Soñando al alba.
Te sueño como musgo a través de las rocas,
como que la luna despertara la noche
y la noche dormida en aquellos labios ceñidos en tu boca.
Donde tu aliento despierta mi alma,
como tormenta salvaje al desierto,
y clama la noche intensa,
como lluvia anclada a la tierra.
Miro tus hombros callado,
inmenso como enramada de espina.
¿Estará clavada en mi pecho dormido
como esta noche tan eterna?
Déjame tocar tus labios como viento a la pradera,
entrelazados a un beso tibio,
que al despuntar la noche despierte
hasta el alma de los corderos.
He soñado caer al suelo como la lluvia más inmensa,
cada día, al albor de las palmeras
y me atrapas en tus labios vestidos del rojo más intenso.
Cada día desnuda como luz a las mañanas,
recostada al torso de mi espalda,
desnuda abraza mi boca,
el viento calla al silencio y te marcha.
Como eclipse por las noches;
me calma hasta los huesos de mi dormida boca.
Pero nunca estas en mi cama
y te pierdo como las horas en esta noche tan negra y lejana.
Cuando al amanecer de las gaviotas,
en las mañanas de invierno me acaricia
con el fuego de tus ojos la boca.
Como lujuria vanidosa de abrazos juveniles,
como pétalos de niña, mira mis dientes
y me besas con aquellas alas rotas.
Desvanece al deslumbrar las ventanas sobre el sol,
como el día a la noche
y te pierdo en este instante tan efímero,
como tiempo en una lágrima.
¿Cómo robarte un beso?
Si despierto al suplicio oriundo del silencio
y cual estela siempre desvaneces.
Amarro tus manos al dorso desnudo de la ilusión
y te queda dormida en mi pecho
y ya no me siento tan solo.