Lily estaba dando lo mejor de sí para que su rostro no delatara la extrañeza de ver ahí a la chica que había conocido esa mañana. Estaba de pie frente a ella, con una sonrisa de extraña satisfacción.
—¿Camila, verdad?
—Es un nombre fácil de recordar, ¿no es así?—respondió sonriente.—Toma, faltan los teclados de la última fila—dijo mientras le entregaba una toalla y la espuma limpiadora.
Lily recibió los utensilios casi de forma inconsciente, pero luego cayó en cuenta de que otra vez intentaba darle órdenes de manera pasivo-agresiva.
—¿Qué le pasa?—se cuestionó internamente.
Sin embargo, al girarse hacia su izquierda y toparse con la mirada de Ethan sus pensamientos se disiparon. Levantó la mano tímidamente para saludar, mientras que él dio un par de pasos para acercarse a hacer lo mismo.
—Oye—la voz de Roy interrumpió las intenciones de ambos—Disculpa por no atender tu llamada el fin de semana, estaba algo ocupado.—dijo en tono divertido mientras caminaba hasta quedar frente a Lily, quién solo arqueó la ceja ante su comentario. Ethan escuchaba curioso desde atrás.
—¿Y ahora de qué estás hablando?—preguntó ella.
—¿No es este tu número?—dijo mientras le mostraba la pantalla de su celular. Lily entrecerró los ojos cual intentando enfocar mejor lo que creía que estaba viendo.
—¿Por qué…?—se cuestionó después de confirmar lo que había preguntado Roy.—¿Por qué tiene una llamada mía?
—¿Qué? ¿Querías decirme algo?—cuestionó con una media sonrisa.
Entonces la chica hizo memoria. Esa llamada de broma del fin de semana con Alessya.
—Yo…—intentó responder Lily. ¿Qué se supone que iba a decir? ¿Que había marcado el número porque pensó que era el de Ethan y quedar como su acosadora?
—Oye, no te preocupes, cuando quieras puedes llamarme. También puedes volver a visitarme en mi casa sin ningún problema —se burló.
Lily tomó aire para -aparentemente- hablar en su defensa, pero pronto volvió a cerrar la boca.
—Soy tonta.—no se le ocurría nada.
Fuera como fuera, las cosas se malinterpretarían. Roy le había hecho una buena broma -otra vez-, tanto a ella como a Ethan, que también parecía esperar su respuesta a juzgar por su mirada.
—Voy a limpiar—dijo resignada mientras se alejaba hasta el fondo del salón.—Estúpido.—cada día odiaba más a ese tonto.
Roy soltó una pequeña risita. Se giró sin dejar de sonreír para ver a su hermanastro, que tan sólo con verlo sabía que lo estaba reprendiendo.
Camila, que también había prestado atención a la conversación, caminó rápidamente tras los pasos de Lily. Al principio, fingió interés en ayudarla a limpiar los teclados faltantes, pero luego decidió iniciar la conversación que la motivó a seguirla.
—Así que… ¿ya te llevas mejor con Roy?
Lily se detuvo por un momento de su labor ante la interrogante, pero continuó sin responder a la pregunta de la chica.
—Es extraño, lo golpeaste la semana pasada y ahora ya intercambiaron números. ¿Se volvieron cercanos?—preguntó con una sonrisa.
—No—respondió tajante Lily—Es un malentendido, sólo eso.
—Ya veo…—dijo Camila, un tanto molesta por la corta respuesta.—Y… ¿es verdad que fuiste a su casa?
—Un malentendido, sólo eso—concluyó Lily sin siquiera voltear a verla.
En las afueras del salón, ambos chicos se dirigieron a limpiar las ventanas. Se habían mantenido en silencio por unos minutos, pero fue Ethan quien finalmente decidió decirle algo a su hermanastro.
—¿Por qué te empecinaste en molestarla?
—¿Me empeci-qué?—el vocabulario de Roy no era tan amplio.
—Parece que disfrutas molestarla—parafraseó Ethan.
—¿Qué hice ahora? Sólo le pregunté por qué me había llama-
—No hablo sólo de eso, lo sabes—le interrumpió mientras pasaba el limpiavidrios por una de las ventanas.
—¿Por qué? ¿Te molesta? ¿Es tu amiga?—preguntó Roy, girándose hacia él.
Ethan no sabía si podía darse el título de amigo de Lily tan pronto en voz alta, pero sí sabía que de alguna forma era culpa de él que su hermanastro se comportara de esa forma con ella.
—Yo pregunté primero—dijo serio.—¿Por qué la molestas?
—No lo sé, es divertido.—respondió sin más—Ustedes son divertidos.
—A mí no me hace gracia—dijo en un tono tan serio que no era propio de él—Vas a dejarla en paz, ya fue suficiente.
Roy resopló a modo de burla para luego girarse hacia él.
—¿Por qué siempre te sientes con derecho de darme órdenes?
—No sería necesario si aprendieras a comportarte—le respondió Ethan.
—Lo que yo haga no es tu problema—su tono de burla había cambiado completamente a uno de genuina molestia.
—Sí lo es, y lo sabes bien, es una responsabilidad que me dieron nuestros padres.
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Editado: 18.10.2024