Capítulo 10

El evento se extendió hasta la madrugada. Jon permaneció algún que otro rato merodeando por el teatro, recibiendo halagos y agradecimientos, y pronto se marchó a su hogar a descansar. Como siempre, evadió a los medios de comunicación, que se acercaron a él deseosos por conseguir algún buen testimonio. Pero a Jon ni siquiera la emoción le aflojó la lengua. Jon se mostró agradecido por tal reconocimiento, pero su carácter como siempre se interponía a todo. Era un “ícono” del Rock —no le gustaba la palabra estrella, le parecía un término demasiado glamoroso, que iba en contra de la filosofía de los setenta—  y por esa razón se le perdonaba aquella actitud reservada y rebelde.

         Nosotros regresamos al hotel luego de acomodar los equipos. Lee y Roger regresaron en coches separados; la decepción que sentían se evidenciaba en sus rostros. A pesar del horario vi que Ian se dirigió en busca de alguien del hotel para conseguir té de jengibre para suavizar su garganta. Jim se le unió; a ambos les costaba bajar los decibeles luego de un show. Chris y yo diferíamos en ese aspecto, hacíamos al revés; recién después de tocar nos permitíamos relajarnos. El sueño bajaba plácido, con la tranquilidad de que todo había salido bien.

         Al otro día me desperté con un terrible dolor corporal. La cabeza me zumbaba, y creí escuchar murmullos que primero asocié con delirios de la mente. El balcón de mi habitación daba a la calle, y cuando me asomé a través de este comprendí de qué se trataba todo. Afuera del hotel había una multitud de fanáticos de los Purple Roll. Sujetos que llevaban remeras de la banda, portaban banderas a lo alto y gritaban de alegría una serie de palabras en francés, que obviamente no pude descifrar. Eran individuos de todas las edades; incluso familias con niños, y varios grupos de adolescentes. Aquello me conmocionó, pero al instante me di cuenta que algo no andaba bien.

         Nadie podía saber que Lee y Roger estaban en Ginebra; y aparentemente, a juzgar por aquella movilización, mucha gente lo sabía. Probablemente —que sería lo peor de todo— se había filtrado la información de que Lee y Roger habían estado en el evento de anoche. La pregunta era cómo. ¿Cómo lo habían descubierto? Lee y Roger se habían disfrazado siempre antes de salir, incluso allí mismo, dentro del hotel. Ellos siempre habían llevado pelucas, anteojos negros y ropa extravagante que no combinaba ni por asomo con sus verdaderas personalidades.

         Encendí la televisión. Todos los canales hablaban de lo mismo. Se repetían fragmentos del evento de anoche, mezclados con viejas presentaciones de la banda. De fondo, los periodistas hablaban animadamente mientras en la parte inferior de la pantalla rezaba un particular titular en letras gigantescas: «POSIBLE REUNIÓN DE LOS PURPLE ROLL». Canales americanos, de Londres, Suizos, italianos y franceses celebraban aquella noticia como la principal primicia del día. ¿Cómo se había filtrado la información?

         Dejé de hacer zapping cuando distinguí imágenes de Lee y Roger disfrazados. Era el canal informativo más importante de mi país. Subí el volumen:

»Casi veinte años de espera. Fue un largo duelo el que dejó la muerte del famoso guitarrista Joseph Becker, mundialmente conocido como Joe Night. La banda que nació en Hertford en 1968, rápidamente conquistó el mercado musical, y los corazones de cientos de miles de fanáticos alrededor del mundo.

»Anoche, durante el formidable evento de homenaje que se celebra cada año en la ciudad de Ginebra, Suiza, donde se le rindió homenaje al baterista y productor Jon Griffin —miembro fundador de los Purple Roll— diferentes fuentes aseguran haber visto a Lee Stoff y a Roger Evans, respectivos vocalista y bajista de la banda más fenomenal de todos los tiempos.

»La presencia de Richard Jones se había confirmado hacía algunos meses, dado que formaría parte del repertorio de homenaje. Aquello fue recibido con entusiasmo y furor por todo el grupo de admiradores. Sin embargo, nadie esperaba que asista el resto de la banda, quienes habrían ingresado al lugar disfrazados y con una identidad falsa. Aquello sugiere, claramente, que se avecina algo importante para los Purple Roll, «una nueva era, una posible reunión», estimaron rápidamente los comentaristas del espectáculo más reconocidos en el ambiente.

»Hoy por la mañana periodistas musicales nos han enterado que Lee Stoff ha suspendido una serie de recitales en su actual ciudad de residencia, Lisboa, por motivos desconocidos… Algo inusual en el músico, que sólo ha suspendido una gira de verano hace cinco años, obligado por su médico y su mánager, debido a la operación de nódulos en su garganta que tuvo que practicarse por emergencia. Ahora sabemos que la suspensión ha sido para acercarse al evento en persona.