Kenzie
Me miro una vez más en el espejo, se siente algo burlesco mirar la apariencia física cuando se trata de un funeral, pero supongo que la vestimenta es la excusa para tener una buena despedida a aquellos que se ven; despedirse de buena forma hasta vernos otra vez.
Giro el cuello a la esquina de la habitación, Susie está vestida hace buenos quince minutos, pero parece demasiado enfrascada en su nerviosismo interior que ni siquiera se ha acordado de ponerse los zapatos. El vestido es una simple tela negra, no voy a prepararme más de la cuenta por alguien a quien no conocía, solo voy por el morbo y eso me come un poco la cabeza.
—Susie, tenemos que irnos, deberías ponerte los zapatos.
—¿Qué? —sus ojos ya están llenos de lágrimas, tiene manos temblorosas y sé que está haciendo su mejor esfuerzo por no llorar; al menos no todavía.
Me acerco sintiéndome un poco apenada, sé que internamente la estoy juzgando a ella y sus amigos por esto que está pasando, no tengo quizás el derecho, pero es imposible no sentirme algo dudosa cuando soy yo quien se viene a involucrar en este raro circulo de personas.
—Linda, tenemos que irnos… si no quieres podemos quedarnos aquí —niega con la cabeza y rasca sus ojos para evitar que sus lágrimas caigan, se levanta de la silla en donde está sentada y se coloca las plataformas no muy altas de color negro.
—Gracias, por acompañarme a esto.
—Seguro, lo que necesites.
—Los demás deben estar esperando, se vería feo si llegamos tarde.
Tomo mi móvil y la sigo fuera de la habitación, tomamos el ascensor para salir por la puerta del edificio residencial; al pie de las escaleras ya nos espera el resto, todos vestidos de negro y uno más nervioso que la persona a su lado.
Noto la mirada que la pelirroja me está lanzando, está más que disgustada con mi presencia aquí, pero eso es lo que menos me interesa en este preciso momento; se supone que es la mejor amiga de la chica que está temblando a mi lado y no la he visto un puto segundo tratando de consolarla, está más preocupada de su estúpida audición y volver con su ex novio.
—¿Qué demonios crees que haces? No tienes derecho a estar aquí.
—Mira, chihuahua con serios problemas de ira; por más que quiero partirte la cara con unos buenos golpes, no lo haré por respeto a Susie, quien está bastante afectada y estoy haciendo el trabajo que tú, su supuesta mejor amiga, no estás haciendo. Después del funeral puedes discutirme todo lo que quieras, hasta entonces te quedarás callada y mostrarás el respeto que dudo mucho que tengas.
Vuelvo a tomar la mano de Sue y Tiago se coloca a mi otro lado entrelazando su brazo al mío, está mucho más callado que esta mañana y entiendo que ahora la situación es mucho más real asistiendo al funeral de un antiguo compañero de baile.
No espero por los demás y comenzamos a caminar en dirección al cementerio, se supone que el funeral no será público, pero tampoco es precisamente privado; la familia permitió que los alumnos de la academia asistieran, si alguien no es parte de la escuela o la familia no será permitido dentro del cementerio. Espero que la prensa no sepa de esto, sería de muy mal gusto aparecer en medio de una ceremonia especial y dolorosa para la familia de Gaspar.
El camino es silencioso, el resto del grupo caminando detrás de nosotros; llegamos justo a tiempo. Hay al menos unas cincuenta personas, la familia está sentada y el resto de nosotros está parado detrás de las sillas. El féretro es de color negro y está cerrado, una corona de flores descansa sobre él, hay una foto de Gaspar en un gran trípode; nunca lo había visto en mi vida y al ver la foto se me hace casi imposible no pensar que lo he visto en algún lugar, se me hace muy conocido y familiar.
—Esa es la novia —Tiago susurra en mi oído por lo bajo, me señala a una de las sillas con la cabeza.
Lisa, quien no parece estar demostrando mucho, es la única de las personas sentadas que no está llorando o intentando no hacerlo, se ve bastante compuesta para ser el funeral de su novio. Tal vez tiene otro mecanismo de duelo, pero éste es muy extraño.
La madre de Burke habla despidiendo a su hijo, dijo palabras muy bonitas porque casi lloro; miro de reojo hacia atrás, Rex ha fijado sus ojos en la novia de Gaspar, quien se ha levantado de su asiento para su discurso de despedida, algo raro porque hay muchas familias que no permiten que las parejas hablen, sobre todo cuando no se trata de un matrimonio o una relación sumamente seria.
Saca un pequeño papel doblado de entre sus pechos.
Que clase para un funeral.
—Gracias a todos por estar aquí, especialmente a los compañeros de Gaspar, estoy segura de que él aprecia tenerlos aquí.
—Esta niña está llena de mierda —es Marek quien susurra por lo bajo, aunque lo suficientemente fuerte para que nosotros tres lo escuchemos; me volteo cortamente, parece que está enojado por lo que dijo Lisa.
No le presto real atención a lo que dice Lisa, solo me fijo en sus expresiones, ninguna lágrima y su maquillaje sigue intacto, listo para una alfombra roja de película; hay algo que no me termina de convencer, es que no me compro para nada su acto, aunque decida sufrir para sí misma, no me trago este acto de novia bondadosa que se martiriza diciendo que hubiese cambiado de lugar con él en un simple parpadeo.
Sí que está llena de mierda.
Lo que sí me pareció emotivo fue que la madre haya decidido colocar la canción con la que Gaspar descubrió que le gustaba el baile, es una muy bonita forma de decirle adiós.
La gente comienza a dispersarse cuando el féretro está bajo tierra, los familiares siguen en el lugar dándose el pésame unos a otros; me separo de Susie que está distraída con Tiago y me acerco hacia el espacio en la tierra donde Gaspar permanecerá probablemente para siempre.
Editado: 01.05.2021