La segunda semana de la llegado de Dorian y ella a la capital notaron algo extraño, algo ocurrió en esa planta que el aurum que emanó de ese sitio no era nórdico, sino austral.
Para un Dador el contactó con la fuente, es como sumergirse en un gran océano con diferentes corrientes alrededor, que pueden arrástrate y ahogarte; el objetivo era lograr fluir en paz con estas corrientes, una tarea para nada sencilla porque no fluyes con tu cuerpo sino con tu mente y una mente perturbada, se transforma en caos dentro el mismo caos de las corrientes. Cuando una Dador fluía con las corrientes a su vez esta persona interpretaba el papel de una válvula reguladora, puesto que cedería aurum a la persona con quien comparte el nexus; la trasferencia deja minúsculas partículas en el ambiente, muy pequeñas para verlas, pero un Dador podría sentirlas y aquella noche haces tres meses, Vanya las sintió.
Con los días pasando y Dorian teniendo el acceso a los tres anillos internos, descubrieron que había ocasiones en las que entraba un grupo de tres o cuatro, pero dos de esas personas ya no salían, el mismo patrón se repetía una vez a la semana o si Nash estaba de humor dos. La Torre estaba sobre un hexágono magno y ella sabía que una parte del flujo del aurum que captaban del hexágono llegaba hasta la última planta y se retenía en algún lugar. Con esto la conclusión lógica era que esas personas que no volvían a salir eran australes, como ella.
Con paso lento siguió a Marik, guardando en su mente la distribución del área. El número de personas con acceso a la última planta de la Torre se las contaba con los dedos de la mano. De este puñado de personas había una en especial que necesitaba encontrar, Kolton.
En esa planta existía una gestión administrativa; iba de algo tan simple como registros de la población (ocupación, estadía o transferencia entre demarcaciones de los habitantes) a algo aún más complejo: como tácticas de guerras, régimen organizacional del poder militar e inclusive grabaciones de las cumbres que los líderes celebraban cada año. Como era de suponerse los secretos más complejos tenían su seguridad avanzada o inclusive información que solo los lideres tenían acceso. Vanya no buscaba ningún secreto de estado, estaba allí por una tarea simple, solo que, si lograr poner un pie dentro de la Torre era difícil, llegar a la última planta, resultaba imposible.
Encontró a Kolton y Vanya analizó cada aspecto de su apariencia y orden en su escritorio, pues ahí era donde debía llegar en el lapsus de tiempo que le pidió a Marik. Con su llegada instantáneamente las pocas personas fueron evacuando el área, lo que no sorprendió a Vanya. Otro de los patrones que se repetía era que cuando subían australes a la última planta, los trabajadores bajaban.
Marik la llevó hasta una puerta con código de acceso que los llevó a una reducida habitación sin ventanas y solo con luz artificial, a uno de los costados había una especia de cabina de cristal y un panel de control frente a ella. En el silla frente al panel esperaba Nash.
-Prepárala – ordenó a Marik, sin regresar su mirada a ellos.
Él tironeó del brazo de Vanya con enfado por lo desubicado que se sentía después de haber tenido la conversación en el elevador. Una muy pequeña venganza, pero a Marik le bastaba por ahora. Él la llevó hasta la cabina de cristal y la encerró ahí. Desde adentro todo tenía una perspectiva diferente, las paredes de los costados y el piso eran negros como con un estilo metálico, en la parte superior se divisaba ductos sellados de diferentes tamaños y por el suelo ligeras manchas oscuras.
"Probablemente sangre", pensó ella y alejó la mirada.
Nash se levantó de la silla, presionando algunos botones en el panel, Vanya podía escuchar lo que él decía desde afuera.
-Es curioso cómo puedes aprender de alguien si sabes que botones presionar – su máscara de indiferencia se encontraba una vez más allí sin ninguna fisura –. Este en especial es mi favorito – indicó un botón rojo, ubicado en la pared cercana a la cabina de cristal.
Había empezado una lenta caminata de un lado a otro, mirando al piso mientras hablaba.
-Cuando lo presione, flujo de aurum ingresará; si no empiezas a sintetizarlo morirás...
-Me estoy cansando de tus amenazas de muerte – Vanya rodó los ojos, pero él la ignoró.
-… pero no gano nada contigo muerta ¿cierto? – se paró y la miró finalmente – Neil, te preocupas por él ¿verdad? – Vanya jadeó con incredulidad, entendiendo hacia donde se dirigía su diatriba – En este momento está volando fuera de la ciudad; un viaje algo largo, por cierto. Pero sabes un simple fallo en la aeronave y puede ocasionar un gran accidente.
Vanya apretó la mandíbula con fuerza, la sola presencia de Nash le hervía la sangre, pero ahora ponía en juego la vida de quien llamó hijo por tres años.
-Solo demuestra lo retorcido que eres, pero me halaga que tengas que necesitar un plan para enfrentarme.
-No te equivoques. Eres como una espina bajo mi uña, no necesito ir al hospital por eso, pero me molestas, al igual que tu compañero.
No era secreto que los australes iban en parejas con quien estaban vinculados.
-Con qué se trata de eso – Vanya asintió –. Puedo enumerarte un millón de razones de como tus suposiciones no tienen fundamento, pero me encanta ver que quedes como un idiota.