The Woods

Capítulo 26: La Playa

-¡Por favor! -. Insisto y todos niegan con la cabeza.

Estamos sentados en la mesa cenando y acabo de llegar de la playa, pero al parecer nadie me quiere acompañar para ir nuevamente.

- Está muy lejos y no podemos dejar a Charlie solo, menos por tanto tiempo -. Explica Nick mientras se pone de pie para tomar al bebé en sus brazos.

- No es tan lejos si vamos galopando -. Respondo y él no me dice nada, simplemente se sienta en a mi lado con Charlie en sus brazos.

- Yo creo que deberíamos ir -. Agrega Lucy y yo sonrío ante sus palabras.

- Basta que salgamos un poco lejos para que algo pase, es la ley de Murphy -. Responde William y Lucy rueda los ojos.

- Eso no es cierto -. Se queja la rubia. - Es hora de que salgamos -. Termina de decir y William suspira.

- Yo me puedo quedar con Charlie si quieren -. Propone William observándonos. - Sería como un paseo familiar para ustedes. Yo voy a pasar un rato con mi pequeño amigo, lo pasaremos excelente ¿No es así? -. Dice hablándole al bebé. - Dice que sí -. Termina diciendo y yo río levemente al igual que los demás.

- En ese caso... -. dice Nick mirándome y yo sonrío triunfal.

- ¡Iremos a la playa! -. Exclamo levantado los brazos como una niña pequeña, provocando las risas de los demás.

Despierto muy cansada gracias a Charlie. Creo que tiene cólicos y no nos dejó dormir en toda la larga noche. Miro a mi lado y veo al bebé dormir plácidamente y a Nicholas roncar a su lado. Después de toda la noche despierta, me encantaría dormir como estos dos, pero no importa, el sol ya salió y hoy iremos a la playa, sin importar el cansancio vamos a ir porque si no lo pospondremos infinito y nunca iremos, es cosa de conocerlos. Me levanto perezosamente de la cama y me arrodillo frente a Nick, acuno su rostro entre mis manos y lo acaricio suavemente para que despierte. Lentamente abre los ojos sonriendo y besa suavemente mis labios para luego sentarse en la cama y tallar sus ojos con sus manos, ambos estamos muy cansados.

Se pone de pie y me toma de la cintura acercándome más a él, nuestros labios están a milímetros que yo acorto rápidamente y sus apasionados besos arden en mi boca. Llevo mis manos a su cuello para intensificar el beso y él muerde mi labio inferior, haciéndome gemir suavemente. No podemos hacer nada en la habitación porque Charlie se encuentra ahí así que entre besos pusimos almohadas en las orillas de la cama para evitar que caiga y salimos por el pasillo hacia el baño. Aún es muy temprano así que los chicos duermen, lo que nos da un poco más de libertad. Camino por el pasillo con Nick detrás de mi, agarrado a mi cintura y besando mi cuello a ratos, abro la puerta del baño y doy el agua caliente del grifo para llenar la bañera y darnos un sexy baño de espuma.

Después de mi maravillosa levantada en la mañana, nos vestimos y preparamos juntos el desayuno para toda la casa. De a poco los chicos fueron llegando a la cocina y yo fui en busca de mi pequeño hijo para que nos haga compañía. No puedo creer que ahora tengo un hijo y pueda decir "Oye, espera que tengo que ir por mi hijo" o "Mi hijo ya está durmiendo" Es extraño puesto que aún me siento muy joven como para tener hijos, y Dios, sí que es extraño.

Después de que todos hayamos comido bien, Jack fue a vestirse y luego a ayudar a Nick con los caballos mientras yo hago un picnic como almuerzo y también preparo cosas por si nos da hambre. La verdad es que disfruto mucho cocinando y me encanta hacerlo. Me habría gustado abrir mi propio restaurant cuando de graduase, trabajar ahí, tener a mis empleados y ser el chef principal de mi propia cocina. Las cosas no se dieron de esa manera, pero aquí es algo parecido, yo cocino las cosas elaboradas, les digo qué hacer a los demás y la cocina al final es como mía ya que soy casi la única que cocina por gusto. De vez en cuando a los chicos les dan ganas de cocinar por gusto, pero eso pasa una vez cada año bisiesto casi por lo que el personaje principal de la cocina siempre soy yo, constantemente.

Aprovechando que estoy haciendo el almuerzo para los que vamos a la playa, no me cuesta nada hacer el de los que se quedan aquí, así que les preparo un delicioso pastel de papa y un suspiro limeño, espero que les guste. También les dejo la primera leche de Charlie preparada y un post-it con las indicaciones de cómo preparar las siguientes y a qué hora se las tienen que dar. Espero que cuiden bien a mi hijo porque si algo le pasa juro que me derrumbo y no vuelvo a salir adelante. Primero perdí a Louis y a mis padres, pero salí adelante, luego perdí a Charles, mi mejor amigo y todavía no supero su muerte, sinceramente no podría soportar la muerte de mi hijo.

A sus pocos días de vida con nosotros, se ha transformado en el todo de Nick y de mí. Ese pequeño bebé, de tan solo 51 centímetros y 3.5 kilos, es todo para nosotros.

-Emma -. La voz de Lucy a mis espaldas me desconcentra. – Creo que no iré hoy -. Dice con cara de pocos amigos.

Rápidamente me acerco a ella y la tomo por los hombros.

- ¿Qué sucede, Lucy?

- No lo sé -. Responde desviando la mirada. – He despertado sin ánimos y... no lo sé, tan solo presiento que no será un buen día. Prefiero quedarme.

Siendo lo más comprensiva posible, asiento con la cabeza. Esta es una etapa difícil para todos y si ella dice que quiere quedarse pues, lo hará.

Nick y Jack vuelven a la casa y me informan que todo está listo para salir, pero yo me estoy arrepintiendo, no quiero dejar a mi bebé solo, no lo quiero bajar de mis brazos. Charlie duerme plácidamente en mis brazos y es hora de que se lo entregue a William, simplemente no puedo, quiero, pero no puedo. Lo abrazo una vez más y beso su casi calva cabecita para entregárselo a William, quién lo recibe sonriendo ampliamente. Una vez más acaricio su suave piel de bebé mientras duerme y beso su pequeña mejilla, sin hacerlo despertar. Doy un paso hacia atrás y Nick se acerca a besar su cabeza con amor. Nos despedimos de William y Lucy y después de repetirles como cien veces más los horarios de Charlie, prácticamente nos obligaron a irnos, pero no sin antes dejarlos bajo la amenaza de que si algo le pasa a mi hijo, ninguno de los dos vivirá para contarlo. Por último les digo que les dejé comida para todo el día en el refrigerador y les recordé que hay que volver a recargar con petróleo el generador de energía. Ya lo sabían, pero no sobra nunca recordarles.




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