—Es hora de jugar.— Avance a paso firme, sin pausa pero sin prisa. La situación me provocaba una ligera comezón en la columna vertebral, como en todas batallas en el que tengo que hacer uso del veinte por ciento de mi poder demoníaco, ¡ah! Joder amo esto.
—Toca la puerta Kratos.— Ordene y el espartano salio disparado hacia la gran puerta de hierro; su puño quedo cubierto por una intensa capa de fuego que aumento su tamaño y cuando se estrello con la estructura, esta exploto a un nivel extremo. Parecía como si una serpiente de fuego se hubiese arrastrado hacia el interior.
—¡Ey escandalosos!...— Exclamó el invoquer —Por que no se meten con alguien de su tamaño.— Reto el muchacho.
Tuve que cerrar bien la boca para no reír puesto que pondría en riesgo mi propio plan.
—Vaya, así que tu eres el jefe.— Señale, esperando estar equivocado.
—No precisamente, pero si de algo estoy seguro, es de que pagaran con su vida por la intromisión a la sagrada Mohevius.— Amenazo el muchacho. Su capa volaba alborotada por el viento, el cielo cada vez se oscurecía mas y mediante un ligero brillo en su mano, se manifestó una lanza mágica.
De seguro sus habilidades rodeaban entre los niveles 15 y 18 superior a un mago del infierno. La tormenta era obra suya, bastante predecible hasta ahora.
—Si pues veras, mis amigos y yo queríamos quedarnos con sus tesoros y jugar a la familia en sus tierras, nada personal ¿me entiendes?— Camine despreocupado entre la tierra chamuscada por el puño de fuego al lado de Kratos, que permanecía concentrado en los movimientos del enemigo.
—Insolentes.— Maldijo el invoquer —Les voy a enseñar que el poder del invoquer supremo es ¡legendario!— Descendió con fuerza y la tierra se empezó a agrietar.
<<¿¡Que!? ¿Acaso dijo legendario? ¿Por que hay tantos payasos en este mundo?>>
Se quejo una de las voces de mi mente mientras algo salia desde las profundidades de la tierra.
<<No lo se, pero concéntrate o aras que nos maten>>
Lo regaño la segunda voz. Fingimos sorpresa al ver a esa cosa enorme frente a nosotros.
La neblina y las altas temperaturas lo hacia lucir imponente.
—¡Puta madre!...— Se quejaron mediante el transmisor —¡Tienen un Black dragón!—
—¿¡Que!?— Contesto Kratos, llevando su mano hacia el transmisor en su oreja —Equipo uno repita lo ultimo, equipo uno ¿me escuchan?— Solo se escucho interferencias.
—¿Creyeron que seria tan fácil?— Se burlo invoquer, caminando bajo los pies de su creación.
—¡Jefe, es una emboscada...! ¡Varios Fenix y...!— Se corto la transmisión, dejando la voz de Celendis perdida entre la estática.
—Ineptos, la gran Mohevius nunca sera rival para basuras como ustedes.— Siguió burlándose el "gran invoquer".
<<Trampa lista, es hora de la fiesta>>
—Exacto, Mohevius nunca sera rival para nosotros.— Repeti sus palabras con otro sentido y mi ojo derecho soltó el particular brillo carmesí que liberaba mi poder demoníaco —¡Infernales a mi!— Mi voz reverbero por todo el reino —¡Es hora de mostrarles el filo de nuestra navaja!— Di la orden que garantizaría nuestros tres segundos de gloria.
—¡Viper, hoy te tocara el plato fuerte!— Escuche un emotivo aullido a lo lejos —¡No nos decepciones muchacho!—
—¡Claro que no señor!— El oeste se lleno de fuegos artificiales y luces verdes que atrajeron la atención del invoquer.
—Encargate del muñeco.— Ordene a Kratos mientras me daba media vuelta.
—¿No participaras?— Pregunto ingenuo.
—Quisiera, pero alguien tiene que encargarse del pez gordo y a ti... por ahora te necesito con vida.— Dije con una sonrisa pintada en mis labios, el correspondió cuando pose una mano en su hombro.
—Buena caza, jefe.— Alentó el gran espartano mientras comenzaba mi marcha hacia el camino infestado de la horda mas grande de hidraliskos.
Editado: 15.12.2021