Zeta Vitaker, un antiguo señor del terror que habita dentro del cuerpo de Zork Marguss.
Salio a deambular por los elegantes pasillos de oro y mármol negro del mítico muelle Flamas.
El sitio donde se encontraba el maletín con la mitad del pago, junto con los detalles de la mision que se iba a llevar a cabo.
Zeta es la contra parte malvada de Zork. Si, así como lo oyeron.
El cazador, un temible guerrero con un ser mas horripilante y mas poderoso, viviendo en lo mas recóndito de su ser.
El solo lo dejaba salir de vez en cuando; el motivo es bastante simple, su cuerpo no es lo suficiente mente fuerte como para retener a tal bestia y mucho menos con la marca de reencarnación en su pecho.
Tenia que liberarlo aunque sea por unas horas o sufriría una transformación y si eso lograse a pasar, el Destructor... se liberaría de aquel sello que le costo la vida a millones de mortales e inmortales.
El cuerpo de Zork no solo gozaba
de un poder infinito, sino... tenia la maldición de ser la prisión de dos monstruos a los cuales temía y odiaba, era su mayor castigo llevarlos a donde el fuera; vivir con sus recuerdos, sus emociones, su locura, su insaciable sed de sangre.
Con la mente enfocada en el poste de luz que parpadea como si estuviese en mal estado, Zeta parecía estar completamente fascinado como si fuese un niño inocente al cual todo le divierte.
Se agarro del poste y giro a su alrededor sin perder aquella sonrisa desquiciada, como consecuencia de aquel acto, el poste dejo de funcionar al igual que las demás, dejando la avenida en total oscuridad.
Su risa aumento y los faros explotaron, algo dentro de el se rompio, una extraña energía roja comenzó a emanar de sus ojos y parte de su rostro empezó a desquebrajarse como si se tratara de un cristal.
Su energía, aparte de ser maligna y dañina para todo lo que le rodea, desprendía susurros demoníacos capaces de enloquecer a cualquier ser vivo.
De repente, el oro se convirtió en una especie de bronce tan oxidada y putrefacta, los edificios se veían cada vez mas viejos, hasta el cielo que hace unos minutos estaba azulado, con miles de estrellas decorando su anochecer, se volvió gris, como si reflejara la amargura del horroroso universo del que viene este ser.
Una película de terror empezaba a dar su primer avance con el despertar de esta bestia, su risa era el cántico del horror personificado. Toda realidad comenzaba a distorsionarse, las risas trajeron susurros, los susurros trajeron lamentos, los lamentos se convirtieron en gritos que aumentaban el gozo de este ser, que se paseaba como un niño en pleno jardín de primavera, mientras los que vivían en esa ciudad, estaban siendo atormentados por su infierno carmesi.
Su lenguaje es la violencia, su razonamiento el causar dolor, su felicidad solo se conseguía con caos, sus orgasmos con destrucción, el es la encarnación de la bestia, un señor del terror que vivía en la amnesia.
Ah! Mierda... mi cabeza... mi puta cabeza... estuvo apunto de estallar. Pero ya, ya se ido.
Me pongo de pie a duras penas, mientras noto que mus alrededores esta hecho mierda, como si un huracán hubiera arrasado con media ciudad.
El muelle Flamas, a lo lejos se muy demacrado y viejo.
<<¿Que rayos hiciste esta vez Zeta>>
Pienso, tratando de recordar algo de aquella pesadilla carmesí.
Al dar un solo paso todo ese metal bronceado se quiebra al rededor de mi pie.
<<Mejor ve volando>>
Dijo la primera voz en mi mente y no dude en avanzar con mis habilidades de vuelo.
Al estar cerca del puente, intente dar el silbido de invocación pero unas manos cubrieron mi boca y me obligaron a meterme dentro la oscuridad del puente.
—Shhhh, cierra el pico o el podría escucharte.— Susurro la voz de esa exuberante ser espectral.
No dude en comunicarme con ella mediante telepatía, aunque no era buena idea por como estaba la situación. Rachel esta abrazandome con tanta fuerza que casi no podía respirar, debido a eso, sus enormes pechos estaban muy pegados a mi brazo, sintiendo la firmeza de ellos gran satisfacción.
Es una puta maldición, el ver el cuerpo femenino como un frenesí hecho arte.
—Tienes lindos ojos.—
Susurro la espectro, con su mirada fija en la mía.
—Eh, gracias pero, ¿podrías explicarme por que tanta cautela? — Hable mediante telepatía mientras intentaba mantener mi respiración controlada, puesto que mi acompañante ya tenia mi mano involuntariamente pegada bajo su ombligo.
—El oscuro, ¿¡acaso no sentiste su aterradora presencia y lo que le hizo a este lugar!?— Pregunto un poco alterada, solo pude responder negando con la cabeza hasta que me vino a la mente la liberación temporal de Zeta, joder que estúpido.
—Ah, ¡eso!— Dije bastante despreocupado —No te preocupes cariño, el "oscuro" no volverá aquí en un largo rato.— Voltee un poco para tomar una bocanada de aire. —Podrias ser menos brusca, porfa.— Susurre mientras observaba como sus cejas se arqueaban, luego cambiaron a unas de asombro y sus un ligero tono rojizo se noto en sus mejillas.
<<Ya se dio cuenta, joder>>
Pensé, observando como ella bajaba la mirada y me aparto de ella con un puñetazo en la cara.
Salí debajo del puente dando tumbos por que joder, si que me dio uno muy bueno.
Editado: 15.12.2021