Hemos vuelto a la casa y no me he zafado del hielo que Lucy prácticamente me ha obligado a ponerme en la nariz, pese a que le he dicho que o me duele. Qué lo voy a hacer, se está preocupando y eso se agradece. Ahora tan solo tenemos que guardar la nueva mercadería.
Son exactamente las 4:00p.m cuando miro mi reloj de muñeca y noto que Charles, William y Jack aún no han vuelto a la casa, es más, no hay rastros de ellos en la casa. Espero que no estén cazando porque si Jack se vuelve a dislocar el hombro con la escopeta los voy a dejar estériles de una sola patada, a los 3. Mi madre se hubiera vuelto loca si supiera que le he dado permiso a usar un arma al niño, a su niño. Realmente me habrían asesinado.
Salgo al jardín en busca de ellos y noto que Tiger tampoco está aquí, señal de que nuevamente han salido a cazar. Odio que salgan a cazar, tengo unas ganas de manarles un numerito que no van a olvidar jamás cuando vuelvan. Sin embargo, tengo cosas más grandes por las que estar agobiada.
Tomo asiento en la terraza de la casa mientras observo el hermoso atardecer que cae frente a mis ojos, no obstante, soy incapaz de simplemente observar el sol caer entre las boscosas montañas del horizonte ya que, y aunque intento evitarlo, las palabras de mi padre se repiten en mi cabeza y no logro descifrarlas por más que lo intente. ¿Se refiere a algo nuevo con que ahora estamos a salvo? Y de ser así ¿Puede eso nuevo ser Nick? ¿Es posible que haya sido enviado desde el más allá para cuidar de nosotros?
-Por Dios, Emma. Deja de pensar incoherencias por favor -. Dice la voz de mi subconsciente. – lo que menos necesita Jack ahora es que su hermana pierda la cabeza.
Lucy toma asiento a mi lado, sacándome de mis pensamientos y saca un cigarrillo del bolsillo de su suéter, acto seguido Nick sale por el ventanal en nuestra dirección con el dinosaurio que le ha traído a Jack en la mano y una amplia sonrisa en su rostro.
Al verlo, algo se remueve en mí. Un sentimiento nuevo que me gusta pero a la vez me asusta. Su mirada se dirige hacia mí con una sonrisa y cuando mis ojos chocan con los suyos, veo como un brillo recorre su mirada, haciendo que una sonrisa escape de mis labios de manera involuntaria y mis mejillas se tornen de un tono rosa.
-¿Dónde está Jack? -. pronuncia rompiendo mi burbuja y yo entro en razón nuevamente.
-Creo que fueron a cazar -. le responde Lucy y yo suspiro.
-¿Lo dejas usar armas? -. me pregunta algo sorprendido y yo me cruzo de brazos molesta.
-Yo no, odio que las use –. respondo rencorosa. – Son los chicos que lo unen a sus estupideces. Espera a que ese trío de idiotas llegue a la casa, se las van a ver conmigo -. digo provocando la risa del castaño frente a mí.
Esa sonrisa, esa endemoniada sonrisa que no me permite ser cuerda. Esa sonrisa que me saca de mi ser. Esa sonrisa que sin razón alguna me impulsó a meter a un extraño a mi casa. Esa sonrisa que no me permite apartarme de su portador.
A lo lejos logro divisar a los chicos caminar entre los árboles hacia nosotros. Tiger tras ellos camina a paso adelantado y sacudiendo su cola con felicidad mientras que tras ellos vienen los chicos dichosos. Estaban cazando, las escopetas en sus manos y el morral colgado del hombro de mi pequeño hermano me lo confirman. Espero que ese morral venga vacío porque en cuanto llegue a saber que han metido animales muertos en la bolsa que carga el niño, me va a terminar por dar algo.
Niego con la cabeza varias veces molesta con mis amigos y doy un pesado suspiro al verlos caminar hacia la terraza con orgullo.
-Las cacé yo -. me dice el niño extendiendo la bolsa con aves muertas y una sonrisa en sus labios. - Mira, mi hombro está bien, no se ha dislocado esta vez -. musita aún más feliz y yo frunzo el ceño, dejando en evidencia mi molestia.
-Sí, que gran idea tuvieron los chicos, sacar al niño de 6 años sin mi permiso al bosque con armas para matar animales, qué educativo y seguro -. digo con sarcasmo para que Jack no entendiera.
Los chicos borraron las sonrisas en sus rostros inmediatamente y William mira con los ojos bien abiertos a Charles, quién me regala una sonrisa forzada mientras pronuncia un "ups".
Sin decir nada más, tomo a Jack en mis brazos y lo siento en mi regazo mientras lo abrazo de manera protectora. Tal vez esté mimando un poco al niño, pero es mejor eso a dejarlo descuidado a por la vida y que haga lo que quiera cuando quiera. Creo yo.
-Emma me contó que Tiger se come tus juguetes –. le dice Nick a Jack rompiendo el silencio incómodo.
-Sí, mi carnosaurio ya no tiene cabeza y mi triceratops está cojo -. le responde con un dejo de diversión en el rostro.
-¿Y qué hay de tu velocirraptor? –. le pregunta Nick con una curiosidad excesiva, dándose a notar que oculta algo.
-No tengo velocirraptor -. responde Jack y Nick sonríe ampliamente.
Los ojos de Nicholas encuentran los míos y me hace un guiño, cosa que me sonroja levemente y sin que yo lo quiera.
-¿Seguro? -. le pregunta Nick y el niño asiente con el ceño fruncido. - Ahora si lo tienes -. Termina de decir mientras saca las manos de su espalda y deja ver el juguete nuevo del niño
-¡Gracias! -. exclama Jack en cosa de segundo salta de mis piernas para luego abalanzarse sobre el castaño y darle un gran abrazo, tomando por sorpresa a todos, incluyendo a Nick. - Iré a jugar con él, se lo voy a presentar a mi carnosaurio y mi triceratops –. dice el pequeño mientras sus ojos brillan con intensidad.
-Gracias -. Pronuncio despacio y él me atrapa con la mirada por unos segundos.
-Es lo menos que puedo hacer, me acogieron en su casa y no tenían por qué hacerlo, además, me encantan los niños, otra razón por la que soy pediatra... Bueno era –. Responde con una leve sonrisa.
Los chicos salen a la terraza nuevamente y en vez de tener armas en las manos William trae un plato lleno de galletas y Charles con pan tostado, si esta es su tregua podemos hacerlo negociable. Toman asiento entre nosotros y noto que se ven menos tensos con Nick entre nosotros, cosa que agradezco enormemente.