- Y esa sería toda la información –
La anciana ama de llaves terminó de informar a su “joven ama”, la cual tenía su expresión apática y su mirada vacía, como si deseara estar en otro lugar haciendo otra cosa,
- Que Vilhena vaya a Nueva York y se encargue del desastre que causó Rita, por supuesto puede utilizar mi nombre. En cuanto a esa estilista que se ha llevado “el paquete” me haré cargo personalmente –
- Como lo suponía –
La anciana habló con cierto tono de alivio y relajó su rostro, como si hubiese estado esperando esa respuesta, sin embargo…
- No te equivoques abuela, no estoy haciendo esto para tomar venganza por Rita, esa supuesta estilista…, tengo un mal presentimiento acerca de ella, siento que debo matarla con mis propias manos –
- Faris… –
La anciana llamó a la joven por su nombre.
Faris Le Fleur, esa joven de silueta delgada y frágil se levantó de la silla detrás del escritorio donde estaba, tenía puesto un elegante smoking color lila acuoso, sin duda la clase de traje que usaría un hombre, y por supuesto todo indicaba que fue diseñado para ser usado por un hombre, no obstante, la manera en que ella lo lucía tan bellamente era simplemente inexplicable.
Faris salió de esa habitación que era como el despacho de un abogado, afuera había una sirvienta en “modo de espera”,
- Iré a la bodega –
- Entendido Mademoiselle –
Con esas simples palabras la sirvienta asintió y siguió a Faris, caminaron por esa gran mansión y luego de bajar un par de escaleras llegaron a lo que sería una habitación en el sótano. La sirvienta abrió la puerta para Faris, el interior era una visión impresionante, o terrorífica según quien mirara.
Era un enorme almacén de armas.
Un simple vistazo a ese gran arsenal reunido allí era suficiente para notar que había bastantes armas para empezar una guerra.
Toda clase de rifles, pistolas y metralletas, lanzacohetes, lanzagranadas, bazucas, lanzamisiles; pero también había armas blancas, espadas, cuchillos, guadañas, etc.
Faris entró y miró alrededor, por un ligero momento, dio la impresión de ser una pequeña niña en una tienda de dulces que no sabía cuál elegir,
- Creo que llevaré un poco de todo –
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Editado: 24.04.2020