CAPITULO 3

¿Qué es el hombre dentro de la naturaleza? Nada con respecto al infinito. Todo con respecto a la nada. Un intermedio entre la nada y el todo.
                                     Blaise Pascal , (1670)

Al respirar sentí que mis pulmones se llenaron de oxígeno como si hubiera estado asfixiandome, solo por hacerlo sentí una mezcla de dolor y alivio que recorrió mi cuerpo ya estremecido, cuando abri los ojos me tope con una luz blanca así que los mantuve cerrados unos segundos más,  cuando logré incorporarme observé la habitación dónde me encontraba  no era ni pequeña ni grande estaba totalmente vacía a excepción de la especie de cama que parecía mas un rectángulo metálico aunque mullido al tacto, me sentía algo mareada así que respire ondo y trate de recordar cómo había llegado a este lugar pero no vino nada a mi mente, solo fracmentos de un desierto pero eso hizo que mi cabeza doliera trate de recordar mi nombre y me asusté porque no recordé nada sentí que el aire me faltaba de nuevo entonces ví al otro lado de la habitación una puerta entre abierta  era  el baño así que  me puse en pie lentamente y fui hasta el lavabo  moje mi cara con el agua fría varias veces y me ví al pequeño espejo que estaba colocado, mi cara parecía color blanco grisáceo como engrudo y  traía lo que parecía una bata de hospital ví mis ojos de un tono miel apagado parecían más grandes que mi cara mi cabello con risos desechos se veía castaño pero color tierra volví a mojarme la cara y como un susurro vino a mi mente que me llamaba Frejya me quedé ahí parada tratando de recordar algo más pero era como si hubiera un muro que no me permitía hacerlo, desesperada fui hacia la puerta metalica, no tenía ventanas ni orificios ni siquiera tenía un picaporte,  mi mente  no podía explicar que era lo que sucedía así que empecé a aporrear la puerta  y a gritar que me sacarán, hice eso durante lo que creo que fueron horas hasta que mi energía quedó agotada al otro lado no se escuchaba ni un susuro mis manos estaban tan adoloridas que no podía moverlas ,  decidí buscar algún orificio o grieta en la habitación pero no encontré nada entre en crisis de nuevo y comence a aporrear la puerta con más fuerza hasta que ya no me quedo ni una pizca de energía y me quedé dormida sobre la puerta.

Al despertar me di cuenta que estaba sobre la cama y en el piso había una bandeja con un plato de lo que perecia una especie de avena grisácea y un vaso con agua eso significaba que alguien estuvo dentro y no sentí nada,  el ver esa comida me dió tanta irá que la tire tome la bandeja y empecé a golpear la la puerta con ella aunque era inútil seguí haciendo lo mismo solo gritaba

– malditos abran la puerta no pueden tenerme encerrada

despues de un buen rato la bandeja se dobló y mis fuerzas con ella, mi estómago dolía de hambre  pero no iba a comer lo que sea que mi secuestrador me hubiera dado tenía que ser fuerte, mi visión empezó a ser borrosa trate de resistirme pero otra vez fui arrastrada al sueño, despertar con una bandeja se volvió parte de una rutina que duró  4 semanas según mis cálculos claro que al final termine comiendo lo que fuera que ponían en mi bandeja, me sentía al borde  de la locura y aún en ese tiempo no pude recordar más que mi nombre  todo era tan frustrante que sentía que mi  cordura pendía de un hilo y la idea que talvez debia acabar con mi vida se empezó a colar en mi mente.

Me acomode en una esquina pensando en cómo había acabado así, de repente escuché un sonido y  la puerta empezó a abrirse hacía la izquierda inmediatamente me pare y fui al extremo más alejado, entro una mujer aparentemente en sus 30 de piel muy blanca y cabello platinado  al verla a los ojos sentí miedo, eran de un tono violeta y tenían un patron extraño,  vestía con una chaqueta y pantalón blanco con franjas  en sus hombros en color azul con un símbolo,  al verme esbozó una pequeña sonrisa y me dijo:

– Hola Frejya