DOS AÑOS DESPUÉS
Desde aquel día no he podido olvidar lo que sucedió, aquella noche llevé conmigo a aquel puente una rosa cuyo color era como el amanecer, prendí una veladora y la coloqué a mi lado, miré al cielo, lo hice por la noche, para evitar que se sienta solo, como lo dijo aquella mañana. Lo mismo hice un año después, expliqué por qué son tan hermosas las estrellas, y me disculpé por no poder recordar cómo era su rostro.
En dos meses se cumplirán dos años y justo como he prometido, ahí estaré.
Ayudo Jamie a acomodar las tazas, tiene los ojos rojos y cansados, como si no hubiese dormido por la noche. Durante todo este tiempo la he conocido mejor, es la persona cuyo corazón no parece poseer ningún resentimiento, es agradable pasar tiempo con ella, ya que parece apaciguar las batallas que se forman en el interior de cada uno de nosotros, sin embargo, para aquellos que son más rebeldes el pasar tiempo con ella parece aburrirles.
-Parece que al vicepresidente se lo ha tragado la tierra, de nada ha servido que lleguemos mucho antes de la hora de entrada si no viene, tendremos que considerarlo, después de todo no nos pagan horas extras- comento a Jamie quien solo se limita a asentir con una sonrisita, temerosa de comentar algo a favor de alguna de nosotras que termine por hacernos creer que tiene alguna amiga favorita.
- ¡Por supuesto que no! puede llegar en cualquier momento, debemos estar siempre preparados, incluso si le toma volver cinco años. Ellos no han llegado, Peter debe averiguar que nada tenga polvo, y Henry asegurar que los panques y pasteles llegarán a tiempo. ¡Son un par de inútiles! –.
-Señorita Michaels, espero que no utilice esas palabras frente a los clientes- una voz masculina parece acabar con el brillo en los ojos de la chica que le mira con vergüenza. -Veo que han llegado más temprano de lo que deberían, eso me parece demasiado, pero me agrada, de esta manera se asegurarán que todo esté en perfectas condiciones antes de que los clientes hayan llegado- el color en la piel casi transparente de Nina comienza a recuperarse. El hombre tras él porta un traje casi tan elegante como el suyo, sostiene una libreta en la que parece anotar algo importante.
-Vicepresidente, yo...-.
-Buen día. Es bueno verlo de nuevo- le saluda Jamie amablemente, parece que a él no le importa en lo absoluto el cómo se encuentran sus trabajadores, mantiene una mirada de superioridad típica del hijo malcriado de una gran familia.
-No recuerdo su rostro- añade con la mirada fija en mí. Nina se adelanta y se coloca frente a él.
-Disculpe, ahora le presento a...-.
-No recuerdo haberle pedido que nos presentara señorita Michaels, supongo que ella misma puede hablar a la perfección, a menos claro que la haya contratado para que lo hiciera, si ese es el caso adelante- Nina inclina la cabeza y retrocede. Maldición, cómo puede ser tan cruel, ella solo deseaba que la cafetería estuviese perfecta para cuando el viniese, supuse erróneamente que se trataba de una gran persona, un caballero, pero, no es más que un imbécil.
-Mi nombre es Sophie Bamford- se acerca a donde me encuentro.
-Tengo entendido que lleva dos años trabajado aquí- asiento. Tiene una mirada tan vacía que es extraño mirarlo a los ojos por más de un segundo. -Espero que continúe trabajado como hasta ahora, he recibido los informes mensuales sobre su desempeño. Todo este tiempo han sido observados por personas que trabajan para mí, debo decir señorita Michaels que parece que su comportamiento tan extremadamente perfeccionista asusta a los clientes, tenga cuidado si le gusta trabajar aquí. Los demás, sigan como hasta ahora- su voz es irritante, especialmente cuando le habla tan despiadadamente a la chica que se ha esforzado por tanto tiempo para mantener en perfectas condiciones su cafetería. -Bien. El día de hoy estaré aquí para verificar que su trabajo sea impecable y que el trato con los clientes sea el adecuado-.
- ¿Todo el día? Por lo general solo hace una revisión general-.
-No lo sé señorita Michaels, dígame usted, quizás la ascendieron a presidente y no me lo hicieron saber, después de todo parece ser quien conoce lo que debo hacer ¿No es así? - un “no” habría sido suficiente, puedo ver que sus nervios están al límite y que su voz se ha vuelto débil. -Espero que estén conscientes de que no me gustan las preguntas acerca de mi trabajo, o más concretamente, odio que cuestionen lo que haré, soy el vicepresidente y soy quien decide lo que debo y no debo hacer-.
-Todo claro, no debe preocuparse- por supuesto que ha quedado claro que le gusta hacer sentir miserable a los demás, a pesar de que ella ha intentado mantener todo perfecto para cuando el llegase, todo se ha venido en su contra, no lo creo justo. Tomo a Nina del brazo y la llevo a la sala de descanso. -Bebe esto- le entrego una taza de agua. -No debes preocuparte por sus palabras, debe ser uno de esos tipos que viven amargados todo el tiempo y no saben cómo ser amables con los demás- asiente con la cabeza sin decir una palabra. -Ahora ve y demuestra de lo que eres capaz de hacer para mantener a flote su cafetería- ahora parece más decidida, toma su delantal y sale de inmediato- Jamie sonríe.
-Gracias Sophie, creí que saldría corriendo y nunca volvería-.
-No es nada, he conocido a tantas personas como él, terriblemente crueles, e incluso más a lo largo de toda mi vida, especialmente en los trabajos de medio tiempo que hago como mesera en fiestas de personas de mucho dinero- parece asombrada, puesto que no suelo hablarle a nadie sobre mi vida.
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Editado: 25.08.2021