- ¡Estoy bien! -. Exclamo harta de Charles que no deja de abrazarme.
- Nos hiciste pasar un maldito infierno, Emma -. Dice William abrazándome también.
Estoy recostada en mi cama, donde desperté, con el pijama puesto, sin casi ningún dolor y todos a mi alrededor, todos menos Nicholas. Lucy y Jack lloraban desconsolados cuando desperté.
- Alguien me puede decir dónde rayos está Nick -. Interrogo.
En el segundo que termino la frase, se abre la puerta, dejando ver al castaño ingresar a la habitación con el ecógrafo.
- Aquí estoy -. Dice acercándose y mueve las mantas, dejando ven mi panza. - ¿Te duele algo? ¿Sientes algo raro? -. Me pregunta y niego con la cabeza. - Voy a ver cómo se encuentra Mary ¿Ok? -. Pregunta y yo asiento.
Rápidamente pone el frío gel en mi panza y enciende la máquina, seguido por el monitor. Acerca el aparato a mi piel y presiona el botón de sonido, dejando escuchar los latidos de Mary, lo que me saca el nudo en el estómago que me había estado callando.
- Está bien -. Suspiro y veo a Nick, quién observa con el ceño fruncido la pantalla. - Está bien ¿No? -. Pregunto, sin obtener respuesta, está muy concentrado mirando el monitor. - Nicholas, respóndeme -. Exijo nerviosa.
- Está bien, es solo que... -. No termina de hablar y presiona rápidamente botones de la pantalla, pero al final suspira aliviado. - Está bien. Creí ver algo, pero no es nada -. Dice y me mira con una sonrisa, haciendo que libere todas las tensiones.
- Tenemos que estar más atentos a las radios -. Dice William. - Les voy a entregar una a cada uno, incluyendo a Jack. No pueden despegarse de ellas y tienen que escuchar todo lo que dicen los soldados durante todo el día -. Dice con firmeza mientras saca una radio para cada uno del bolso negro que lleva en su mano. - Son portátiles así que no deberían ser una molestia.
- ¿Cuándo trajeron estas? -. Pregunto refiriéndome a las radios.
- Cuando estabas inconsciente, Nick y Jack se quedaron contigo mientras que Lucy, William y yo fuimos al pueblo a dejar el cuerpo del soldado junto con una nota suicida y el arma en su mano -. Explica Charles, nada orgulloso de su acción. - Decidimos que traeríamos estas radios. Son muy útiles. El canal uno sirve para oír a los militares y también nos sirve de Walkie-Talkie entre nosotros.
Aunque insistí que estaba bien, nadie me dejó levantarme de la cama. Nick dice que me tengo que quedar en cama por lo menos tres días ya que el estrés que le había provocado al bebé es muy grande y si me arriesgo puedo entrar en trabajo de parto prematuro, y a los cinco meses es casi imposible que Mary sobreviva, por lo menos no a la mitad del bosque.
Hice lo que me dijeron, pero los malditos tres días pasaron como si fuesen tres meses en cama. No puedo levantarme para nada que no sea ir al baño, es un desagrado. Hasta para ir al baño todos saltan para ayudarme, siendo que les he dicho repetidas veces que no quiero y que prefiero ir sola. No hay caso, yo creo que a este paso, van a ser unos locos cuidando a Mary cuando nazca, más que yo y eso no es fácil.
Es extraño que todos tengan una imagen de cómo creen que mi hija va mi ser cuando nazca y crezca, pero que yo siga sin poder imaginármela aún. Según Nick, esto sucede porque no me he puesto a pensar en ella tan profundamente, pero sí lo he hecho, lo hago y lo seguiré haciendo. Me molesta que me diga esa razón ya que yo sé con seguridad que no es así. Tal vez simplemente es un bloqueo mental, como cuando ibas a dar un examen importante para el cual estudiaste por meses, pero cuando llega el momento del examen te quedas en blanco. Así me siento ahora, llevo cinco meses preparándome para el momento en que nazca y aún no puedo imaginarla, es precisamente como un bloqueo mental, definitivamente por los nervios. Espero.
Al fin los tres días de cama terminaron. Abro los ojos, feliz y dispuesta a levantarme con energías para iniciar este nuevo día en el que al fin puedo ser parte. Intento levantarme, pero las manos de Nick en mi cintura me impiden hacerlo. Él está despierto, probablemente desde antes que yo y no me va a dejar levantarme tan fácilmente. Volteo y lo veo con los ojos cerrados, pero sonriendo al saber que no me puedo levantar por su agarre así que me acerco a él muy lentamente, dejando mis labios a milímetros de los suyos para que los sienta en un suave roce, pero en vez de besarlo, rápidamente paso mi lengua por todo su rostro, haciendo que abra los ojos de golpe y lleve su mano a su cara para limpiarse la saliva. Aprovechando que me soltó, me levanto rápidamente casi dando un salto de la cama y le doy una mirada triunfal. Le saco la lengua de manera infantil haciendo que él ría levemente y vuelve a cerrar los ojos para recostarse en la cama.
Me dirijo a la cocina a tomar desayuno y cuando llego a esta, noto que se encuentra vacía. Miro la hora en mi reloj de muñeca y me doy cuenta de la razón, son las 8:00a.m. Eso significa que todos duermen plácidamente en sus camas en este momento. Tomo eso como una oportunidad para cocinarles algo. Empiezo a poner los waffles en la máquina para que se preparen y por la puerta entra Charles somnoliento, se sienta a mi lado y recarga su cabeza en mi hombro.
- Tengo sueño -. Se queja bostezando y cierra los ojos.
Llevo mis manos hacia su cabeza y acaricio su cabello suavemente, notando lo largo que se encuentra.
- Creo que te tienes que cortar el cabello -. Le digo y asiente sin abrir los ojos. - ¿Quieres que lo haga yo más tarde?
- Tengo mucho sueño -. Repite con la voz ronca.
El delicioso olor a waffles inunda mis fosas nasales, dando aviso que se encuentran listos. Al parecer, Charles nota lo mismo ya que levanta la cabeza instantáneamente.
- ¿Estás haciendo waffles? -. Pregunta más activo y yo asiento con una amplia sonrisa.
Se pone de pie y se dirige a la máquina donde los waffles se están preparando, la abre y olfatea el olor que sale de la masa cociéndose. Ya casi están listos así que vuelve a cerrarla y saca un plato, tenedor y cuchillo para comer, nuevamente abre la máquina y saca los ahora listos waffles para comenzarlos a comer junto con la mantequilla y la miel de manera rápida. Me mira mientras come y me enseña el contenido de su boca de manera intencional y yo hago una arcada falsa para luego reír con él.