ISA
Intento encontrar una puerta para salir de esa oficina, pero no había ninguna. Al pararse en una plataforma esta se elevó un poco para luego una cantidad de agua subiera como si fuera algo natural, hasta encapsularla por completo en un rectángulo de agua a su tamaño. De a poco el agua comenzó a dar vueltas a su alrededor para regresar al muro tallado con el colibrí.
Se quedo inmóvil por un segundo, su cabeza daba vuelta con cada escena que recordó, con cada palabra que Mar le dijo sombre ella y este lugar.
La verdad es una revelación.
Dolía y asustaba darse cuenta de las cosas, que te dijeran todo lo que desconocías de ti misma. En un momento paso de ser y vivir una vida normal a estar en un mundo mágico que le decía que todo lo que sabía de si misma era una mentira.
Quería llorar, gritar, salir corriendo de ahí, pero en vez de eso se quedo callada, parada en el miso sitio, para terminar derrumbándose por dentro.
—Tranquila, aún ni yo me acostumbro a eso—la voz de un chico se escuchó a un lado de ella—Hola, soy Tuan, seré tu guía hoy—dijo, extendiendo su mano con una amable sonrisa.
—ah...si todo esto es muy extraño—compuso su postura y tomo su mano, nadie tenia porque saber el desastre que era por dentro en eso memento, entonces, con una sonrisa le respondió—Soy Isa Myers.
—Lo sé, tu llegada fue a oídos de todos.
—Ni que fuera tan importante.
—Bueno... eres una Myers eso ya es mucho en mi opinión—comenzó a caminar—ven te enseñaré tu cuarto temporal—camino hasta colocarse junto a él.
—¿Qué quieres decir con eso?—tuvo que levantar su cabeza para ver al chico.
—Si Mar no te lo a contado ya, no se si yo sea el indicado—comento apenado—,pero tranquila no nos adelantemos, pronto te dirán todo.
Caminaron por lo largo de este gran edificio que daba un aspecto clásico, pero elegante al mismo tiempo. El piso era de un mármol pulido, tenia grietas de color dorado que combinaba con todo lo demás.
Las pinturas en los grandes muros llamaron su atención, aun que no reconoció el nombre de ninguno de los artistas.
—Este lugar se llama "La Torre Magistral"—dijo chico lo último con una voz profunda para dramatizar—es donde se hacen reuniones o anuncios importantes. Los cuadros que ves— señalo de forma general a todos—fueron hechos por los todos los alumnos que pasaron por aquí, o al menos de los que quisieron dejarlos.
—Todo es bellísimo—su atención se fue a una entrada que había a otro salón, con mas cuadros.
—ah si, esos son más especiales, por decirlo de alguna forma—se apoyo en el umbral con los brazos cruzados—fueron de una alumna que estuvo aquí hace varios años.
—¿Podemos pasar a ver?
—No creo que haya problema con eso—le ofreció su brazo para luego adentrarse dentro de la evitación.
Habían varias obras, unas muy aterradoras y otras simplemente no le encontró forma ni un sentido, pero suponía que eso es el arte, algo íntimo que solo el que lo pinta puede entender. Sus sentimientos y pensamientos son plasmados, a veces no todos podían entender el mundo en el que viven los demás, pero el arte se hacia una gran forma de expresión y comunicación para los artistas.
—¿Sabes algo sobre la chica que pintó los cuadros?
—Cuenta la leyenda—comenzó bajando su tono de voz y cambiándola a una más misteriosa, al mismo tiempo que interpretaba como si estuviera en un show—que una chica de la torre mental comenzaba a desarrollar un poder peculiar para todos, era una profeta—susurró lo último, como si fuera un delito hablar de eso—, dicen que ella no tenia control sombre su poder, cada vez que tenia una profecía tomaba un lienzo y pintaba en el lo que veía—su mirada paró en un cuadro con las esquinas quemadas, en el había un pueblo en llamas—No siempre eran cosas buenas y...al principio nadie la tomó en serio.
Isa se quedo mirando por un momento la pintura, transmitía todo lo que una catástrofe podía trasmitir, lo que una guerra hace sentir. El lienzo era como una foto, tan realista que le dio escalofríos. Miedo, angustia, coraje es lo que sentías al verla. Pudieron haber evitado lo que sucedió si tan solo le hubieran echo caso a esa chica, si tan solo le hubieran creído.
Quizás, el resultado habría sido diferente, pero no se puede cambiar lo que ya paso.
El sentimiento de haber visto antes esa escena le inquietó, de pronto, recordó la extraña noche que habíamos tenido hace unos días. Las Ruinas, el fuego, los gritos, la mujer.
¿Tendrían algo en común la pintura con esas imágenes?
Sacudió esos pensamientos, aún no podía ni siquiera asimilar lo que pasó esa noche y no le encontraba sentido conectar eso con un cuadro que una mujer hizo hace años.
—Entiendo el sentimiento, de que nadie te crea.
Mucho más en estos días, si le decía a alguien de esas imágenes raras que había visto, la creerían una loca o no le creerían como le paso a esa chica.
—Si...al final unas de sus profecías se cumplieron y pasó lo que pasó—continuo hablando con nostalgia y mirando las pinturas—Estos son los cuadros que se salvaron.
—¿Qué paso con ella?—dijo mirando un cuadro en el que había una chica con vestido rojo levantando una espada, se titulaba "La salvadora".
—En la guerra hubo bandos, se dice que se fue con...—se detuvo para verla con una repentina expresión de inseguridad—con uno a los que nos enfrentábamos—salieron de la sala para seguir caminando por el pasillo principal—algunas de sus profecías aún no han sucedido así que, mantenemos las pinturas para estar al tanto.
El hecho de estar en un mundo mágico no significaba que todo era perfecto, lo estaba comprobando, no tenia por qué decirles lo que le estaba pasando. No sabia lo que le ocurrió a esa chica, pero tampoco se arriesgaría a comprobarlo.
—Es impresionante este lugar—noto la mirada de Tuan sobre ellla—digo...es decir, la magia.
—La magia está bien—dijo, levantando sus hombros—, pero hay personas que la utilizan con propósitos por los cuales no fue creada y por eso los Mainline piensan mal de nosotros.
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Editado: 22.02.2022