—¿Cuál es tu apellido, Hauska? Siento curiosidad —quiso saber Sofí.
—No tenemos apellidos, solo nombre. Nuestra identidad se encuentra alojada en los anillos de vida —respondió Hauska.
—Hauska es un nombre muy original —comentó entonces Sofí.
—Es una palabra de un antiguo idioma de la Tierra, el finés. A mi madre le gustaba cómo sonaba y decidió ponerme ese nombre. Significa alegre, divertido —repuso el muchacho.
—Tienes suerte. Es evidente que tus padres te quieren. A mí los míos me despreciaban —añadió Sofí con semblante serio.
Hauska se la quedó mirando sin saber qué decir. Como en un impulso irrefrenable, se acercó lentamente a los labios de Sofí y le dio un tenue beso. El rostro de Sofí pareció iluminarse como hacía tiempo no experimentaba. Entonces apoyó su cabeza sobre el hombro de Hauska y ambos quedaron en esa posición largo tiempo, esperando que la magia no desapareciera nunca.