Si bien la vida algunas veces suele colocarnos en situaciones difíciles, o en algunos casos en los lugares correctos.
He tomado un taxi dos horas antes para llegar a mi trabajo de medio tiempo, cuento las monedas que sobrarán una vez que pague al hombre que conduce, y las coloco en el bolsillo interior asegurando el cierre. Miro mis zapatillas asegurando que estén limpias, el bolso que Andrew consiguió para mí de una amiga que pensaba tirarlo a la basura está igual de perfecto que el brazalete que Michael pidió prestado a su madre. Es el primer trabajo que puedo conseguir, en el que estaré más tiempo, así que todos pensaron que debería verme bien para poder permanecer mucho tiempo. Abro la ventana intentado conseguir un poco de aire limpio que no sea el aroma a tabaco que parece estar penetrado en el auto, el hombre me observa con seriedad por el retrovisor, como si tuviese que pedirle permiso para ello. - ¡Maldito tráfico! - golpea el volante y niega con la cabeza, parece furioso. Un poco más delante sujetando la barandilla del puente la figura de un hombre permanece con la mirada fija hacia el agua que hay debajo, su cabello es oscuro y se mueve por el soplar del viento en pequeños mechones que vuelven a acomodarse en su sitio, no puedo evitar observar cómo sus manos se vuelven puños para después estirar sus largos y delgados dedos, apoya ambas manos en la barandilla una vez más, después las lleva a su rostro con frustración, niega con la cabeza, parece que respira profundo. Mis manos se aferran al marco de la ventana del auto cuando lo veo caer de rodillas, el conductor maldice nuevamente ante la exasperación de que ningún auto avanza.
Se ha quedado un momento de rodillas, algo parece oprimir mi pecho al verlo, asomo la cara por la ventana y nadie parece venir con él. El conductor sale del auto esperando averiguar la razón por la que el tráfico continúa de esta manera, cierra la puerta con rudeza haciendo que dé un pequeño salto por el repentino portazo que ha dado.
-¡Acaso estás loca!- meto la cabeza rápidamente, un hombre en motocicleta ha pasado de pronto, por poco y me golpea, parece que ha gritado que estoy completamente loca, sin embargo no me ha importado eso, de inmediato llevo la mirada de nuevo al hombre, viéndolo de esa manera podría jurar que está considerando saltar, se ha levantado, desde este punto su mirada parece perdida, me pregunto qué es lo que está pensando.
-Un idiota ha dejado su auto a medio camino y se ha ido. Ya ha llegado la grúa- efectivamente, los autos al frente comienzan a avanzar entre abucheos y pitidos. El hombre mira a la izquierda un segundo, para devolver la mirada al frente. Nuestro auto avanza también, lentamente, en mi pecho crece la sensación de que si lo dejo algo muy malo va a suceder, veo el reloj en mi mano, aún queda una hora para llegar a tiempo, y desde este punto son diez minutos más en auto, quizás treinta caminando ya que no puedo gastar las monedas que quedan o no podré comer nada el resto del día. - ¡Vamos! ¡Tengo que ganar mi sustento! - grita tan fuerte que me duelen los oídos. -Eso es, ya estamos avanzando más rápido- miro hacia atrás, dejando cada vez un poco más lejos a aquella mirada melancólica.
-Solo espero llegar a tiempo. ¡Aquí tiene el dinero, le agradezco! - abro la puerta sin dudar y bajo del auto, camino lentamente hacia él, y cuando veo que se inclina cada vez más hacia el exterior me apresuro, sus manos tiemblan... entonces sujeto su brazo, gira la cabeza a donde me encuentro, su cabello se mueve rápido ante tal movimiento, me observa con el ceño fruncido. -¡Oh cielos! Lo siento mucho, creí que era mi amigo Carl, es que es tan parecido, lamento haberlo molestado- mira con seriedad mi mano en su brazo, ahora veo que le sujeto con fuerza. -¡Perdóneme! ¿Lo he lastimado? - retrocede un paso y vuelve a colocar sus manos en la barandilla. -Vaya... se respira un grandioso aire desde este punto ¿No lo cree? – su mirada de desconcierto no desaparece. -Siento si lo he asustado, no pretendía hacerlo, solo quería tomar aire y este es el mejor lugar para hacerlo, Nate suele hacerlo conmigo, pero no ha llegado- sonrío un poco, intentando que deje de observarme como si estuviese frente a una mujer realmente loca. Parece que duda en responder a lo que digo, ciertamente no espero que hable, solo espero que no salte. Da un pequeño golpe con la punta de sus dedos a la barandilla.
-Entonces, señorita misteriosa, ¿Es este su lugar para respirar aire fresco? – parece no creerme, después de todo el aire desde este punto es muy frío, por lo que el hecho de respirar lastima hasta los pulmones., se acerca el inverno y no dudaría que comenzase a nevar en una semana. Froto ambas manos intentando conseguir un poco de calor, pero ni siquiera eso logra calmar el frío.
-Por supuesto, pero he de imaginar que debe ser más hermoso por la noche ¿No lo cree? – ahora parece observarme divertido, entrecierra los ojos y frunce el ceño como si deseara comprender algo, o quizás solo quiere identificar si no he escapado de un hospital psiquiátrico. Miro al frente, el sol apenas ha comenzado a salir, la hermosa mezcla de colores que invade el cielo es ciertamente sublime, pero mi mente no puede dejar de pensar en lo hermoso que debe ser mirar las estrellas desde aquí.
- ¿Por la noche? ¿Es que acaso no ve lo hermoso que luce esta mañana el cielo? No entiendo cómo puede comparar un cielo perfectamente iluminado por los tiernos rayos del sol de las mañanas, a un cielo oscuro y sin vida, que simplemente trae soledad, te aleja de todo lo bello que tus ojos puedan observar y obliga a tu alma a caer- parece haber notado que ha hablado más de lo que debería en cuanto al tema. Entonces ve al frente de nuevo.
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Editado: 25.08.2021