por las aldeas de mi linaje mostrándome como un ente superior porque no lo soy, mi misión como príncipe es salvar a brujos de nuestro linaje de las manos de los del sol-.
-¿Enserio? Entonces el calabozo y esas cadenas en tu cuello ¿eran una forma de ayudarlos?-.
-Me dejé atrapar para poder salvarlos, estaba ideando mi plan, pero entonces apareciste con el príncipe Damon, sabía que eras diferente porque nunca ningún brujo del sol ha deseado acercarse a nosotros, ni siquiera se atrevían a mirarnos o a amenazar a un brujo de la guardia real para poder acercarse. Noté que había algo en tu mirada que nunca antes había visto en nadie más, había interés hacia nosotros y por ello te propongo algo, al tener la misma misión en la vida te pido que seas mi esposa, reinemos juntos princesa de Harld y protejamos a los nuestros uniendo nuestras fuerzas- Ackerley y Melisande aparecen tras él y me observan sorprendidos, han escuchado lo que me ha dicho y creo que ambos saben perfectamente lo que voy a decir. -Antes de que digas algo tengo que hacerte saber que he hablado con todos los brujos que habitan Karp y están de acuerdo con ello, siete familias están interesadas en hablar contigo, al parecer quieren darte unos regalos en agradecimiento por haber salvado a sus seres amados, si no te molesta y estás dispuesta se encuentran afuera- no espera a mi respuesta, solamente toma mi mano y tira de ella como si fuésemos amigos cercanos, me guía hasta donde están aquellos brujos, las puertas se abren y efectivamente como lo ha dicho, muchas familias están aquí. Todos se acercan en orden, agradecen y se inclinan como si yo fuese una princesa, intento corregir su manera de referirse a mí, pero nadie me hace el menor caso, dejan canastas repletas de frutas, un pequeño cofre en el cual se encuentran algunas joyas que parecen realmente valiosas, hay una hermosa daga con un pequeño diamante incrustado en el mango. -¿Lo ves? les he hablado de ti, de Harld, y a pesar de no tener magia y de no haber nacido aquí en Karp ellos ven lo valiosa que eres, Hope te pido que seas mi esposa y si aceptas, mañana mismo cuando la luna aparezca te haré mi esposa- la seguridad con la que pronuncia cada palabra me aterra, puesto que pareciera que está seguro de que aceptaré.