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The man carved in my heart
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15 December, la fecha estaba borrosa en el manuscrito
Las mañanas en la casa de Ofelia y Erik se convirtieron en una rutina dulce y familiar. El aroma del café recién hecho llenaba la cocina mientras Ofelia preparaba el desayuno. Los rayos del sol se filtraban a través de las cortinas, pintando patrones dorados en el suelo de madera.
Erik aparecía en la cocina, aún medio adormilado, con el cabello revuelto. Ofelia le ofrecía una sonrisa y una taza de café caliente. Juntos compartían el pan recién horneado y las mermeladas caseras que Ofelia preparaba con frutas del jardín.
-¿Tuviste algún sueño mon cher? -pregunta Ofelia, mirando los ojos verdes de Erik.
-Si, Soñé que estábamos en un bosque encantado, rodeados de luciérnagas. Tú llevabas un vestido de seda azul, y yo te besaba bajo la luna llena. parecía una noche mágica casi irreal
Ofelia reía. -Eres un romántico empedernido, mon cher.- Dijo tomando un trago de su café.
Después del desayuno, Erik se ponía su abrigo y salía a trabajar en su taller. Ofelia lo acompañaba hasta la puerta, sintiendo el frío en el aire. Se despedían con un beso y una promesa de verse al final del día.
Mientras Erik estaba en el estudio, Ofelia se dedicaba a sus propios proyectos. Ella trabajaba como maestra de Kinder entonces salía a la una de la tarde del trabajo, pero ahora se encontraba en un descanso, A veces pintaba en su pequeño rincón junto a la ventana, capturando la belleza de los paisajes que la rodeaban. Otras veces, se sumergía en los libros de la biblioteca, buscando respuestas a preguntas que ni siquiera sabía cómo formular.
Por las tardes, Erik regresaba con las manos manchadas de pintura. Ofelia lo recibía con una sonrisa y una taza de té. Juntos compartían sus logros y frustraciones. Erik hablaba de sus cuadros, de las luces y sombras que intentaba capturar en el lienzo. Ofelia le contaba sobre sus descubrimientos en los libros antiguos, sobre los misterios que parecían esconderse en cada página.
…
¿Quién es el? por que se sentía tan familiar en mi corazon. Era como si mi corazón estuviera recordando un momento o más bien una persona. De Repente eso trajo un recuerdo…
En mi mente, vi las lucecitas a través de la niebla, quise mantener la calma y soporté el peso de la grieta, me vi a mi misma aferrarme fuerte cada vez que empezaba a alejarse. Vi mi espalda se romperse bajo el peso de llevarnos subiendo por la cuesta, Dejé de intentar hacerlo reír, dejé de intentar llegar a él, deje atrás al hombre tallado en mi corazón. Luego de verlo tolerar mi compañía y dañar nuestro matrimonio.
Luego de miles de noches poniendo la mesa con las vajillas elegantes. lo observe tolerar eso, como si mi esfuerzo no tuviera valor nulo. Lo vi empezar a tener mucho estrés por el trabajo, o al menos es lo que creí…. él lo había hecho, FUE EL.
En ese momento empecé a escuchar un pitido y mis párpados empezaron a pesar. hasta que me desmaye. podía escuchar levemente voces. -Te dije que sería mucho para ella- Gritó una de esas voces.
- Ella está lista, Rose. era hora y todas reaccionan así y eso ya lo sabes.-
…
Al día siguiente, cuando Erik entró en su taller, encontró un lienzo en blanco apoyado contra la pared. La luz del sol se filtraba a través de la ventana, iluminando la superficie virgen. Inspirado por el sueño del bosque encantado, Erik tomó sus pinceles y comenzó a pintar.
Los colores cobraron vida en el lienzo: los verdes profundos de los árboles, el azul intenso del cielo nocturno y las luciérnagas parpadeantes. Cada trazo era una promesa de magia. La promesa de que estarían siempre juntos.
Mientras tanto, Ofelia exploraba la biblioteca con más detenimiento. Encontró un antiguo diario escondido detrás de un estante. Sus páginas amarillentas revelaban historias de antiguos habitantes de la casa: amores perdidos, secretos compartidos y momentos de éxtasis.
Ofelia se sumergió en las palabras, sintiendo que estaba descubriendo los hilos invisibles que conectaban su presente con el pasado.
Esa noche, cuando se reunieron junto a la chimenea, compartieron sus hallazgos. Erik mostró su pintura, y Ofelia leyó fragmentos del diario en voz alta. Juntos, imaginaron cómo la casa había sido testigo de tantas vidas entrelazadas a lo largo de los años.
Y aunque el verdadero secreto seguía siendo un misterio, sabían que estaban tejiendo su propia historia de amor y magia…
-
-Erik…?-
-Sí, cariño?- dijo concentrado en el periódico pero prestando atención a su amada.
-¿Crees que esto va a funcionar?.. no me refiero a que piense que no, nunca dudaría de ti pero… ¿qué tal si no hicimos lo correcto?- dijo con un tono de preocupación - D-dejé a todos atrás y no sé, solo siento que debe de haber otra manera.-
Erik dejó el periódico a un lado, su expresión se endureció y su voz se volvió tajante.
-¡Ya basta! No puedo creer que sigas dudando después de todo lo que hemos pasado. Hicimos lo que teníamos que hacer, y no hay vuelta atrás. ¡Confía en mí o no confíes en nada!-
Ella se quedó en silencio, sorprendida por la intensidad de su respuesta, mientras Erik se levantaba y salía de la habitación, dejando un aire de tensión palpable. Ella se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Erik. Luego, decidió que no podía dejar las cosas así. Se levantó y lo siguió, encontrándo la sala, mirando por la ventana con el ceño fruncido.
-Erik, espera,- dijo con voz suave pero firme. -No quiero pelear contigo. Solo necesito entender y sentirme segura de que estamos haciendo lo correcto. Por favor, hablemos.-