Después de haber escapado de esa maldita cárcel caminamos por horas por la carretera mientras nos daba el fuerte sol en las espaldas.
-¿Entonces qué hiciste en mi ausencia Esteban?- dijo Marissa mirándolo inquisitivamente.
-¿Pues qué te puedo decir, amm… te digo la verdad? - dijo Esteban con una media sonrisa en su rostro.
-No; miéntenos- digo con sarcasmo mientras me volteo a mirarlo.
-Que graciosa Adeline- me mira con los ojos entrecerrados mientras lo dice Esteban
-Tu preguntaste; ¿les digo la verdad?- dije imitándolo y con una mirada de “¿en serio?”
-Bien, okey, ya les diré-dijo Esteban con un suspiro
-La verdad es que cuando las encerraron ahí no sabía qué hacer...- dijo para luego ser interrumpido por Marissa que dijo
-Claro como nosotras te dábamos de comer; ya no sabías como hacerte la comida- lo miro con ojos divertidos y una sonrisa. Yo solo me limite a sonreír y asentir dándole la razón a Marissa.
-Pues; creas o no- dijo Esteban bajando la cabeza como si estuviera triste
-Intenté hacerme un huevo batido; y no me salió; solo conseguí quemarme la mano- dijo mientras ponía ojos de perro triste y se tapaba la cara con una mano fingiendo llorar. Lo sabía, por más seria que sea la situación Esteban no puede dejar de lado su personalidad arrogante –solo un poco- y tonta de él.
Cuando termino de hablar rodé mis ojos y le di unas palmaditas en la espalada
-Yo solo quería hacerme un huevo-dice mientras hace un puchero
-Bueno deja de lado tu estupidez y dinos como supiste que estábamos ahí encerradas- dijo Marissa caminando hacia nosotros
-La verdad es que me tarde un poco en averiguar porque en su sistema tiene muchas trampas, pero logre colocarle un virus que me permitió descubrir su ubicación exacta- dijo como si lo hiciera cualquiera; encogiéndose de hombros y poniendo una mirada de “típico lunes”.
-Bueno y eso fue todo mi día o semana, mejor dicho- dijo Esteban con su –aunque me cueste decirlo- radiante sonrisa de siempre. Marissa, aunque trato de no sonreír por lo que acababa de decir Esteban pude notar una fugaz sonrisa en su rostro.
-Solo estoy feliz de que estuvieras bien mientras no estábamos Esteban- dijo Marissa con una sonrisa casi maternal.
-Queme por accidente la casa- dijo Esteban lo más rápido que pudo para luego empezar a correr lejos de Marisa. Y de mí.
-¡Serás idiota!, ahora donde vamos a vivir- dije yo con aparente enojo que solo hizo que Esteban corriera más rápido.
-Adeline; dispárale- dijo Marissa con una mirada un poco sádica –si por eso dije casi maternal-. Esteban solo puso más velocidad mientras Marissa comenzaba a perseguirlo.
-¡Lo lamento!- dijo Esteban sin parar de correr y comenzando a asustarse ya que vio a Marissa y a mi apuntándole.
-Okey, okey, okey- dijo mientras paraba y ponía los brazos extendidos dándonos a entender que paráramos.
-La violencia es mala chicas, Marissa sé que no quieres dispararme ¿cierto? - dijo lo último con un tono de voz algo chillón y con ojos de “por favor”
-Tal vez yo no; pero ella si- dijo Marissa apuntándome
-Okey; no te voy a disparar; pero ¡tú!-dije apuntándolo Te vas a encargar de conseguir todo lo que había dentro-dije con los ojos entrecerrados sin dejar de apuntarlo.