Parte 1
La noche era igualmente para todos.
Él no se sintió incomodo o triste, no realmente. Era consciente de lo que sucedería si dejaba que sus “razones” salgan a la luz.
Si dejaba salir esos sentimientos que formaban un alboroto en su interior, probablemente hubiera sido un problema. Y esa era la razón por la cual él se mostraba tan “tranquilo”.
—Eso es todo, ¿cierto?
Lerika estaba de espaldas asegurando su bolsillo trasero que desde hace unos minutos no dejaba de vibrar. Le daba una sensación muy extraña, como si hubiera algún animal dentro.
Era la reacción de la sangre al estar a una distancia “cercana” de su propietario.
Lerika solo reajusto su bolsillo para evitar algún percance.
—Si. Una vez que llegues, busca a Nerida. Ella sabrá qué hacer con la sangre.
—Bien. Supongo que no hay nada más que hacer. —Dijo Lerika reafirmando la decisión. —Sin embargo, creo que necesitaras esto.
Lerika estira su mano. Estaba agarrando la empuñadura de una pequeña daga, era un arma que había llevado consigo aparte de su espada. Había usado una anteriormente cuando luchaba contra Jordanus junto a Elma, pero al parecer aún tenía una guardada. Tenía el presentimiento de que ya no lo necesitaría, ya que, una vez que se encontrara con Elma, fácilmente podría usar un arma hecha de su poder. Muy aparte que ella estaba preocupada por ese chico.
—¿Eh? ¿Por qué me das algo como esto?
—¿Cómo que porque? Necesitaras algo para defenderte si las cosas no resultan bien. Sea lo que sea que hagas, te será difícil movilizarte sin un recurso tan necesario como un arma.
—Esto es un poco extraño teniendo en cuenta que fuiste tú quien dijo que no tengo talento.
—Una daga no es lo mismo que una espada, cualquier persona puede llegar a darle un buen uso. Incluso un niño podría fácilmente defenderse con uno de estos.
—Eso depende si te refieres a un niño humano o un niño elfo…
Susurro para sí mismo.
—¿Dijiste algo?
—No realmente… Espera, ¿cuántas de estas tienes?
—Esta es la última. Date prisa y tómalo.
—¿Ah? No, no, no, no, no. ¡Definitivamente no puedo tomarla! No puedo dejar que Lerika se vaya con las manos vacías. ¡Por supuesto que no puedo hacerlo! ¿Qué se supone que harás si hay una emboscada?
El resaltó esas palabras mientras hacia una X con sus brazos, lo que hizo que Lerika se enojara.
Aunque existía una posibilidad de que eso pase, no se sabía realmente si ella podría ser derrotada fácilmente. No había forma de que él no se preocupara. Especialmente si criaturas tan salvajes como esos Goblins son los enemigos, tal vez no tenían ningún uso de razón ni tampoco portaban armas, pero la violencia primitiva no dejaba de ser preocupante.
—No pensaras que, sin un arma no soy capaz de defenderme, ¿o sí?
—B-Bueno, Lerika tiene una fuerza descomunal, pero la espada que tenías se quedó en la casa destruida y obviamente las dagas que traías contigo no son ilimitadas
—Solo me limitare a buscar a esa chica, no tengo intenciones de buscar peleas innecesarias. Ella podría ser muy útil si usa sus poderes, así que no habrá ningún problema, mi prioridad sigue siendo volver pro Sofía.
—¡¿Entonces yo no importo en lo absoluto?!
—Eres muy ruidoso.
—¡Eso no importa ahora! De todas maneras, no puedo dejar que te vayas con las manos vacías. Ciertamente puedes defenderte sin problemas, pero es normal que me preocupe ¿sabes?
Su rostro se enrojeció un poco cuando escuchó eso.
—¿Q-Que estas diciendo en un momento como este? Déjate de tonterías. ¡Solo tómala para poder irme de aquí! ¡N-No creas que eso me pone feliz ni nada de eso! ¿Entendiste? ¡Definitivamente eso no me pone feliz!
Lerika cerraba los ojos mientras la erupción rojiza se veía por todo su rostro. Agitando su mano que sostenía la daga. Daba la impresión que estaba luchando con alguien invisible moviéndola de esa manera.
—¡¡E-Espera!! ¡¡Eso es muy peligroso!! ¡¡Esto en verdad es muy peligroso!! ¡¡Si sigues haciendo esos movimientos habrá daños colaterales que nos obligaran a cambiar de protagonista!!
Renato se cayó de trasero, acurrucado en el suelo y respirando agitadamente.
Al darse cuenta del ruido sordo, Lerika abrió los ojos como si hubiera despertado de ese “hechizo” que le había puesto, parpadeo un par de veces y luego vio al chico que estaba en el suelo.
—Ah... L-Lo siento, ¿estás bien?
Tal vez había sido un poco exagerado que el reaccionara de esa forma, pero si esperaba un poco más, posiblemente le hubiera dejado una “marca” en su pecho. Lo cual no era exactamente lo que él quería, e increíblemente, su capucha no se había “caído”.