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La herencia de Ariel
Al día siguiente ya en el jardín del castillo, Galeón pidió a Jageth que le acompañase fuera de la ciudad, el joven regresó corriendo al castillo y sacó una mochila de cuero con provisiones para el recorrido. Los licántropos tenían la costumbre de llevar una mochila equipada para cualquier contingencia siempre que salían de la ciudad.
Caminaron un largo rato en el cual no mencionaron palabra alguna, ya era medio día y Galeón decidió tomar un pequeño descanso, Jageth se sentó cerca de su maestro y abriendo su mochila sacó unas piezas de pan y queso que se repartió entre los dos, después sacó dos pequeñas cantimploras de cuero, una con agua y la otra con leche, abrió la que contenía leche y bebieron de ella. Después del aperitivo se pusieron de nuevo en marcha. Aun así, después del descanso no pronunciaron palabra alguna.
Jageth pensaba en que “¿Cuál sería el entrenamiento de ese día?” Se perdía en sus pensamientos e ignoraba el paisaje que le rodeaba, solo veía la espalda de su maestro y le seguía las pisadas. De pronto Galeón se detuvo drásticamente, Jageth al percatarse de eso levanto la mirada para admirar al lugar donde había llegado, al verlo se sorprendió mucho. Tenía ya 16 años y no había visto, hasta ese momento, aquel lugar. Era algo genial para sus ojos jóvenes, un bosque enorme se levantaba ante él, pero sin arboles, o mejor dicho los había pero no de la naturaleza de los que vemos todo el tiempo, ciertamente no tenían copas y no eran de madera ni tenían hojas, eran troncos de piedra que llegaban muy alto como si rascaran el cielo, habían miles hasta donde se podía alcanzar la vista, algunas de esas rocas caprichosas habían tomado formas particulares, como de animales e incluso si se tenía la suficiente imaginación, de personas. Pero si dejas que tu imaginación te guie te dejaría pensando si esas formas en realidad alguna vez fueron lo que representaban, tal vez fueron criaturas que por algún motivo quedaron petrificadas, si alguno se adentraba en aquel bosque de piedras seguro se perdería si no conociera el lugar, a la distancia se podía decir que también era un laberinto. Jageth estaba impresionado y se dejó llevar por su ímpetu, creyó escuchar gritos de guerra y el estruendo de armas gigantes chocando entre sí dando a entender que se libraba una batalla épica y fantástica donde los héroes míticos daban rienda suelta a su poder y magnificencia.
______ Se siente mágico ______ decía Galeón ______ ¿Cierto?
______ Si señor ______ respondió Jageth aun despertando del sueño que tenía mientras estaba despierto ______ son…
______ Excelentes para emboscadas ______ le interrumpió Galeón.
“no las había descrito de ese modo” ______ pensó Jageth y agregó dándole le razón ______ sí señor, son perfectas.
______ Cruzando este gran bosque ______ decía Galeón con mirada seria ______ se puede ver la antigua ciudad de los vampiros, la temible Scránican.
______ ¿Por qué los licántropos construiríamos nuestra ciudad tan cerca a ellos? ______ dijo intrigado Jageth.
______ Son cosas, mi querido aprendiz, que iras descubriendo cuando alcances madurez ______ trató de evadir la pregunta luego se frotó el mentón como reconsiderando ______ Pero pensándolo mejor, si no es ahora ¿cuándo seria que empezarías a aprender? Pues te daré unas pistas y veré que tan preparado estas para recibir ciertos conocimientos. Si los Licántropos decidieron asentarse cerca del enemigo no es porque tienen miedo, si no lo que hacen es…
______ ¡Los están vigilando!
______ ¡Así es muchacho! Eres más hábil de lo que creí. Entonces comencemos con el entrenamiento.
______ ¡Si maestro! ______ dijo Jageth más motivado ______ ¿En qué consistirá el entrenamiento de hoy?
______ Buena pregunta ______ dijo Galeón más suelto y dinámico ______ hoy veremos qué tan bueno eres escalando.
Ciertamente Jageth no había escalado antes ese tipo de estructuras, al máximo nivel que llego escalar se limitaba a árboles frutales, pero no era necesario tener más experiencia para realizar aquel reto, o eso creía el joven.
______ Será sencillo y divertido ______ respondió Jageth presumiendo de sus habilidades.
______ ¿Divertido? ¿Acaso crees que esto se compara con recoger manzanas de un árbol? ______ dijo Galeón ______ aun no termine de explicarte. Si escalarás, pero antes te tengo una sorpresa que borrará esa arrogancia de tu cara carente de barba.
Al escuchar “sorpresa” se entusiasmó, pero al escuchar la otra parte, eso le preocupó, fuera lo que fuese la sorpresa, sospechaba que no iba a ser agradable para él.
Galeón bajó el bolso que traía colgado al hombro y sacó unas cuatro fajas pequeñas para que se las pusiera en cada tobillo y muñeca.
“¿Eso es todo?” ______ pensó Jageth desilusionado y aliviado a la vez.
Galeón se las lanzó a Jageth, las cuales cayeron cerca de él, al tocar el suelo provocó mucho ruido y levantó mucho polvo, cuando pasó la polvareda se vio como esas fajitas hicieron un agujero en el suelo, al querer levantarlas se dio cuenta que dentro de esas fajas habían unas barras delgadas de algún metal y pesaban más de lo normal para su tamaño, el aprendiz luego de la sorpresa, se puso las fajas donde Galeón le había dicho.
______ Ahora escala ______ le gritó con una leve sonrisa en el rostro.
______ ¡Si maestro! ______ respondió entusiasmado por el reto, sabía que así sería un poco más difícil escalar, pero no se daría por vencido, hasta creyó que podría ser divertido.
Al recibir la orden, el joven se dirigió hacia el tronco de piedra que tenía delante, la roca era muy alta parecía una torre, se movía con dificultad por el efecto de llevar consigo esas molestas fajas, sus piernas y sus brazos se hacían pesados, sin duda iba a ser más complicado de lo que imaginaba. Comenzó a escalar, no pasaron muchos minutos y no habiendo escalado mucho se soltó cayendo al suelo de espalda, trató de levantarse, pero se sorprendió al darse cuenta que las fajas se habían hecho un poco más pesadas que antes.
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Editado: 13.11.2022