02
Grace es la primera que se interesa en saber quién es la persona que toca el timbre, así que se apresura. Yo solo bajo un par de peldaños, quedando a la mitad del camino de las escaleras. Ellas se dan cuenta de mi presencia. Espero que no sospechen que las he estado escuchando todo ese tiempo.
—Deben ser ellos. —Dice cuando llega a la puerta.
Veo como las demás dan pasos así atrás en cuanto ven a su amiga dar pasos hacia la puerta.
—No la abras. —Pide Flor, como si temiera que algo malo pasara. Y creo que en el fondo también pienso como ella.
No sé como sentirme, si soy sincera. Han dicho que me han vendido a alguien —quiero creer que no de manera literal—. ¿Debería temer que ese alguien venga a por mi? Supongo que sí. No por nada ha dicho Grace que de todos modos debería alegrarse si no fui yo de algo que no sé que no sé si hice o tan siquiera de qué hice, si hice algo malo, no lo sé. Supongo que las cosas por las cuales hay que alegrarse son negativas y me involucra en esas cosas.
Quizás estoy en shock por lo que he descubierto apenas siendo en mi primer día de perder la memoria.
Me muerdo el labio cuando escucho que abren la puerta. No puedo ver desde aquí quién es, pero puedo escuchar que han dado pasos y cada vez se escuchan más cerca. Grace no le ha tomado importancia a lo que ha dicho Flor y claro está desde que saluda, alegre de ver a las personas que estoy a punto de ver.
Las chicas siguen retrocediendo de sus lugares, todas juntas. Ya no las veo con curiosidad en sus rostros. Las veo con temor ahora y creo que es por las personas que han entrado. No sé quienes son. Me causa más curiosidad ahora que veo sus reacciones.
Grace no tarda en dar un quejido y no entiendo el porqué. Con solo escucharla me da la impresión que es parecido a dolor, pero ¿de qué? Bajo completamente y me encuentro con cinco chicos. Parecen ser de la misma edad que nosotras.
Grace está pegada a uno de ellos, al único rubio oscuro entre ellos. Pero se aleja como si supiera que la estoy viendo, aunque no creo que haya sido por eso, no pudo haberme visto en esa posición.
Ella sigue retrocediendo, con sus manos sobre la parte debajo de sus costillas. Y sigo sin entender parte de su reacción. Entonces ella suelta:
—No recuerda nada. No recuerda nada. —Susurra entre llanto, casi como si fuera un súplica. Entonces cae al suelo por un mal movimiento de su pie, es como si toda su fuerza se estuviera desvaneciendo en cuestión de segundos.
Nadie hace nada y creo que comienzo a entender por qué es así. He comenzado a ver unas manchas rojas debajo de las manos de Grace y cada vez se hacen más grandes. Las expresiones que ella hace lo dicen todo. Hay dolor, hay sufrimiento e incredulidad de lo que ha pasado.
Miro al chico que estaba pegado a ella antes y esta vez veo lo que tiene en mano: un cuchillo, con el filo lleno de sangre. Las gotas rojas caen al suelo y lo manchan. Y el chico ni siquiera muestra arrepentimiento por haberla apuñalado. Y los demás chicos —los que supongo que son sus amigos porque no se parecen en nada— no muestran nada de expresiones en su rostro, como si no tuvieran alma. Es como si todo estuviera calculado.
Las chicas no hacen nada, quizás por el shock de ver a Grace luchando contra la sangre que ahora llega hasta sus piernas o tal vez es el temor de que les hagan lo mismo con ellas. No sé muy bien por qué no hacen nada, pero puedo comprender porque hasta yo me he quedado en shock.
No sé qué más harán ellos, no tengo ni idea. No me han visto y a las demás si y tengo miedo de que hagan algo contra ellas. Ellas me han rescatado de una muerte segura, así que no puedo quedarme aquí parada sin hacer nada por ellas cuando ellas me han dado todo para estar bien.
Quisiera ayudarlas, pero no puedo. Mis piernas no me responden cuando veo que ellos también tienen cuchillos en las manos, preparados para atacar en caso de que alguna de ellas se atreva a intentar retarlos. Pero es obvio que ninguna de ellas hará nada estando en shock.
Me tambaleo cuando una de las chicas me mira, Brissa, que parece estar tranquila como si nada pasara, como si tuviera todo bajo control. Aunque también parece que cuando me ve me muestra a mí lo que en realidad siente y no puedo evitar mirarla. Ella también sufre, pero sabe que no va a servir de nada ponerse así cuando ellos ya están preparados para atacar.
—Corre y escondete. O escapa. —Dice lo suficiente alto como para que todos escuchemos y quizá ese fue el segundo error después de abrir la puerta.
Esas palabras fueron para mí, ella me miraba a mí. Las chicas me miraron de nuevo. Y esta vez ellos me vieron. El de lentes abrió la boca en una perfecta “o” y yo no puedo comprender el porqué de su sorpresa. Los demás también reaccionaron con sorpresa, pero más sutiles que el chico de lentes.
No puedo evitar poner una cara de espanto porque uno de ellos da pasos a dónde estoy yo. Mi cuerpo me pide a gritos que salga corriendo y haga lo que Brissa me ha dicho, no sería mala idea después de todo, es algo que haría.
Mi corazón se acelera y mi respiración se corta en cuanto me doy cuenta de que el chico trae, al igual que el rubio, trae un cuchillo, que parece ser comprado recientemente, se ve con mucho filo. La luz lo hace brillar mientras se acerca. Y mi cuerpo no me responde, me he quedado helada.