Capítulo 40:
¡Estoy harta!
HOPE MIKAELSON
No entiendo lo que ocurre; intento hacer todo lo que puedo para liberarme de esta horrible pesadilla, pero sola no puedo. En otros tiempos, hubiera hecho cosas muy diferentes, pero ahora he cambiado y estoy siendo la luz y esperanza que todos han perdido. No obstante, ahora me siento sin luz ni esperanza, necesito que ella aparezca.
—Si quieres ser libre, solo saca esa daga de tu pecho —murmura Stephanie con seriedad, nunca se ha descruzado de brazos: está actuando como su padre—. Mikael pudo hacerlo. Tú abuelo lo hizo. Tu padre lo hizo. Eres una Mikaelson, se supone que tú puedes hacerlo también. ¿Eres tan débil Hope? La Hope del pasado, sí, la que no tenía humanidad, lo hubiera hecho en un dos por tres, pero… ¿Te estás aferrando a tu humanidad? Sí, te estás aferrando. Eso es muy lindo, pero… ¿vale la pena?
—No invoques ese nombre —le pido mientras trazo algunos signos en el suelo.
—Bien —acepta—. ¿Qué hay sobre mí? ¿Sobre tus tíos? ¿Y sobre Josie y Lizzie? Estamos ahí fuera ahora mismo. ¿Creíste que te íbamos a abandonar a tu suerte? Ten claro una cosa, Hope, nosotros haríamos lo que fuera para verte en paz.
—Un hecho que pesa sobre mí cada segundo que estoy en este agujero —le aseguro—. Pero... no puedo.
—¿No puedes o no quieres? —me pregunta—. Durante cinco años, has tenido que quedarte aquí. Para mantener a tu familia viva, tenías que mantenerte a ti misma viva. Sin importar el dolor o el miedo a la soledad, pero ahora puedes irte, y decides quedarte, a pesar de que tus amigos te están esperando. Eso me hace pensar que la daga no es tu problema.
>>¿Quieres escuchar lo que pienso? —me pregunta, y yo sonrío levemente.
—Estoy segura de que vas a decírmela —murmuro.
Se mueve para poder acariciar mi cabello.
—Creo que tienes miedo de verlos. —Me mira fijamente—. Ahora eres lo suficientemente mayor, puedes salir de aquí… ¿Y si ellos te ven como un monstruo y te odian por ello? Digo, ellos ya te han visto así, ¿por qué no verte así una segunda o tercera vez? ¿Sabes? No entiendo este juego tuyo. Eres muy extraña, Hope. Abre tus malditos ojos de una vez.
—Cuando vea a mis amigas, correrán a mis brazos. Me mirarán y sabrán que las amo —le aseguro—. Haría cualquier cosa por ellos. Estoy segura de que lo saben.
—Eso es lo que todos los amigos dicen —me asegura—. Pero, en el día a día, ¿qué pasa cuando tus amigas mueran? ¿Cuándo alguien les rompa sus corazones? ¿No vas a querer estar ahí con ellas?
—Mataré a cualquiera que les haga daño —sentencio.
—Qué bonito. —Niega mientras mira el techo—. Entonces, en vez de odiar tu oscuridad, aprenderán con el ejemplo y también se convertirán en unos monstruos. —Me mira de nuevo, y yo evito mirarla—. ¿Es eso a lo que le temes, Hope? No quieres que caigan en ese ciclo de violencia. Y tu miedo está consumiendo tu fuerza. Y por eso no puedes liberarte a ti misma. Tienes tanto miedo de convertirte en lo que fue tu padre, que ahora solo piensas en quedarte encerrada y no salir a la vida —me dice tomando mi mano—. Hope, eres tu padre y madre por igual, lo sabes, Freya te lo dijo. No eres más ni menos, eres los dos por partes iguales. ¿Y sabes qué? Tener miedo está bien, eso te hace más valiosa de lo que piensas. —Acaricia mi rostro con delicadeza y cierro mis ojos por un instante—. Hope, tú eliges lo que quieres ser. No es al revés. Y si te equivocas, puedes cambiar y ser mejor.
—¡Ya he tenido suficiente de estas tonterías! —sentencio mientras me levanto del suelo para alejarme de ella.
Stephanie se levanta y toma mi rostro para que la observe. Sus manos se siguen sintiéndose frías y vacías.
—Hope, admitelo —me pide—. Aquí abajo, no puedes lastimarlos. Eres solo un mito. Esta gran mujer quien se ha sacrificado a sí misma para salvar a su familia, pero, en realidad, tú...
—¡En realidad, no me sometería a las demandas ridículas de una mujer que en verdad no está aquí! —gruño—. Yo alusiono que estés aquí, y puedo hacer que te vayas... ¡Vete!
Cierro mis ojos con fuerza antes de abrirlos y no verla más.
Necesito un minuto de silencio para retomar mi vida, mejor aún, retomar mis recuerdos y vida. ¿Por qué todo es tan complicado? ¿Por qué siempre se trata de sobrevivir? ¿No se puede acabar el mundo y así no luchar más? ¡Estoy harta!