Thunder

10. Antichistrus

Hola, he vuelto aquí tienen un súper capitulo. 
Voten y comenten, muchas gracias.

 


Los constantes latidos de mi corazón que hace unos minutos martilleaban atascándose en mi garganta por estar en una situación complicada han bajado su ritmo porque ahora apenas es perceptible.

En este instante solo soy un cuerpo lleno de espasmos a cada segundo de manera involuntaria posada sobre el frío y duro suelo de este solitario lugar.

No quise que esto acabara así.

Te lo juro mamá todo ha sido por ti y por Juliette, pero mi tiempo parece terminarse...

Parece decirme de la manera más increíble que en toda la vida no he sido más que un estorbo.

Una mujer condenada a la perdición, a destruir familias y entre ellas, llevarme a la mía.

Lo siento por todo el daño que causé, lo siento por todas y absolutamente todas las cosas que hice mal. Yo nunca quise llamar a la muerte ni invocarla para que cometiera estos actos tan atroces, desesperanzadores y sobre todo horribles.

Cuando la voz de quien se encuentra tan cerca de mí vocifera un poco más fuerte un par de palabras una y otra vez puedo conectar mis pupilas con algo más que sentir que estoy siendo arrebatada de la vida en segundos.

El rostro de Jerah a quien le pertenece esa ronca voz me demuestra que él está impaciente, pero no lo suficientemente preocupado por mi estado.

Más bien tiene facciones de que se encuentra incómodo en la situación tan ajetreada en la que me encuentro.

Y no es para menos.

Él está tocando mi mano derecha sosteniéndola con suavidad, parece estar revisándome el pulso una y otra vez, siendo que aun así el toque mágico que había sentido cuando lo conocí parece aletear de nuevo dentro de mí con fuerza, a no ser que se refiera a un órgano dejando de funcionar.

Me quiero reír por última vez

¡Oh Dios! Última vez.

Tendría más sentido lo segundo porque los golpes que Billy me dio en el estómago fueron tan fuertes que creo que supo dar con unos cuantos órganos para que se dispararan dentro de mi sistema.

No sé cómo es que Jerah está aquí conmigo, pues hablamos de que está prácticamente a un costado mío revisándome cuando ya había recolectado su alma hace días.

Él estaba muerto y se mantenía en la primera línea como un alma en pena y no es exactamente que pueda cruzarse al otro lado cuando se le pegue la gana. 

Ni siquiera reconozco si él es real o si tan solo es producto de mi lucidez tras tremenda golpiza que he recibido, pero ruego porque sea la primera a cualquier precio.

Su rostro desencajado aparece una vez más a solo centímetros del mío analizándome, más bien asegurándose de que estoy hecha un asco puesto que me encuentro inmóvil alrededor de charcos de mi propia sangre.

—A-ayúdame—le suplico con un tono de voz apenas perceptible porque incluso la garganta me arde, pero parece haberlo escuchado porque él da un ligero respingo al ver mis labios formular una palabra un tanto tartamudeante al aire. 

—Vaya mierda—escupe con una sonrisa que plantea esconder y después decide no hacerlo—. Creí que ya estabas muerta—me dice con seguridad mientras se encoge de hombros como si no le tomara por sorpresa.

—Jer...—trató de llamarlo una vez más, pero mis cuerdas vocales necesitan succionar aire, necesito dejar de jadear por el dolor que permanece en todo mi cuerpo y no puedo concentrarme en realizar dos cosas al mismo tiempo, me es imposible. 

Shh, shhh ¿vale? —dice callándome Jerah sin despegar su mirada verdosa de la mía mientras su otra mano se acerca para acomodar mi cabello.

Su tacto tan suave se arrastra entre algunos mechones que caen entre mi rostro y los remueve para que pueda ver un poco más.

Su mano experta comienza a recorrer la parte trasera de mi cabeza y con ello parece dar en el punto donde me ha golpeado Billy, así que apenas lo palpa chillo de dolor sintiendo de pronto las gotas de sangre que chorrean desde mi cráneo hasta los dedos de Jerah quien al ver la herida aprieta con fuerza su mandíbula.

 

—Ay...a-yuda—le pido entre sollozos queriendo que el hombre de cabello oscuro se apiade por mí, en cualquier rastro de compasión que pueda tener.

 

Lo necesito.

—Vaya mierda de karma ¿No chica titanio? —se burla elevando sus labios en un mohín mientras observa la sangre que hay entre sus dedos, mi sangre—. Ahora quién está en una situación complicada eres tú—dice posando su vista en el cuerpo yaciente y probablemente en segundos inerte—. La loca de mierda, espera ¿Cuál era tu nombre? —medita un poco mientras vuelvo a gemir por el dolor—. ¡Eliette! —chaquea sin verdadera emoción—. No sé qué pensar sobre el hecho de que me hayas llamado de esa manera tan...siniestra, mira que escribir mi nombre con sangre, nadie lo había hecho antes—dice manteniendo una sonrisa idiota en su rostro y agradezco por lo menos que sus palabras me mantengan cuerda a pesar de ser un tanto estúpidas.

Cuando lo observo una vez más quizá con mayor atención visualizo que la ropa que lleva es la misma que aquella noche y también que están presentes las marcas que surcaban su piel debido al impacto de aquel rayo.

Su rostro es increíblemente atractivo, solo son unas cuantas líneas en tonos rosas y violáceos que atraviesan desde la parte superior de su frente en el lado derecho hasta su mejilla atravesando su ojo, parece como si tuviera un tatuaje en forma de las ramas de un árbol, pero sus brazos son los que cubren una mayor extensión de aquel poderoso rayo que parece extenderse por toda la extremidad.

Tras un análisis a él también es entonces caigo en cuenta de que lo llamé, de verdad lo hice y quiero sonreír, quiero gritar por haber logrado salvar mi pellejo.

No es posible recordar los nombres de quienes ya se han ido a menos que la conexión haya sido tan impactante y fuerte que se pueda mantener en tu mente.




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