The Woods

Capítulo 31: Preparación

Rápidamente se acerca la fecha del largo viaje a Nuevo México, el cual hemos aplazado hasta que comience el verano, dando tiempo para que Charlie crezca aún más y se fortalezca y de esta manera, no tendremos que preocuparnos del clima helado.

El mapa que se nos fue entregado dice que caminemos quince kilómetros diarios a caballo, no más, no menos, lo que nos hará llegar a Nuevo México en 218 días desde que emprendamos el viaje, algo así como siete meses y dos semanas caminando hasta allá. Dios, nunca me había puesto a pensar en eso, es mucho tiempo en que estaremos caminando en la intemperie, sin las comodidades de la casa, sin camas, sin abrigo, con poca protección, sin electricidad, sin agua ni comida disponible siempre, aunque aún tenemos cinco meses por delante. Cinco meses para prepararnos bien, tanto física como psicológicamente.

- Hoy es 14 de marzo -. Dice William tomando asiento al lado de Lucy. – A partir de mañana, son cinco meses hasta que emprendamos el viaje al nuevo refugio. Tenemos que empezar a prepararnos arduamente, desde antes que salga el sol en las mañanas y hasta que nuestro cuerpo aguante. Yo los ayudaré a prepararse físicamente de la manera correcta para poder caminar quince kilómetros diarios. Para cuando el día llegue, esa distancia tan solo será un paseo comparado con lo que su cuerpo será capaz de resistir -. Dice tornándose serio.

Creo rotundamente en cada palabra que dice ya que, pese a todo lo que ha pasado estos últimos años, él nunca ha dejado de entrenar, manteniendo su perfecto estado físico y su fornido cuerpo.

- ¿Quién quiere comer una última barra de chocolate antes de que William nos mate con sus batidos asquerosos en la mañana? -. Pregunta Nick, haciendo que todos alcemos nuestras manos y el rubio se cruce de brazos.

- Mis batidos de proteína son deliciosos. No pueden hablar si no los han probado –. Se queja, fingiendo estar ofendido.

- Lo siento. Es que se ve tan apetitoso ese batido de espinaca con leche y huevo –. Habla Jack con ironía y finge una arcada, haciendo que todos riamos.

- Pero ahora hablando en serio –. Digo dejando de reír. - Sí tenemos que prepararnos física y psicológicamente para ese viaje.

- Yo tenía pensado que, aparte de la preparación física de Will, todos tomemos vitaminas, minerales y nutrientes para fortalecernos antes del viaje –. Agrega Nick. – De hecho, ya traje todo lo necesario para eso, pensando desde el integrante más pequeño de la casa -. Dice refiriéndose a Charlie. – Hasta el más viejo del lugar –. Termina de decir y lleva la mano a su pecho, indicándose a él mismo.

- Mi viejo hermoso, solo mío -. Le susurro y él sonríe para luego besar mi cabeza.

- Creo que sería bueno que vayamos a descansar entonces –. Habla William y todos nos dirigimos hacia nuestras habitaciones.

- ¿Dónde está Charles? -. Le pregunto a Nick mientras me recuesto en la cama.

- Durmiendo en su habitación -. Dice recostándose sobre mí y yo rodeo su cuerpo con mis brazos, acariciando su espalda. - ¿Sabes cuánto te amo, Emma? -. Pregunta a centímetros de mis labios.

- Te amo muchísimo -. Mascullo acortando la distancia entre nuestros labios, uniéndolos en un suave beso.

Mis manos acarician su espalda mientras que él tiene una mano apoyada en la cama y con la otra acaricia mi rostro suavemente.

- No podría ser la persona que soy ahora si no fuera por ti –. Dice y yo muerdo su labio inferior.

- Yo no podría vivir sin ti –. Le respondo y él separa su rostro unos centímetros para mirarme con una expresión extraña en su rostro. - ¿Qué sucede? -. Pregunto.

Llevo mi mano a su mejilla para acariciarla, pero él desvía la mirada y se levanta, quedando sentado en la cama, aún en silencio.

– Nicholas, dime qué sucede –. Insisto levantándome y él me observa en silencio unos segundos.

-Tuve un sueño especial –. Suelta por fin y yo frunzo el ceño. - Megan me tomaba la mano y me llevaba a un baño con el piso cubierto de sangre, donde yacías tú, inconsciente pero viva –. Dice y siento una presión en el pecho, lo que me hace respirar apresurada y agitadamente. - Me acerqué a ti y te revisé, pero no vi ninguna herida. Era una hemorragia gigante y yo no fui capaz de descubrir de dónde provenía -. Continúa y me abraza con toda su fuerza, pero yo me encuentro inmovilizada. – No morías, pero algo más va a suceder, algo muy malo que aún no logro descubrir.

Me separa de él para mirarme a los ojos, pero yo tengo la mirada puesta en mis manos sudadas, completamente frustrada. Él me toma del mentón y me obliga mirarlo. Sus hermosos ojos color chocolate calan hasta mis huesos y me hacen romper en llanto.

- Estoy asustada, Nick –. Confieso con el rostro en su cuello.

- No hay necesidad de estarlo –. Dice y me vuelve a separar para que lo mire a los ojos. – Nunca, y quiero que sepas que NUNCA dejaré que algo te suceda, siempre te protegeré -. Me dice y vuelvo a apegar mi cuerpo al suyo en un abrazo. – Porque te amo, te amo más que a mi propia vida –. Dice con un hilo de voz en mi oído.

Desperté con los truenos rugir con fuerza. Miro el reloj de la mesita de noche y veo la hora: 2:00a.m. Una fuerte tormenta azota las afueras de la casa y parece intensificarse cada vez más. Por la ventana veo como un rayo cae sobre la montaña e inmediatamente otro estridente trueno hace que la casa retumbe, pero eso no parece importar a nadie a excepción de mí, ya que todos continúan durmiendo sin inmutarse.

Los brazos de Nick rodean mi cuerpo, dándome calor humano y una sensación de protección que amo. Es increíble como inmediatamente me siento segura estando con él, como si fuera a prueba de fuego cuando junto a él. Volteo y rodeo su cuerpo dormido con mis brazos para sentirlo aún más cerca. Nunca le he tenido miedo a las tormentas, pero estos sueños especiales me tienen en un estado tan nervioso que necesito estar junto a Nick en este momento. Otro rayo cae en la montaña y un fuerte y largo trueno hace que me estremezca. El llanto de un bebé hace que me separe de Nick y me ponga de pie en busca de mi hijo. Camino por el umbral de la puerta y llego a la habitación de Charlie, encontrándolo llorando desconsoladamente.




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