The Other Side

Él Nos Sigue

Todos procedieron a esconderse en distintos lugares—a pesar de que solo Marie había escuchado el ruido— y esperaron que transcurrieran unos minutos. 
No ocurrió nada, las pisadas simplemente habían desaparecido, si es que alguna vez existieron.


—No deberíamos traer a esta loca, oye cosas que no existen— Se quejó Marcus mientras abandonaba su escondite detrás de unas cajas.


—¡Escóndete idiota! Escuché pasos fuera— Marie lo regañó desde las sombras que le brindaba un rincón de la sala.


—¡Marcus házle caso!— Kran había salido de detrás de otras cajas y se dirigía hacia su compañero, cuando de repente...


¡BUUUM!


Una explosión bastante considerable se produjo en la puerta de la habitación. 


Marcus cayó tendido al suelo con restos de madera y piedra sobre él, se hallaba inconsciente debido a un golpe en la cabeza, un pequeño hilo de sangre comenzó a brotar. Kran y Marie se pusieron a cubierto e intentaron llegar hacia donde se hallaba el compañero caído, sin embargo, una segunda explosión detonó. 


Más pedazos de pared se vinieron abajo. La sala parecía estar a punto de desmoronarse. 


—¡Salgan de ahí ratas!— ordenó una voz que provenía desde el exterior. 


Marie y Kran se miraron por unos segundos. Nadie entendía nada. Ambos se hallaban en un gran problema: Marcus sangraba cada vez más y había un loco asediándolos.


Rápidamente arrastraron entre ambos a su compañero. Lo llevaron hacia una esquina donde evaluaron las condiciones en que se hallaba: tenía una brecha en la cabeza; no lucía muy bien y al parecer el golpe lo hizo perder el conocimiento por completo.


—¡Si a la cuenta de diez no salen, explotaré una tercera carga!— Volvió a gritar el desconocido.
El hombre comenzaba a sonar impaciente.


—¡UNO!


—¿Qué hacemos?— preguntó la chica algo asustada.


—No tengo idea. Mi compañero está inconsciente y un loco nos quiere matar— comenzó a recoger rápidamente todo lo que había a su alrededor— Busca algo que sea útil para salir de esta.


—¡DOS!


Marie se dirigió hacia un par de estantes del fondo, tomó todo lo que pudo e intentó guardarlos entre las cosas de Marcus.


—¡TRES!...¡CUATRO!...¡CINCO!


—¿Y si luchamos?— sugirió Marie— Creo que solo es él. Tenemos las de ganar.


—Supongo que no hay más remedio— Cargó a Marcus sobre sus hombros y ambos salieron lentamente del lugar.


—¡SEIS!...¡SIETE!...OCHO!


Al salir pudieron observar como en el centro de la plaza se ubicaba un hombre bastante regordete y calvo. Llevaba un detonador en una mano, y una pistola en la otra, con la cual les estaba apuntando directamente.


—Por lo que veo, habéis decidido bien— Sonrió de forma despreciable— Un gusto conocerlo señor Kran— Dirigió su arma hacia la chica— ¿Podría presentarse señorita?


—Me llamo Marie— contestó con un marcado tono de repulsión.


El hombre sonrió de forma macabra. Al cabo de un par de segundos reparó en el hecho de que no estaba solo, sus acompañantes les dirigían miradas de desagrado mezclados con odio.


—No os veo muy contentos ¿Qué pasa? ¿No me conocen?— Su semblante lucía una tristeza bastante mal fingida— No hay problema, os aseguro que me recordarán— Rápidamente su boca moldeó una risa maliciosa.


—¿De qué nos hablas?— Kran soltó levemente a Marcus en el suelo e intentó acercarse con las manos en alto, en señal de rendición.


Un disparo impactó un par de centímetros delante de sus pies.


Retrocedió rápidamente e intentó analizar la forma de salir de ahí. Era imposible, estaban a más de siete metros, y el loco parecía tener buena puntería y velocidad.


El hombre se agachó y rebuscó con su mano libre en una gran bolsa roja ubicada a su lado. Sacó dos pequeños frascos negros y se los lanzó.


—Señor Kran y señorita Marie, os voy a pedir que los tomen y que procedan a ingerir el contenido— Miró su reloj con impaciencia— Tienen diez segundos antes de que vuelva a disparar, y esta vez no fallaré.


Ambos recogieron sus respectivos frascos. Marie lo destapó y observó el color de su contenido.


—¿Qué haces?— susurró Kran entre dientes.


—Es un calmante, diría que uno muy fuerte a juzgar por el olor— respondió en un tono apenas audible— Tómatelo, creo que tengo una idea.


—¡SIETE!


Al darse cuenta de que el conteo ya estaba bastante avanzada ambos bebieron el contenido. 


—¡Kran te amo!


De un momento a otro Marie se abalanzó sobre Kran y le dio... un beso. 


No pudo evitar abrir los ojos por la sorpresa, no solo a él, sino también al demente que detuvo su conteo ante tal acción repentina.


Unos aplausos comenzaron a retumbar en medio de tan desolado panorama.


—Muy bonito todo— Los aplausos pararon de forma paulatina— Si mis cálculos no me fallan— Observó nuevamente su reloj— Estaréis dormidos en tres, dos, uno...


Ambos cayeron directamente contra el suelo totalmente inconscientes. 


Se acercó lentamente hacia ellos mientras enfundaba su arma. Procedió a tomarles el pulso, después de comprobar que ambos seguían vivos decidió checar que Marcus se encontrara vivo; su estado no era muy favorable.


Rebuscó nuevamente en su bolso y sacó otro frasco que contenía un líquido verde y espeso. Lo aplicó sobre sus heridas y estas comenzaron a emitir unas pequeñas burbujas, en cuestión de segundos ya habían dejado de sangrar.


—Con un poco de suerte tu cabeza también valdrá algo— Sacó un par de sogas y comenzó a atarlos a todos— Por cierto, me llaman Souler, espero que nunca lo olviden.


..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... ..... .....


Marie abrió los ojos con cautela e intentó dar un rápido vistazo.



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En el texto hay: magia, alta fantasia, artefactos magicos

Editado: 03.01.2024

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