Triste caracola de primavera.
Botón de invierno en tus conchas espirales,
arrastra sábila en tus pies.
Besos de aloe vera, amargos
como el acíbar de la soledad,
a cada instante pierdo la fe.
Vuelan cenizas cegadas,
a los turbios suelos del olvido;
sin embargo, te recordaré.
Cabra del monte, salvaje
como agua estancada del pozo
abre los ojos pero no me ves.
Escupe la ladera del monte,
hojarasca de incontables días,
tu falda arrugada, el destino
y el mal repite otra vez.
Acequia de tu boca al ombligo:
masaje de caracol, caracoles de abril.
Enjaulada en tu vientre, pimpollo en capullo.
Brota la gema como yema de los huevecillos tuyos.
Retoño del amanecer,
hinchado capullo; trina y abre,
conviértete en flor de abril:
no corte sus alas, sus raíces, ni su abrigo.