Capítulo 38:
Solo quiero un respiro
HOPE MIKAELSON
Solo espero el instante para salir de la prisión de los Ancestros. No hay nada más que pueda hacer para librarme de este dolor que me atormenta. Cierro mis ojos con fuerza mientras intento sacar la daga de mi pecho, pero no tengo éxito.
¿Cómo es que estoy aquí? En realidad, ni siquiera sé en dónde estoy. He intentado de todo para liberarme de ellos, pero me han quitado la magia o la han detenido para que no funcione en este lugar.
—¡Stephanie! —grito con todas mis fuerzas.
Sé que ella es la única que puede librarme de este extraño infierno.
—Tenías que molestarlo otra vez, ¿no? —Escucho su voz a lo lejos, y sonrío.
—Stephanie...
—No exactamente. —Abro mis ojos y la veo recargada contra la pared frente a mí—. Soy un producto de tu imaginación, ¿recuerdas? Es la forma que tiene tu cerebro te distrae de todo el dolor, como la última vez que Rebekah te apuñaló con esa daga. ¿Lo recuerdas? Ella creía que eras igual a ellos y que como Mikaelson esa daga te dejaría inconsciente por un rato largo. Sin embargo, lo que funcionó fue romper tu cuello. Qué irónico, ¿no crees?
>>Tu subconsciente elabora la ilusión de mi presencia para escapar de una agonía duradera. —Camina hacia mí—. Como la que estás sufriendo ahora mismo. Me es curioso que me imagines a mí, digo, tienes a Lizzie, Josie, London y más, pero me imaginas a mí. ¿Por qué no a tus padres o a tus tíos? Es muyyy… extraño. ¿Acaso…
—Puedo soportar este dolor —le aseguro, y ella asiente—. No tienes que saberlo todo. No tengo objeción en imaginarte a ti. Siempre estuviste en mi vida, ¿por qué no hacerlo?
—Te creo, pero... ¿junto con la soledad? Tu gran miedo existencial de quedarte completamente sola… aquí abajo en la oscuridad... eres muy similar a tu padre en ese aspecto. Él también tenía miedo de eso, pero… al final, pudo superarlo. Espero, linda Hope, que tú también lo superes.
—¡No hables sobre eso! —le ordeno, y ella suelta una carcajada.
—La irritabilidad… —Suspira—. No estás enfadada conmigo. Te culpas a ti misma por meterte en esto… Te conozco bastante bien. Soy parte de ti... literalmente. —Se inclina hacia mí con una sonrisa amplia—. Puedes admitirlo... en realidad, no estoy aquí y nunca lo estaré. Piensalo, ¿por qué no abrirte a un fantasma de tu mente? ¿Qué es lo que podría hacer? ¿Undirte más en la misería de tu soledad? —Suelta un suspiro cruzándose de brazos y se vuelve a alejar—. ¿Por qué estaría aquí? ¿Para salvarte? No eres nada mío, Hope, ¿o sí? Ni siquiera sé si realmente me quieres. ¿Por qué vendría a salvarte la vida? ¡Algunos de nosotros somos simples mundanos!
Al escuchar sus palabras siento que mi corazón se empieza a quebrar. Me siento mal por estar escuchando estas cosas salir de sus labios, pero ella tiene razón: todo es parte de mi mente. Yo misma me estoy torturando.
—Te extraño, Stephanie —digo sinceramente mientras la miro fijamente. Ella me sonríe y yo hago lo mismo hasta que vuelvo a la realidad—. Pero me avergüenzo de que me tengas que ver así. Tú creías en mí... En que podía hacer esto, pero fuera de estas paredes hay legiones de brujas… de Ancestros que me quieren muerta, y a las chicas a las que llamé mejores amigas, hermanas, me han dejado aquí para pudrirme.
Toma mi mano y su tacto es frío... Vacío.
—Eres la razón por la cual tu familia está viva y yo soy la otra razón, Hope Andrea Mikaelson —me asegura—. Les conseguiste el tiempo que necesitaban... y ahora han despertado. —Frunzo el ceño, y ella sonríe—. Puedes sentirlo... El vínculo que compartías con ellos está roto, por lo que ahora están despiertos.
>>Y sabes que no van a dejarte simplemente aquí... Que yo no voy a dejarte aquí.
—Si vienes por mi, te atrapara. —Me acerco a ella—. Los Ancestros matarán a Elijah y a ti.
Aleja su mano de la mía y se sienta a mi lado mientras observa la pared frente a nosotras. Segundos después, ella se gira a verme.
—Entonces, parece que tendrás que encontrar tu propia forma de salir de aquí, Hope.
—¿Cómo lo haré? Tengo… tengo miedo, Step —confieso.
—El miedo te hará fuerte. Yo soy humana y no me importaría morir por ti. Eres parte de mi vida, de mi historia, y no pienso dejarte pudrir en tu miseria. Yo siempre estaré contigo, en las buenas y en las malas. Y sí: si tengo que morir, lo haré sin dudarlo.
—No digas eso… —Tomo su mano y niego—. Nunca me perdonaría si mueres por mí. Ni se te ocurra hacer algo como eso.
—Jamás me perdonaría si vivo y tú no, eres mi mejor amiga, mi hermana, Hope. ¡Tienes que despertar!
—¡No puedo! ¡Yo… yo no puedo… —comienzo a bajar mi tono de voz.
—¡Tienes que despertar! ¡Despierta de una vez!
Abro mis ojos y suelto un rugido de mis entrañas.