“Aun lo recuerdo... Tal vez debería por el hecho de la muerte de mis padres, pero, después de todo... Debería agradecerle a él por ese favor..."
—Bien, todo comienza...—inició mirando al ventanal, todo fluiría con naturalidad si no tenía que mirar al dios, quien no pareció importarle
~Flash Back~
Otra noche más se hacía presente en ese lugar que debía llamar hogar, esta vez su padre no había vuelto a casa y su madre estaba muy ocupada en sus cosas, así que podía darse el lujo de descansar tranquila la noche de hoy y de leer algunos libros antes de dormir que había robado de una biblioteca cercana, no entendía por qué todo el mundo la trataba así, de manera cruel e indiferente, pero prefirió no pensar más en ello y fue a cerciorarse de que la puerta estuviera cerrada con seguro, no quería que su padre borracho entrara a su cuarto para hacerle dioses saben que cosa, un escalofrío le recorrió la espina dorsal ante el pensamiento, haciéndola temblar por unos segundos con los ojos bien abiertos imaginando un sinfín de escenarios que sin lugar a dudas no quería se hicieran realidad, así que negando varias veces con la cabeza, volvió sobre sus pasos hasta el intento de cama que tenía y se puso a leer ese libro sobre magia, no sin antes crear en sus manos una llama verdosa que dejó suspendida en el aire sobre su cabeza para poder ver mejor, ya que la luz de la Luna que entraba por la ventana frente a su "cama" no era suficiente.
Después de un par de horas, la luz de la flama verdosa sobre ella se había apagado gracias a que su propietaria había caído en un profundo sueño después de intentar algunos hechizos que venían en el libro, que no había logrado concretar, su cabeza caía hacia abajo sin ningún sostén por la gravedad provocando cierto dolor a su cuello, pero que no era lo suficientemente incómodo como para no seguir durmiendo, su cabello atado en una coleta se esparcía por su hombro en su totalidad.
Fuera de su ventana pudo observarse una sombra de ojos rojos observándola, que desapareció en una bruma que se adentró en la habitación por un hueco en la ventana rota para dirigirse hacia la menor adentrándose por su nariz cuando dio un inhaló, su rostro se contorsionó en una mueca de disgusto y luego en una de dolor, abrió sus ojos precipitadamente, respirando agitada, de pronto la puerta principal fue azotada con fuerza, sabía de quien se trataba por lo que soltó un suspiro de resignación, sin embargo y sin saber bien por qué, decidió bajar con sigilo cuando escuchó todo en silencio, la puerta hizo un chirrido y se maldijo por eso, observó por el barandal apenas tratando de no ser obvia, su madre estaba en la sala, pero ni un rastro del único hombre, caminó lentamente hacia atrás pero chocó contra algo duro, giró su rostro lentamente pero antes de ver de qué (o quién, si tenía muy mala suerte) se trataba sintió una presión ejercida sobre nuca que la hizo caer de rodillas, aparentemente ese golpe era para dejarla inconsciente, pero solo logró despabilarla, mordió su labio para no emitir un gruñido, la tomaron del cabello con fuerza, podía escuchar palabras de odio contra su persona, no entendía que de malo era saber hacer magia, aunque todo se distorsionaba.
Cuando se dio cuenta estaba acostada sobre un árbol respirando con un poco de dificultad, al parecer su progenitor intentó vanamente estrangularla, recordaba algunas cosas que le habían dicho cuando tenía cuatro años...
"Eres un estorbo, mocosa"
"Tú no puedes ser mi hija..."
"Supongo que el golpe que se dio tu madre mientras estaba embarazada causó lo que eres ahora... nunca debiste haber nacido..."
"¿Te curas sola? Supongo que no habrá ningún problema si dejo un moretón o dos"
Esas palabras resonaban con fuerza en su cabeza, que dolía como si la hubiesen golpeado contra algo duro, lo cual concluyó era verdad, pues al llevar una mano a su cabeza pudo sentir la sangre seca, parecía llevar bastante tiempo en ese desolado lugar pues comenzaba a clarear, no sentía frío a pesar de su ropa era delgada y estaba rasgada, su mirada estaba perdida en un punto incierto del cielo tratando de dejar su mente en blanco, pero no le fue posible porque unos pasos la alertaron de no encontrarse sola, miró a un lado, de donde provenía el sonido, observando a una imponente figura cubierta con una capucha que apenas dejaba ver sus ojos, rojos como la sangre, se sintió aterrada pero no lo demostró, o al menos, intentó no demostrarlo, ese individuo le causaba bastante temor.
—¿Qué haces aquí, pequeña? —lo escuchó decir con voz gruesa e imponente
—No tengo porque responder eso—soltó intentando sonar fría e indiferente
—Tienes agallas, pequeña... pero no te servirán de nada...—rió estrepitosamente con malicia
—Aléjese...—se levantó como pudo, pero un mareo la hizo caer de nuevo, su cabeza daba vueltas
—No intentes nada ahora, podrías lastimarte—habló con fingido interés hacia su persona
—No sé quién seas, ni que cosa quieras conmigo, pero sé que no es nada bueno—gruñó al sentir su cabeza dolerle más que antes
—Solo quiero protegerte, creo que podrías serme útil... creo que no serías una carga, como lo piensan tus padres—observó cada facción de la menor y sonrió con suficiencia al saber que su plan estaba funcionando