"Valla, ¿superar a mi madre? No lo creo... Pero es un buen reto"
Había despertado con sus energías renovadas pues en sus sueños se había visto con madre aprendiendo más sobre magia, así que se levantó y corrió hasta al baño importándole un bledo cualquier cosa que las asistentas que su madre le había impuesto estuvieran haciendo y diciendo sobre su persona. Pasaron los treinta minutos establecidos y salió en dirección del Jardín Real donde tomaría su desayuno junto con sus padres y hermano, el cual había salido segundos después de él e intentó fallidamente detenerlo porque quería irse con él como todas las mañanas, pero lo ignoró, supuso que se lo tenía bien merecido por lo de ayer, dio un suspiro para apresurar sus pasos, no quería que sus padres se enojaran si llegaba más tarde de lo normal.
Cuando hizo acto de presencia en el Jardín, su hermano ya estaba ahí, sentado y jugando con un tenedor, picando la servilleta blanca que anteriormente había estado observando antes de la venida de su hermano, ya que la comida solo se serviría hasta que todos estuvieran en sus respectivos lugares, cosa que les indicó el mismísimo Odín mucho tiempo atrás, los dioses mayores observaban a sus pequeños con cierta preocupación ya que nunca venía uno después del otro y si eso pasaba seguramente habían tenido una pelea muy fuerte, lo que tampoco significaba nada bueno, el desayuno continuó en un silencio que rayaba en lo incomodo hasta que el menor de los hijos del rey se decidió a hablar.
—Madre, hoy comenzaremos con las clases de magia, ¿Verdad? —espetó sin levantar la mirada de su plato medio lleno
—Así es...—respondió la mujer un tanto cohibida por el comportamiento inusual de su pequeño
—Bien—se encogió de hombros el menor, comiendo lentamente
Bien, que Loki le hablara así a su padre era hasta cierto punto normal, y eso en ocasiones “especiales”, pero que tuviera la misma actitud con su madre, era simplemente era increíble, los otros dos, prefirieron no decir nada, aunque tampoco podían pues tenían un bocado en la boca, se limitaron a abrir los ojos con sorpresa, por más enojado o molesto o resentido que Loki estuviera con Thor u Odin, siempre había una sonrisa, por pequeña que fuera, para su apreciada progenitora y palabras dulces, así pues, los mayores supusieron que realmente debió haber ocurrido algo grande.
El desayuno terminó con ese mismo incómodo silencio, el de ojos verdes se levantó de su silla y se encaminó hasta el sendero bordeado de flores que los dirigiría al castillo, allí esperó a su madre viendo a otra parte, nunca a ninguno de los monarcas o hermano; su madre lo vio hacer aquello bastante triste, jamás le gustó esa actitud arisca de Loki y por eso... por eso le ocultaban cosas, para que no decayera su ánimo como ahora, miró severamente a su hijo, algo que no solía hacer a menos de que en verdad estuviera muy enojada, el rubio solo pudo encogerse de hombros, luego de eso, la fémina caminó en la misma dirección que Loki, se siguió de largo mirándolo por el rabillo del ojo, sin mediar palabra alguna, el menor pensó que ahora si se había pasado de la raya, dio un suspiro, no podían culparlo.
Loki tampoco la miró después de eso y simplemente la siguió, pronto detrás de ellos, se encontraron padre e hijo, caminando en un silencio tranquilo, fingiendo en parte, que no ocurría nada, cuando entraron al castillo, se detuvieron un momento, esperando al par que iba detrás de ellos, la diosa se despidió de su esposo con un beso en los labios, luego se agachó lo suficiente para darle un beso en la mejilla a su niño, tras unos segundos, el pelinegro finalmente alzó la mirada, despidiéndose de ambos con una sonrisa falsa y un asentimiento de cabeza, Odín le palmeó el hombro como gesto reconfortante y Thor solo asintió, cada par se fue por un lado distinto del castillo.
La rubia extendió su mano y él la tomó, para así llevarlo en dirección de la biblioteca, ningún lugar era mejor que ese para aprender a aprender todo lo que Frigga quisiera enseñarle antes de poner en practica la magia, el pelinegro observaba hacia donde se dirigían con cautela, no quería que nadie lo viera porque seguramente lo molestarían como siempre hacían por usar la magia, "trucos" que no eran válidos para un guerrero (los niños asgardianos podían ser bastante crueles, los adultos aun peor), eso le hacía enfurecer, le molestaba el hecho de que creyeran que por tratarse de un hechicero debía ser alguien inferior, por no tener la fuerza que en Asgard, era primordial.
Negó con la cabeza para olvidarse de esos pensamientos, debía concentrarse en aprender porque si aprendía bien, lograría demostrarles a todos que no era inferior a nadie, que no era débil por su complexión, quería enseñarles que Loki Odinson era tan fuerte como su hermano e incluso, podría llegar a ser el rey. Con eso en mente al pasar por las puertas de la biblioteca se sintió poderoso, dichoso de encontrarse ahí junto a su madre, soltó su mano mientras se posicionaba frente a ella con una pequeña sonrisa altiva, cosa que alivió un poco a su madre.
—Estoy listo Madre—afirmó asintiendo con la cabeza, muy convencido
—Eso veo hijo, antes de empezar, ¿hasta dónde has llegado con tu magia? —preguntó, se sentía orgullosa de verlo tan confiado de sí mismo
—Puedo materializar la magia en mi mano, puedo manipularla y puedo usarla como defensa—aseguró él, rememorando cada cosa que aprendió por su cuenta
—Aún hay cosas por enseñarte, pero estoy seguro que en menos tiempo del que pienso, serás un gran hechicero, capaz de superarme—afirmó con una dulce sonrisa
—Eso sería algo imposible Madre, nadie puede superarte sé que incluso eres mejor que Odín—comentó más animado el joven
—Mi pequeño, eres tan adorable...—dijeron a sus espaldas, haciendo que se sorprendiera y volteara para mirar atrás, miró a ambas por un largo rato, confundido y maravillado